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¿Con cuál te quedas? Rolls Phantom I (2003) o Range Autobiography (2015)

Normalmente, cuando miramos los precios de los coches de ocasión lo que buscamos es una superlimusina deportiva por menos de 30.000 euros, un deportivo de élite a la mitad de su precio o cualquier cosa que te guste pero que sea un chollazo. Esta vez te vamos a hacer sentir como si ganaras a la lotería y te pudieras comprar un Rolls. Literalmente. Cuando el Grupo BMW lanzó en 2003 el Rolls Royce Phantom su precio era de más de 500.000 euros. La segunda generación, en la que los cambios de diseño son realmente difíciles de apreciar, llegó en 2012, lo que ha hecho que los precios de la primera serie bajen hasta menos de la mitad de lo que costaron estos coches en su día.

Pero el mundo ha cambiado mucho desde ese 2003, y en estos años el planeta se ha vuelto loco con los SUV que, poco a poco, han ido tomando el mercado de las grandes limusinas de lujo, con un nivel de tecnología, equipamiento, exclusividad y sofisticación que nada tiene que envidiar a las berlinas premium convencionales. Tomemos por ejemplo el último Range Rover, que ahora se ofrece con carrocería larga Long Wheel Base (LWB o batalla larga), que combina el extra del espacio para cuatro plazas con la capacidad de ir casi a cualquier lugar del mundo presumiendo de su diseño británico. Además, cuesta lo mismo que un Rolls Royce Phantom de ocasión, así que vamos a ver cuál de los dos es más interesante.
Hay varios Rolls en venta en España por menos de 150.000 euros, con diferentes configuraciones y equipamientos y una característica común: pocos kilómetros y excelente mantenimiento. Se nota que los primeros dueños de este tipo de coches los han cuidado bastante. En cuanto al Range de batalla larga, los precios se inician en los 151.000 euros de la versión diésel V8, pero por unos 8.000 euros más podemos tener el V8 gasolina de 510 CV y, en medio, también una versión híbrida.

Nos ponemos en marcha con el Rolls, y más de 10 años después de su primer lanzamiento, no existe nada igual. El coche es enorme, y no sabemos cómo será conducir las versiones de carrocería larga que también existen de este modelo. Rápidamente entras en una suave comunión con el coche, con un andar fluido gracias a la suspensión, que se comporta como una alfombra mágica, una suave dirección dirigida por el gran volante y una gran movilidad gracias a su V12 biturbo, que nunca da tirones pero sí gran potencia.
Los botones con los que se controlan las funciones del salpicadero son peculiares, e incluso el navegador con cámara trasera se esconde cada vez que quitamos el contacto, al más puro estilo James Bond. Las puertas traseras se abren al revés de la marcha, y como pesan bastante, un motor se encarga de abrirlas y cerrarlas. Empujarlas es muy sencillo, aunque muchas veces abrirá el chófer. Si nos sentamos en la fila posterior, nuestra cabeza quedará alineada con el enorme pilar, de modo que nada ni nadie podrá vernos o fotografiarnos. El confort y el espacio son de primera línea, por lo que por nada del mundo compraríamos la versión larga, cuyo estatus entre el tráfico debe ser estratosférico.

Comparativamente el Range es un coche fácil de conducir, algo más corto, con una posición de conducción más alta y con un entorno que nos resulta familiar. Podemos controlar todo tipo de funciones con la misma facilidad con la que conducimos un coche “normal”, algo que no pasa en el Rolls. El motor V8 diésel se oye ligeramente, pero si optamos por el V8 gasolina, adiós ruido. Esta unidad calza unas llantas de 22 pulgadas que dejan sentir los baches algo más de lo que nos gustaría, sobre todo comparado con el Rolls, que gana la batalla de la comodidad. Las versiones largas del Range solo ofrecen dos asientos, mientras que el Rolls los podemos conseguir con tres plazas. Nuestro Range tiene además asientos reclinables eléctricamente, y realmente puedes descansar a gusto después de una agotadora jornada ejecutiva. Con su mayor altura y desahogo, el Range consigue una sensación de confort espacial que el Rolls no puede igualar. Tampoco puede igualar el Phantom el despliegue tecnológico del Range que, como muchos coches de hoy, tiene control de velocidad activo por radar, entrada y arranque sin llave y todo tipo de asistencias a la conducción.

En cualquier caso el Rolls, a pesar de su edad, sigue siendo el coche que más impacta en el público. Realmente no es lo mismo bajar de un Rolls que de un Range. Y eso que se lo digan a la Baronesa Thyssen o a José Luis Moreno –y sus muñecos–, unos de los primeros españoles en tener un Phantom. El yernísimo de Gerardo Díaz Ferrán (Viajes Marsans), Higinio, también fue otro de los polémicos propietarios. Su unidad acabó malvendiéndose en el mejor centro de vehículo de ocasión de España.


En cuanto a costes y servicio, aunque pueda parecer que el Rolls será exageradamente caro, lo cierto es que su mecánica proviene al completo del BMW 760i, por lo que cualquier taller independiente solicitará los recambios a BMW en lugar de a Rolls, ahorrando una gran cantidad de dinero e instalando la misma pieza original en caso de que suceda algún tipo de avería. Los cambios de aceite son caros, como corresponde a un motor de 12 cilindros con gran capacidad, lo mismo que un juego de bujías (son 12), o los filtros de aire y de polen. Aún así el mantenimiento del Rolls es relativamente bajo porque sus conductores apenas realizan kilómetros, y por tanto solo se hace una revisión anual en la que no siempre hay que cambiar todas las piezas. Otra cosa son las revisiones más amplias, que incluyen, cada tres cambios de aceite o cada tres años, la sustitución de todos los líquidos, reajuste de frenos, actualizaciones de software, etcétera, unos 3.000 euros de factura si ajustamos bien el precio. Así que, si compras el Rolls, siempre es bueno tener algo de dinero de reserva.

En el caso del Range los tres años de garantía y las revisiones anuales o cada 30.000 kilómetros dan un gran margen de seguridad. El seguro de ambos coches es alto, pero el del Range es algo más económico. En cuanto a fiabilidad, nos ha sido imposible detectar cualquier fallo común en diferentes clientes del Rolls. Quizá porque hay pocas unidades, porque sus propietarios no son muy de preocuparse por minucias, porque se hacen pocos kilómetros o, lo más probable, porque su calidad de fabricación es excepcional y el servicio está a la misma altura. En cuanto al Range, alguna llamada a revisión sí ha sido realizada, pero por detalles sin importancia, así que son dos coches muy fiables.
En lo que se refiere a las opciones, el Range tiene un equipamiento de origen muy alto, pero para la experiencia total de una limusina tendrás que elegir el sistema de infoentretenimiento trasero, y los sillones reclinables en piel Poltrona Frau. No tiene jacuzzi, pero con su capacidad de vadeo de 90 centímetros podrías aparcarlo en medio del río y darte un baño.


Lo bueno de comprar un Rolls de ocasión en la red oficial con la garantía Provenance es que puedes añadir opciones que no tenía de origen, algunas como el decantador de whisky o el enfriador de botellas de champagne nos parecen imprescindibles, casi tanto como la cava humidificadora para guardar los puros en la guantera. Detalles que no pasarán desapercibidos entre los paladares más sibaritas. El veredicto es difícil, porque más de 10 años después de su lanzamiento no hay nada como el Phantom, y casi nadie va poder apreciar si el coche es recién comprado o de ocasión. Su conducción relajada o, si vamos como pasajeros, la capacidad para mantenernos aislados del mundo y envueltos en el coche mejor fabricado del planeta no tiene precio. Pero lo cierto es que el Range consigue estar muy cerca en muchos aspectos, y superarlo en otros muy importantes como la tecnología a bordo y de entretenimiento, además de ser un coche nuevo con una amplia garantía, por lo que, si los 150.000 euros fueran nuestros, seguramente compraríamos el Range. No obstante, si fuéramos a andar con chófer de manera habitual y quisiéramos demostrar nuestro estatus de forma más evidente, el Rolls es la mejor opción.

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