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Prueba Alfa Romeo Stelvio: Curtido en los Alpes

Han tenido que pasar más de cien años para que Alfa nos ofrezca la posibilidad de subirnos a un SUV, el Stelvio. Para ello nos desplazamos hasta Milán (Italia), primera parada hasta San Moritz, en Suiza. Uno de los lugares con más glamour del planeta, cuna del bobsleigh y de los deportes de invierno. De hecho allí se han disputado varias olimpiadas de invierno e incluso torneos de polo sobre nieve. Era uno de los destinos predilectos del gran Gianni Agnelli, y lo sigue siendo entre las grandes fortunas del planeta. Cerca, muy cerca se encuentra el Parque Natural del Stelvio, coronado por el famoso paso del Stelvio.

Los amantes al ciclismo recordarán esta cima porque se ha subido varias veces en el Giro. Podría ser algo como los Lagos de Covadonga para la Vuelta Ciclista a España. Un lugar repleto de nieve siempre es una de las mejores opciones para probar la efectividad de un modelo con tracción a las cuatro ruedas.

Como buen coche italiano, en el nuevo Stelvio se ha cuidado mucho el diseño exterior. Sus proporciones son muy equilibradas (468 cm de largo, 167 cm de alto y 216 cm de ancho) y le confieren un aspecto bastante atractivo y elegante, que combina con acierto la sencillez con formas musculadas. En el frontal guarda muchas similitudes con el Giulia, pero los grupos ópticos tienen una línea de Led que los envuelve por la parte superior y lo diferencia de la berlina.

En principio llega con dos motores de cuatro cilindros, un 2.2 diésel con dos rangos de potencia: 180 y 210 CV; y un gasolina de 2.0 litros con 200 o 280 CV. A finales de año se pondrá a la venta el Quadrifoglio Verde con motor V6 de 510 CV. No se ofrece la posibilidad de cambio manual y todas las mecánicas están asociadas a un cambio automático de 8 relaciones, con amplías levas fijas tras el volante. Del mismo modo, la tracción total a las cuatro ruedas Q4 estará disponible en todas las opciones salvo en el diésel menos potente, que es un estricto tracción trasera. Los demás se puede equipar con diferencial trasero autoblocante como opcional.

Nace de la misma plataforma que el Giulia, la denominada Giorgio, por eso comparte la misma batalla (2,818 mm) y, aunque el asiento del conductor está 120 milímetros más alto, mantiene intacta su filosofía de «meccanica delle emozioni». En las carreteras de los Alpes nos gustó mucho el comportamiento del Stelvio, sobre todo la respuesta de la dirección con el selector DNA puesto en la posición Dynamic –el conductor puede elegir entre Dynamic, Natural y Advanced Efficiency, y todos ellos afectan al comportamiento dinámico del vehículo–.

En tramos de montaña sorprende la agilidad con la que se desenvuelve, más propia de una berlina que de un modelo de generosas dimensiones. Por eso merece mención el excelente trabajo realizado en la ligereza de todo el conjunto. En la rueda de prensa nos contaron que el eje de la transmisión se ha realizado en fibra de carbono, con lo que se ahorran 15 kilos. Por otra parte, y con el mismo fin, los motores han sido desarrollados completamente en aluminio, material que se ha utilizado en muchos más elementos, como el capó, aletas, puertas, portón trasero y sistemas de suspensión. En total el peso fluctúa entre 1.604 y 1.660 kilos.

Pudimos probar las dos versiones más potentes. El empuje del diésel es más que suficiente y la entrega de par máximo (470 Nm) llega constante entre 1.750 y 5.000 rpm, pero la fuerza del gasolina –el par máximo de 400 Nm llega a 2.250 rpm–, su sonido, y un 0 a 100 km/h en 5,7 segundos decantarían nuestra compra… por lo menos hasta que probemos el Quadrifoglio.

El reparto de pesos es el ideal, 50/50 entre ejes. Y la tracción total solo hace acto de presencia cuando realmente lo necesitamos, siendo capaz de transmitir el 50% de par a cada eje. Algo que pudimos comprobar en primera persona en las heladas carreteras alpinas. El extra de agarre de este tipo de tracción se agradece sobremanera cuando toca bajar un puerto de más de 2.000 metros de altitud, rodeados de nieve por todas partes.

Dentro la calidad es de primer nivel. Como el mejor de los trajes italianos, todo envuelve al conductor. Con unos acabados muy dignos y sin muchos botones, algo que cada vez se agradece más. La pantalla del salpicadero se puede elegir en configuración de 6,5 pulgadas o bien de 8,8”.

En las plazas traseras el espacio es más que suficiente para que dos adultos viajen cómodamente y sin la molesta sensación de golpearse en la cabeza en cada giro. En lo que se refiere al maletero –todos los Stelvio llevan portón de accionamiento automático–, su capacidad es sobresaliente (525 litros) y su gran boca de carga permite transportar objetos de gran volumen.

El Alfa Romeo Stelvio se fabrica en la remodelada planta de FCA de Cassino (Frosinone, Italia) y su comercialización en nuestro país está prevista para el próximo 15 de marzo. Sus precios oscilarán entre los 42.000 y los 60.000 euros, según versiones. El Stelvio toma el nombre del puerto de montaña más alto de Italia (2.757 metros), por lo que sus aspiraciones deben estar a la altura. A nosotros nos ha convencido por completo.

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