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Prueba Alfa Romeo Giulia Veloce, el Quadrifoglio más asequible

Desde el Renacimiento Italiano, allá por el siglo XIV, la belleza artística de Italia impregno a todo el mundo con su esencia; inspirando a algunos y embelesando a otros con sus pinturas o arquitecturas. Miles de turistas viajan tierras itálicas en busca de admirar tal pasión por la belleza del mundo que quedó plasmada a través de las artísticas manos de genios como Miguel Ángel o Filippo Brunelleschi. El arte tiene diferentes formas y recipientes en los que el ser humano vuelca una idea que imagina y la materializa.

Muchos piensas que los coches son simplemente medios de transporte para llegar de un punto A a un punto B; simples máquinas frías carentes de rasgos que llamen la atención. Una afirmación con la que puedes estar de acuerdo o no; aunque si te soy sincero dudo que ese pensamiento se haya instalado en tu mente, ya que no estarías leyendo esta prueba del nuevo Alfa Romeo Giulia Veloce; una berlina deportiva que desafía a todos aquellos que consideran que los coches no pueden ser un arte. 

Una estética creada a pinceladas

La marca italiana no deja nunca de sorprendernos con los diseños de sus modelos; elementos como la calandra en forma de triángulo invertido sigue presente desde los comienzos de la marca, un signo de identidad que le hace sobresalir a nivel estético de los demás. Una berlina que exuda deportividad y belleza en una conjunción casi poética que nos ha sorprendido desde el primer momento que posamos nuestra mirada en el Giulia.

Utilizando la estética base de un Alfa Romeo Giulia «normal», el Veloce incorpora ciertas mejoras estéticas que le confieren un poco más de dinamismo en su variante intermedia- la cual se posiciona entre el descumunal Quadrifoglio Verde y la versión básica-. Unas llantas de 18 pulgadas montadas sobre unos neumáticos Pirelli Cinturato P7 servían como conexión entre nosotros y la carretera.

En la parte trasera recibe un difusor trasero más deportivo junto con la doble salida de escape a cada lado con un acabado en cromado, elementos que nos recuerdan en la variante en la que estamos sentados.

El interior, un deleite visual

Una vez dentro es cuando sentimos la atmósfera de pasión por el diseño que tiene la marca italiana; un volante de tres puntos con una tacto sobresaliente junto con unas levas traseras fijas de grandes dimensiones en aluminio. Un detalle, a primera vista sin importancia, que nos ha llamado la atención, el botón Star&Stop situado en la esquina inferior izquierda del volante, un signo característico de los deportivos de la talla de Ferrari (que incluso otros fabricantes han añadido, como Audi en el R8).

El sistema de infornetretenimiento cuenta con una pantalla táctil de 8,8 pulgadas que se extiende de manera muy fluida por la consola central y se funde con las líneas que describen los nervios del salpicadero. Podemos navegar entre los diferentes menús con el selector rotatorio que encontramos justo debajo de la palanca de cambios. Además, encontramos otro selector en el que podemos alternar entre los diferentes modos de conducción, siendo tres los disponibles a elegir: Dynamic, Normal y All Weather.

Sensaciones

Nuestra unidad montaba el motor 2.2 litros diésel de 210 CV y 470 Nm, junto con la transmisión automática ZF de 8 velocidades. Primero comencemos con la transmisión, rápida y fluida en la cambio que puede adaptarse muy bien a tu forma de conducción. Si eres de los que quieren poner a prueba el nombre de esta variante (Veloce, veloz en español) el cambio se vuelve más reactivo siempre y cuando tengamos al vehículo en la posición «Dynamic» en el selector de modos. En una conducción tranquila apenas son perceptibles los saltos entre marchas, lo que contribuye a una conducción serena en carretera.

Hablemos ahora del bloque de potencia diésel de nuestra unidad; el motor le encanta las bajas vueltas, ya que a partir de las 1.500 vueltas hasta las 2.500 es donde le encanta jugar, por encima de esa franja cae mucho la curva de par. Es un motor que arroja unos consumos realmente sorprendentes, realizamos un trayecto Madrid-Alicante con un consumo medio de 4,7 l/100 km, algo que no sueles ver en berlinas diésel con una potencia considerable. Todo ello se debe también a la eficiencia aerodinámica del Giulia, el cual posee un coeficiente de solo 0,25 cx.

La potencia que descansa bajo tu pie derecho es más que suficiente para la mayoría de las situaciones, logrando hacer unas recuperaciones correctas y con un alto grado de seguridad. Hay que destacar que el Veloce monta la tracción Q4, este sistema de tracción a las cuatro ruedas permanente. Hay que decir que en el primer pisotón la potencia se transfiere a las ruedas trasero pero puede enviar hasta un 60% del para a las ruedas delanteras si es necesario.

La posición al volante en el Veloce es una de las mejores en las que he tenido oportunidad de sentarme (aunque la del Subaru BRZ le seguía muy de cerca) junto con una dirección muy directa con corto recorrido que invitaba a realizar una conducción deportiva.

Las plazas delanteras son amplías para un hombre de estatura media, los asientos deportivos de cuero proporcionan un sustento en curva que muchas veces parecía que estaba sentado en unos semi-buckets. Es verdad que son un poco más duros de lo esperado, pero nada que comprometa el confort en la conducción.

En las plazas traseras la cosa se complica un poco. si eres muy alto en las plazas trasera darás con la cabeza en el techo, ya que los asientos traseros tenían las medidas perfectas para un persona de mi estatura. Hay espacio de sobra para las piernas y, siempre y cuando vayan dos adultos, es bastante cómodo para los viajes largos.

En definitiva, la variante Veloce añade un poco de deportividad extra a la gama base del Giulia; un motor que responde bastante bien para el fin para el que ha nacido- conducción serena y en bajas vueltas- y unas sensaciones al volante que nos sorprenden al comprobar que la dirección es bastante comunicativa, proporcionando una seguridad que te hace explorar los límites del sedán italiano.

¿Su precio? Esta variante parte desde los 51.150 euros con el motor diésel de 210 CV. Por ese precio te lleva un autentica obra de arte estética sobre cuatro ruedas y unas sensaciones que evocan esa pasión por los coches que caracteriza a la marca Alfa Romeo desde sus comienzos. Además, el Giulia no solo es atractivo a nivel exterior, sino que una vez dentro de cautiva con sus acabados «Made in Italy», con un toque de frescura y elegancia que casan muy bien con la deportividad que esta berlina deportiva ofrece. Un perfecto pincel con el que crear tus propios caminos.

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