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Prueba BMW M240i 2017, misericordia en pos de la deportividad

Este es el segundo modelo M Performance de BMW que pruebo. Ya saben, la antesala a los M que la firma ofrece en varios de sus modelos, como el M550i. Y siempre me pregunto lo mismo ¿para quién es este nivel? ¿Por qué llegar a este nivel y no dar el salto al M de verdad? Pienso que la primera razón es por su estética, que puede ser más disimulada, y la segunda por el balance entre prestaciones-usabilidad-precio. A fin de cuentas hay que ser muy quemado para usar un M2 todos los días. Alguien en la firma se apiadó del BMW M240i aunque ahora hubiera un modelo M en la familia Serie 2.

Pongámonos en situación. La Serie 2 de BMW se ha actualizado hacer relativamente poco, con nuevos faros LED, unos pequeños toques de bisturí en su morro y su zaga y una página más al catálogo de opciones y equipamiento tecnológico y de seguridad. Dentro de la gama sale 13.800 euros más asequible que un M2 manual si pedimos el M240i manual y trasera a 51.500 euros de precio base, porque lo hay automático por 54.446 euros, nuestra unidad, y de tracción total, que no se nos pasa por la cabeza elegir salvo que vivamos en una zona de clima adverso la mayor parte del año, necesitando un plus de agarre para sacarle el jugo de la división M.

Entonces, si ya estaba ahí, y llegó el nuevo macho alfa, ¿por qué mantenerlo? En una manda de leones se habría retirado, habría asumido su derrota por un macho más fuerte, sin embargo, dos leones fuertes en la manada son mejor que uno.  Después de probarlo así lo habríamos decidido nosotros si fuéramos los responsables de la división M Performance.

Y es que este BMW M240i es fiero cuando se le pide, pero mientras tanto, todo en el funciona con suavidad, siendo cómodo para un uso diario y además ofreciendo unos consumos de entre 8 y 9 litros si lo llevamos con moderación, dos litros más si lo sacamos de paseo a cazar gacelas, algo que podremos hacer con mucha facilidad.

Prueba BMW M240i 2017

Bajo el capó tenemos un seis en línea de 3.0 litros de 340 CV, no confundir este bloque con el del M2 por ser de la misma configuración, que no prestaciones. El M240i puede pasar de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos y tiene una punta de 250 km/h, por lo que el calificativo de rápido le sienta tan bien como su color naranja y sus llantas negras de cinco radios en 18 pulgadas.

A nivel de sensaciones el motor empuja como una fanática lo haría por llegar a primera fila en el concierto de su cantante favorito, sin desfallecer y con una virulencia que asustaría hasta a su mismísimo padre. Corre tanto que a veces te preguntas por qué el M2 y no por qué el M240i, pero claro el chasis y el resto de su tren motriz no son iguales. Aunque hay que reconocer que el chasis de este, acompañado de una suspensión que no matará nuestras cervicales en los resaltos urbanos ni dejará que el coche balanceé demasiado en cambios de apoyo rápidos, está muy equilibrado para acompañar su furioso motor y que al volante haya buenas sensaciones.

Vale no es un M puro, radical, pero podemos ir muy rápido y con el control de estabilidad en modo deportivo buscar sus límites sin miedo a latigazos propios de los modelos de BMW M y su radicalidad, por lo que si lo que buscas es tu primer compacto deportivo de tracción trasera, el M240i es tu mejor amigo, de esos que no te robará a la novia y te acompañará a casa cuando te hayas pasado con los combinados. Si hubiera que pedirle algo es una dirección más comunicativa, ya que es tan cómoda para el día a día que cuando salimos a tramos revirados, la rapidez con la que podemos ir hace que no estemos conectados 100% con el asfalto. A cambio es directa y cómoda para usar este M240i todos los días, sin tener que hacer maniobras de más en los parking ni sentirnos como en un coche de carreras por la ciudad.

BMW M240i

Nuestra unidad, con cambio automático de ocho velocidades y tracción trasera, es sin duda la opción más recomendable para quien se plantee este Serie 2 como único coche, ya que tenemos la comodidad de una caja automática para su uso diario, la cual reacciona muy bien cuando rodamos a buen ritmo, y a tracción trasera, que siempre aporta ese plus de sensaciones y emoción al volante, la cual siendo un modelo M Performance es lo suficientemente palpable como para disfrutar con él cuando salimos a una carretera con curvas.

Prueba BMW M240i 2017

Para detenerlo BMW provee unos frenos más deportivos que los que tendríamos en un sencillo 220d. Unos discos ventilados se encargan de detener con suficiente eficacia al M240i, aunque habrá que jugar con el cambio automático para ayudar a retenerlo, aunque no parecieron desfallecer en ningún momento. A fin de cuentas solo pesa 1.565 kg.

Disponemos de los habituales modos de conducción Eco, Comfort, Sport y el Individual, con los que no tendremos un M240i con personalidad múltiple, pero si lo suficientemente dócil a cada situación. Lo único que no podremos modular será su sonido, ni nos importa, porque sus seis cilindros en línea suenan de maravilla con su escape de serie a pesar de ser turbo. Para los más traviesos este  coche es muy buen candidato para dotarle de un escape aftermarket y una reprogramación y rozar las cifras oficiales del M2. Sin ánimo de dar ideas.

Por dentro es acogedor, se convive bien con él en el día a día y tenemos cuatro plazas, aunque las dos traseras no son la panacea del confort, pero valen hasta que los niños crezcan o hasta que nuestros amigos se compren un coche. Las calidades son buenas comparadas con rivales no premium, con un volante que puede ser forrado en cuero, varias opciones de molduras para el túnel central y el salpicadero, cuero en sus asientos, y múltiples extras para hacer más cómodo su uso diario, pero el precio podría acercarse peligrosamente a un M2 “pelado” si nos ponemos caprichosos. El maletero son por cierto 390 litros, nada mal.

Gracias BMW por no haber dado pasaporte a esta versión del Serie 2 cuando decidisteis lanzar el M2, porque los amantes de los deportivos discretos se habrían perdido un juguete muy divertido. El BMW M240i no es el más fuerte de la casa, pero nunca un acto de misericordia había sido tan acertado.

Fotos: David Photocars

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