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Prueba Hyundai i30 N 2017, dale a tu cuerpo alegría…

La salvación para los jóvenes que querían un coche de ADN deportivo que poder usar como coche de diario, irte con él de tramo o entrar a circuito, se llama GTI. Esos compactos deportivos, discretitos pero con garra, eficaces en tramos de curvas pero con maletero para la compra y cinco plazas. Hoy un nuevo contendiente llega a este glorioso y casi olvidado segmento, el nuevo Hyundai i30 N 2017, el primer coche deportivo de la marca coreana en este siglo. Todo un compacto deportivo que cumple con los requisitos de aquellos modelos de los 90 que tantas alegrías dieron. Porque precisamente para eso llega el i30 N, para darnos una alegría al cuerpo.

Hablamos de un coche que llega como resultado de un buen despliegue de Hyundai en el WRC, así como su inversión en desarrollo en Nürburgring y de cara a competir en el TCR. Y es que estamos ante un coche deportivo al frente de cuyo desarrollo ha estado Albert Biermann, ex jefe de BMW. No es agresivo en estética, pues Hyundai quiere que sea un coche de uso diario y que no llame demasiado la atención, pero que al verlo se identifique rápidamente como el deportivo que es. Para ello en su frontal cuenta con una parrilla en forma de cascada, faros con fondo negro, el paragolpes más grande con el lip en rojo y entradas de aire para los frenos.

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Los espejos y el alerón trasero van en negro brillante y sus llantas son de 18″ con Michelin Super Sport para el normal y 19″ con Pirelli PZero para la versión Performance. Las pinzas de freno van en rojo y la versión más potente lleva la N pintada. Su zaga porta una doble salida de escape cromada, además del difusor con el borde rojo y la luz de freno triangular. Si te gustan los coches te pararás a mirarlo y lo más probable, es que te encante, sobre todo si es del color Performance Blue, específico para el i30 N.

Su interior es como el de un i30 normal, a excepción de que el volante está forrado en piel, con el logo del preparador en el radio central, y que tenemos esos asientos deportivos en piel y Alcántara con el logo N en la espaldera, los cuales sujetan como una abuela al despedirse y son tan cómodos como un sofá.

El Hyundai i30 N ha rebajado su altura en 8 mm con respecto a la versión normal, pero eso es solo la punta de lanza de todas las mejoras que lleva para ofrecer mucha diversión por minuto. Para empezar, al equipar el Pack Performance se cuenta con el diferencial electrónico de deslizamiento limitado (e-LSD). Gracias a él ganamos un 5% de velocidad en curva, se reduce el patinaje y el subviraje. Al volante si es cierto que a penas hay un indicio de que las ruedas patinen o que perdamos capacidad de tracción al salir del vértice, trabaja bien y en silencio, ya solo por ello merece la pena el Pack. 

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Su dirección eléctrica es específica, con un montaje y configuración especialmente ideados para una rapidez mayor y poder saber que ocurre con los neumáticos. Es un 9% mejor en el ratio de giro y más rápida. Si a ello sumamos un tren delantero específico, tenemos en el Hyundai i30 N una capacidad de giro magnífica, muy ágil y precisa que requerirá de pocas correcciones y cuando las necesitemos, lleguen antes de que el profesor ESP nos quiera corregir.

Hay incluso en el Hyundai i30 N un Launch Control, ya sabéis, para salir mejor de los semáforos y de la nieve, pero hemos sido incapaces de activarlo. Estar está ahí. También cuenta con una función Overboost, que aumenta la presión de soplado del turbo, porque el motor es turboalimentado de 2.0 litros, ganando 25 Nm de par durante 18″ segundos. Se nota que el coche empuja un poco más cuando se activa llevando el pedal hasta el fondo, pero la dirección tiende a irse por su cuenta, así que habrá que tener el volante agarrado con la misma firmeza que un torero agarra el estoque si no queremos tener un susto.

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Sus frenos son especiales y cuentan con un conducto de aire forzado que los refrigera. Son de 330 mm delante y 300 mm detrás o de 345 y 315 si se equipa el Pack Performance. Muerden mejor que una piraña y el tacto del pedal es bueno, te permite ser dócil o bruto si crees que te vas a colar en la siguiente curva, y solo si eres muy confiado te colarás o no lo pararás a tiempo, porque realmente se detiene bien. Al fin y al cabo son  solo 1.400 kg. El chasis del Hyundai i30 N tiene que darle las gracias al i30 normal por tener ya de serie una puesta a punto magnífica. Eso se traduce en un manejo muy bueno en el paso por curva, que se debe en parte a que la división N lo ha reforzado en ciertos puntos críticos, y a los añadidos estructurales que lleva debajo del morro y la barra de torsión de su zaga, la cual se ve si abrimos el maletero de 380 litros, pero tranquilos porque no resta espacio.

La suspensión es muy cómoda en modo Normal para un coche así, y cuando se activa en modo Sport se aprecia una rigidez mayor, pero no es hasta la entrada del Modo N cuando se nota que aquí hay una suspensión casi de competición, con control electrónico y amortiguadores variables independientes. Puede ser incómoda en tramos bacheados, restando incluso precisión por los botes, pero en modo Sport es un poco más blanda de lo que cabría esperar y en rasantes fuertes tiende a flotar algo, aunque seguimos teniendo control del morro, solo es una sensación. La suspensión cuenta con una característica muy buena, propia casi de superdeportivos, y es que mitiga el balanceo y el cabeceo, así como las inercias de aceleración. Y se nota ya lo creo, porque en virajes fuertes y muy seguidos el coche parece resistirse a seguir las leyes de la física, dándonos mayor control y permitiéndonos disfrutar e ir más seguros a buen ritmo.

Asociado al cambio manual de seis velocidades, en el Hyundai i30 N tenemos lo que Hyundai llama el Rev-Matching, un doble embrague automático, que no os preocupéis si sois avezados pilotos porque es desconectable desde un botón del volante. Esta función nos permite ir siempre en el modo óptimo de revoluciones, para tener mejor empuje y hacer sufrir menos a la transmisión y el embrague. Basta con decir que funciona. Y es muy útil e interesante que cuente con un indicador luminoso de cambio de marcha, justo situado encima de la pantalla entre el velocímetro y el contrarrevoluciones. Como también funciona el sistema de sonido deportivo, que cuenta con una mariposa de ajuste variable en el silencioso derecho, y que pega unos petardeos que ahuyentarán a toda la fauna que haya en el puerto de montaña que subamos.

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Y es que el motor 2.o TGDI del Hyundai i30 N canta mejor que Los del Río. Es una nota grave que te anima a pisar el acelerador y subir y bajar de marchas, pero que en vez de «aaaaahe» hace «papapa». Tenemos 250 CV y 353 Nm de serie con los cuales hace el 0 a 100 km/h en 6,4 segundos y llega hasta los 250 km/h. Si montamos el Pack Performance, con un nuevo software tenemos 275 CV con los que hacer el 0 a 100 km/h en 6,1. Empuja muy bien casi a cualquier régimen, con una «patada» discreta a partir de 2.500 rpm pero que consigue un empuje más lineal que el de por ejemplo un 308 GTi, lo que hace que podamos dar gas sin miedo al salir de curva, cosa que con el galo no se puede hacer porque patinan las ruedas delanteras. Eso también ayuda a que en ciertas marchas y a cierta velocidad a veces no sea necesario bajar marcha para ganar velocidad, pero el tacto del cambio es tan bueno y preciso que querremos hacerlo igualmente.

Hyundai i30 N

Lo bueno del Hyundai i30 N es que cumple a la perfección las cualidades de un buen compacto deportivo, porque es cómodo para el día a día pero cuando se pone en modo ataque es rápido y divertido. Para ello los ingenieros se han partido la cabeza creando una serie de modos de conducción que le darán una personalidad distinta. Para activar cada uno tenemos dos botones en el  volante, con el de la izquierda se selecciona el Normal, ECO y Sport. Con el de la derecha, con una bandera a cuadros pintada, se elige el Modo N, el más radical de todos, y el Custom, con el que podremos personalizar cada uno de los siete parámteros que entran en juego en cada modo, siendo estos el motor, el diferencial, el Rev-Matching, el sonido, la suspensión, la dirección y el ESP. Para no liaros demasiado diremos que hay 1944 configuraciones diferentes en total, y es que en algunos ajustes hay Normal, Sport y Sport +. Lo bueno de esto es que podremos darle al coche el nivel de deportividad que queramos en cualquier área.

Hyundai i30 N

¿Y a cuánto voy a tener que hipotecar la casa para poder disfrutarlo? Tranquilo, porque Hyundai va a por todas con el i30 N y los precios tienen descuentos para dar y tomar. El precio base del 250CV es de 33.900 euros, pero con los descuentos puede quedarse en 27.400 euros. El de 275 CV parte de los 37.900 euros, que si le quitamos lo mismo que al otro son 31.400 euros. Estos 6.500 euros de descuento corresponden a 3.500 euros de promoción de lanzamiento, 1.500 de financiación y otros tantos del plan renove de la marca. Si después de todo esto te preguntas, ¿y el techo solar? Pues son 1.000 euros más, pero no hace falta para darle alegría a tu cuerpo o al de Macarena.

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