Prueba Honda e Advance, no seas uno más en ciudad
Prueba Honda e Advance, no seas uno más en ciudad
Sabíamos que los japoneses irían a su aire en esto de hacer coches eléctricos, lo que no sabíamos es que ese aire soplaría a favor y con la fuerza justa para mover la hélice del generador de disfrute y satisfacción al volante. Ya tuvimos un contacto con el primer eléctrico de Honda, pero ahora hemos vuelto a subirnos a él en su versión más potente y equipada, el Honda e Advance.
Dos potencias y acabados, misma autonomía
De base el Honda e es un coche con muy buen equipamiento, como navegador, asistente de manos libres en atasco, frenada de emergencia en ciudad, retrovisores con cámaras, asientos delanteros calefactados o faros LED.
Sin embargo con el acabado Advance, que tiene un sobre coste de 3.000 euros respecto al «e» de acceso de 34.390 euros, añade el volante calefactado, un equipo de audio mejorado, ayuda al aparcamiento, cámara de visión periférica y detector de vehículos al circular marcha atrás.
El otro factor diferenciador del Honda e Advance respecto al normal es la potencia. Pasamos de 136 a 154 CV. No he probado el de menor potencia, pero como detalle, la firma nipona homologa la misma autonomía en ambas versiones, 222 km, y el mismo consumo, 18 kWh/100 km.
Potencia al eje trasero, pero olvídate de lo que estás pensando…
Con 315 Nm de par el Honda e no es el rey eléctrico de las drag-race, ni viene para serlo. Es un coche diseñado para la ciudad, el territorio donde más sentido tienen los eléctricos a día de hoy y donde más difícil son de batir por un coche de combustión tradicional.
Aquí el eléctrico de Honda hace gala de su tamaño, agilidad y facilidad para moverse de aquí para allá con su coqueto envoltorio estilo neo-retro. El eje trasero es el que recibe la potencia, pero al contrario que en un eléctrico «típico», Honda lo ha calibrado para que su entrega sea muy lineal.
Esto es una ventaja para quien busque un feeling de coche convencional, para hacer una transición menos brusca al coche eléctrico. Quizás un toque muy sensato y que nos ayude a maximizar esa autonomía tan compacta como su tamaño.
Para ello tenemos una frenada regenerativa eficaz, con un tacto de freno muy correcto, sin sobresaltos repentinos en cuanto a potencia de parada. Junto al selector de marcha llevamos un botón para activar la conducción con un solo pedal. Esta es modulable en tres niveles de retención con las levas del volante, y el más útil en ciudad es el intermedio, que retiene bastante sin frenarnos de golpe, cosa que ocurre con el más fuerte. Al soltar el acelerador con el modo «One-Pedal» el coche se detiene por completo y no necesitamos tocar el freno cuando estamos parados. Una vez te acostumbras a este modo y aprendes a gestionar las distancias de frenado no quiere volver a usar el pedal del freno.
Es un coche muy agradable de conducir, con un tacto suave de primeras en dirección y una suspensión cómoda pero firme. El modo Sport nos pone algo de peso extra en la dirección y algo más de reactividad en el acelerador, pero no se transforma en un corredor callejero, solo responde mejor a nuestras peticiones. Aún así el empuje desde el eje trasero y su gran movilidad le hacen divertido en muchas situaciones.
¿Y si pienso en salir de la ciudad con el Honda e Advance?
Pues puedes hacerlo, está limitado a 145 km/h, y el Honda e equipa lo último en tecnología de la marca para hacer que nos preocupemos lo menos posible al volante entre el tráfico. Eso sí, con unos 180-190 km de autonomía reales, mejor que no salgas lejos.
Al menos no a un sitio donde no haya cargadores rápidos. El Honda e Advance admite cargar hasta a 100 kW en una toma de corriente continua, pero solo podremos hacerlo a 50 kW, con lo que en 30 minutos recuperamos el 80% de la batería. Si solo tenemos un enchufe convencional serán 18,8 horas y en uno de 7,4 kW 4,1 horas.
Su vida a bordo es pura tecnología
También buena calidad, con materiales agradables a la vista y al tacto, como esas molduras de imitación de madera en un salpicadero limpio y de diseño horizontal que está coronado por las grandes pantallas que van de lado a lado.
Literalmente el Honda e parece un pequeño salón minimalista, un espacio agradable y lleno de pantallas que lejos de agobiar, tienen un uso intuitivo y de rápida respuesta. Son dos unidas, a las que se suman la que muestra la instrumentación y las dos de los retrovisores por cámara.
Las que muestran el sistema de información y entretenimiento se desglosan en bloques y son personalizables. Como si fuera un smartphone, podemos deslizar un bloque a la pantalla de al lado, o abrir un panel en el que muestra todas las pestañas de las funciones que hemos ido usando para acceder de forma más rápida a alguna de ellas.
Y como toque «friki» Honda nos permite poner un salvapantallas de pecera para relajarnos, y si estamos parados, llevamos hasta un enchufe convencional y una toma de conexión a la pantalla para por ejemplo enchufar nuestra consola y jugar mientras cargamos el coche o simplemente para vacilar con los colegas.
Y esos retrovisores con cámara ¿qué tal?
Junto al Audi e-tron, es por ahora de los únicos que llevan esta tecnología, solo que aquí es de serie, tanto en el de acceso como en el Honda e Advance. Sorprendentemente uno se adapta rápido a ellos, y además son regulables, con una visión nítida y clara de los coches que vienen.
Honda e Advance, veredicto
Con ese precio, maletero (solo 181 litros), y tamaño, el e de Honda no puede ser un coche principal, menos con esa autonomía homologada de 222 km, que se convierte en 160-170 reales si hacemos un uso del coche en carreteras de todo tipo. Sin embargo, pensando en él como un segundo vehículo para los desplazamientos diarios, es el toque extra de tecnología, estilo y conducción que nos gustaría tener en nuestro garaje.
No es rápido, pero es potente para moverse bien, no es deportivo, pero su dinámica nos transmite más que muchos rivales eléctricos, y no es barato, pero será exclusivo y se verá poco. Lo que si es este Honda e es un coche muy bien acabado y pensado para quienes busquen ese punto extra de «gadgets» y personalidad bajo una movilidad sostenible, siempre y cuando tengan claro que es para la ciudad, donde sin duda no será uno más.
Fotos: Jorge Gómez
