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Prueba Ford Mustang V8 2018, la potencia americana más disfrutable

El “pony car” por excelencia se renueva, pero claro, renovar un icono sin hacerle perder su esencia no es tarea fácil, y menos cuando es algo tan arraigado a una cultura, como es la norteamericana. Y es que Ford va a vender el nuevo Mustang 2018 en 146 países, así que ya no es un coche americano llevado fuera, es un coche americano para todo el mundo, y esto hay que demostrarlo. El nuevo Ford Mustang 2018 es un lavado de cara pero tiene novedades que marcan un antes y un después en la experiencia de conducción y en la interacción con el vehículo. Ahora más que nunca se puede disfrutar de la famosa potencia americana.

No conozco ni conoceré a nadie que no le guste el Mustang a nivel estético, es un coche que se reconoce desde cualquier ángulo y que provoca un giro de cuello instantáneo, más aún si hacemos rugir su V8. Este Ford Mustang 2018 es un restyling, el chasis es el mismo, los motores también, y su esencia está intacta. Actualiza sus ópticas con LED para todas las posiciones y tanto en su delantera como en su zaga, además con nuevo diseño. Paragolpes, capó y faldones laterales son nuevos para mejorar su coeficiente aerodinámico.

Por dentro también hay una renovación, con un salpicadero nuevo, una consola central de nueva disposición, volante multifunción nuevo, y tapicerías y colores recién actualizados. El Mustang es un coche deportivo, aspiracional y muy pasional, pero en su interior todavía está por detrás en los acabados de ciertas partes, especialmente los plásticos duros. Pero el salto de calidad se nota y en conjunto la solidez y la calidad percibida son buenas, de lo mejor de la marca y seguramente comparado con otros “Muscle Car”. También se ha incorporado el  nuevo sistema de Navegación y entretenimiento SYNC 3 de la marca, para una pantalla de ocho pulgadas que es de serie sin navegador, y desde la que ver la cámara de marcha atrás, esto si de serie.

Pero el mejor valor de su interior lo aporta la nueva tecnología y conexión con el conductor, que no conectividad, que también la hay para tu Smartphone. Ford ha diseñado para el Mustang 2018 un cockpit digital basado en una pantalla LCD de 12 pulgadas con varias interfaces diferentes y personalizable, de serie. En función del modo de conducción aparece un diseño u otro, siempre enfocado a ofrecer de la forma más agradable y precisa la información para el conductor. A destacar la disposición en modo Sport+, que es como en el Ford GT con un velocímetro esférico y un cuentarrevoluciones que se desenrolla en la parte superior, encontrando el corte de inyección justo a la altura del velocímetro. También su modo Circuito, que sitúa el cuentarrevoluciones de forma horizontal para ver bien cuando cambiar, algo que si deseamos podremos pedir al coche que nos avise.

Pasemos a la piedra angular del Mustang, su V8. Casi se podría decir que antes todo giraba en torno a su motor, pero ahora todo lo acompaña de una forma que su disfrute es máximo, pudiendo extraer un alto potencial ya no solo de su corazón, sino del coche entero. Son ahora 450 CV extraídos de 5.0 litros y que se envían al eje trasero a través de un correcto y agradable cambio de seis velocidades. El cuerpo, el pie, y tus oídos te piden subirlo de vueltas, llevarlo a su corte de inyección ahora a 7.500 rpm, apurando siempre cada marcha. Pero ojo, porque el motor es tan poderoso y la relación de cambio está hecha de tal forma que en un puerto de montaña casi no necesitarás la tercera más que para calmarlo y calmarte tú para evitar coger velocidades de cárcel, porque corre y mucho.

No es el deportivo más rápido del mercado en el cero a cien, aunque venga de una cultura que valora mucho eso, pues son 4,6 segundos con el manual, 4,3 para el automático de 10 velocidades de tipo convertidor de par; pero si que asombra la facilidad para ganar velocidad, especialmente si sabemos llevarlo donde toca, más allá de las 4.000 vueltas. Y es que los 529 Nm de par se desbocan a partir de 4.600 rpm, y su potencia a 7.000 lo que nos obligará a estar atentos al cambio, pero  también a comprometernos y disfrutar más de la conducción.

Y es que mover a toda velocidad los 1.743 kg del Ford Mustang V8 es una sensación muy placentera, te sientes conectado con el coche, me vais a perdonar el cliché, sientes que cabalgáis juntos por el asfalto. La dirección acompaña muy bien aunque podría ser un poco más transmisora, pero en precisión y rapidez no se le puede reprochar nada.

Todo lo que acelera necesitar ser frenado en algún momento. Para este Ford Mustang 2018 la marca ha elegido dos configuraciones de sistema de frenos, usando unos discos de 350 mm delante en el EcoBoost con pinzas de cuatro pistones, y un equipo Brembo de seis pistones en la pinza y 380 mm de disco delantero en el V8. Son necesarios y son efectivos, con un pedal de dureza para aguerridos vaqueros, pero que detienen al muscle car a la perfección.

Prueba Ford Mustang V8 2018

Y el mejor as en la manga de Ford para el Mustang se llama MagneRide. De serie el coche trae una suspensión mejorada con respecto al anterior modelo, con un eje trasero más rígido y estable que antes gracias a una nueva junta para el eje y estabilizadoras más gruesas. Pero por 2.200 euros bien invertidos tendremos un sistema  de suspensión magnética llamado MagneRide. A través de una serie de sensores calcula y ajusta en tiempo real la electrificación de un fluido en el interior del amortiguador, lo que sumado a los imanes que lleva endurece la suspensión para un correcto movimiento de la carrocería. La experiencia con este sistema le da la razón a Ford al haberlo elegido como opción, ofreciendo un confort bastante bueno y un movimiento de la carrocería casi inexistente en los apoyos rápidos, siendo una suspensión para nada seca, con un control absoluto delos movimientos del coche, sin inercias extrañas con todo puesto.

Y si queremos quitar algo, además del modo Normal, de Lluvia y Nieve y el Sport+, el modo Circuito deja apagado el control de estabilidad para permitir deslizamientos, aunque si sabemos llevarlo alto de vueltas y le forzamos de dirección, con todo puesto también podemos poner al pony americano a bailar con total seguridad. La novedad son dos nuevos modos, siendo el primero uno para practicar Drag Race, que nos activa el Launch Control y pone un semáforo de competición en el display digital. El otro se denomina MyMode, y nos permite ajustar varios parámetros del coche, tales como dirección, suspensión, cambio si lleváramos el automático, y lo más interesante, el sistema de escape activo del coche. Con el motor V8 el Ford Mustang incorpora un sistema de apertura y cierre de unas válvulas, que se puede seleccionar con independencia del modo de conducción fijado, variando entre uno Silencioso, uno Normal, uno Sport y otro de Circuito. Te aseguramos que no querrás quitar el de Circuito más que cuando vayas en autopista a velocidad constante. Sin duda una de las grandes bazas del Mustang sigue siendo el rugido de sus ocho cilindros en V y con esta generación lo sigue siendo.

Hay más gadgets para los más petrolheads, como medidores de aceleraciones, de frenadas, o el más macarra de todos, el sistema Line-Lock con el que bloquear los frenos delanteros de forma automática para quemar goma con el eje trasero y tener las ruedas calientes para la carrera de aceleración. Porque lo de rodar antes con el coche o las mantas térmicas es para pusilánimes.

Si hablamos de consumos, es inevitable que aparezcan dos cifras en el Ford Mustang V8, pues con un consumo homologado de 12,4 litros en uso mixto, no es precisamente un motor ahorrador. Si subes un puerto de montaña a buen ritmo verás bajar su indicador de combustible casi en tiempo real, pero si lo llevas moderadamente, podrás acercarte mucho a las cifras oficiales, y eso en un deportivo de motor V8 atmosférico con 450 CV, es una buena cifra para la diversión y el placer de conducción que se nos ofrece.

Si el dueño de la gasolinera no te cae bien siempre tienes la alternativa, el motor EcoBoost de 2.3 litros y cuatro cilindros, ahora con 290 CV y 440 Nm de par que hemos probado más brevemente y sinceramente, mueve muy bien al Mustang y permite hacer consumos en torno a los 9 litros, pero claro, no emociona tanto como el V8. Para quien quiera un icono que usar a diario sin perder el sueldo en el surtidor, ahí tiene este motor.

Además el precio de partida con él es casi imbatible, 41.300 euros, toda una ganga a cambio del deportivo americano más famoso de todos los tiempos, y por qué no, el más atractivo. Por 49.300 euros tenemos el Ford Mustang 2018 con motor V8, una relación precio potencia única en el mercado. 3.000 euros más vale su versión de cambio automático en ambos motores, y 4.000 más si lo queremos cabrio. Sin duda este Ford Mustang sigue siendo uno de los deportivos que más pasiones levanta, seas fanático del motor o no, y ahora más que nunca es un coche donde el placer de la conducción es su mayor valor.

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