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Comparamos en Madrid todos los Mercedes 4×4 de la actualidad

Hoy tenemos de todo: SUV, todoterreno, crossover, SUV coupé, berlina offroad… El aparcamiento de la oficina se nos ha quedado pequeño y no es para menos, pues tenemos con nosotros seis nomenclaturas diferentes que en total hacen ocho modelos, todos Mercedes 4×4. Puede que estén confusos y no es para menos, hasta a nosotros nos cuesta, antes de salir rumbo a la sesión de fotos, diferenciar los modelos. 

Mercedes 4x4

Esto se debe a que año tras año Mercedes ha ido ampliando su gama de modelos todocamino, desde el sencillo y pequeño GLA hasta el recién llegado Clase E All-Terrain. El primero mencionado es un Clase A más alto y más grande, con posibilidad de equipar el sistema de tracción total 4MATIC. Por encima tenemos el GLC, el equivalente en la gama SUV al Clase C, que aquí lo tenemos en dos carrocerías, GLC en versión AMG 43 y el GLC Coupé. Un peldaño por encima estaría el GLE también en carrocería normal y Coupé. De aspecto similar a este último pero con dos plazas más está el GLS, el segundo más veterano del grupo solo superado por el todopoderoso Clase G. Y por último pero no menos importante en una categoría especial, el Mercedes Clase E All-Terrain, una versión campera de la berlina más exitosa de la marca alemana. Hechas las presentaciones, es hora de escalar a bordo del Clase G.

Es el más imponente de todos, pero no el más grande, honor que se lleva el GLS y sus 5,13 metros. Con una altura libre al suelo de 23,5 centímetros, el G no necesita de suspensión neumática como algunos de sus hermanos de nomenclatura GL. El sonido metálico del botón de apertura de la cerradura nos transporta a una época en la que un Mercedes todoterreno se usaba para ir al campo y no para ir al entrenamiento de un equipo de primera división. Es rudo, es bruto fuera del asfalto y a la vez se respira clase en su interior, mucha clase gracias a ese cuero rojo y un salpicadero forrado de botones, unos más necesarios que otros en el día de hoy. Este mastodonte es la versión 350d, un V6 diésel de 245 CV y 600 Nm de par que empiezan a hacer rotar la tierra a partir de 1.600 revoluciones. Es el único con el que no existía temor alguno a la hora de salir de los caminos o salpicar barro al fotógrafo, pues cuenta con un sistema de bloqueo del diferencial para que elijamos que todo el par vaya al eje delantero, al trasero o a las cuatro ruedas. Además, en carretera no es ni mucho menos torpe o lento pero sí que tenemos que ir un poco por delante en reacciones, dado que 2.600 kilos no se paran así como así. 

Mercedes 4x4

Los herederos de la Clase M

En la esquina opuesta del cuadrilátero estarían el GLE y el GLS, ambos en versión 350 d con una versión más moderna del V6 turbo del G, que rinde 258 CV y 620 Nm de par, sobrados para empujar las más de dos toneladas de cada uno. El GLS cuenta con siete plazas, muy modulares y de fácil accionamiento y plegado gracias a los mecanismos eléctricos. Ni el paquete deportivo, ni unas llantas de 21 pulgadas con neumáticos de bajo perfil ayudaron a no quedarse atrapado en el barrizal que atravesamos para comprobar las capacidades de cada uno y por qué no, para soltar al niño que llevamos dentro. La velocidad de entrada fue muy baja, pero a pesar de seleccionar después el modo “Snow”, que se usa para superficies resbaladizas, y poner la altura de la suspensión neumática al máximo, no fuimos capaces de sacarlo sin ayuda del amable guarda del patio de recreo donde llevamos a cabo la prueba. Con una velocidad mayor y el modo de tracción correcto seleccionado, mis botas y mis vaqueros habrían llegado intactos a casa. El GLE casi no se diferenciaba del GLS más que por su longitud, dado que los interiores eran también bastante similares, contando con la botonera con los números para las llamadas o las tomas de aire diferentes a las modernas que vemos en los últimos modelos. Pero en carretera son los reyes de la comodidad, no hay bache que no absorban y eviten transmitir a tu columna vertebral. 

Unos cupés con mucho estilo

Entre tanto modelo de formas cuadradas y alargadas destacaban las versiones Coupé del GLC y el GLE. En el caso del GLC era un 250 d de 204 CV y 500 Nm. Ambos son una respuesta a la demanda en el mercado de este tipo de carrocerías y ambos son igual de capaces dentro y fuera del asfalto que sus versiones de silueta más rectilínea. La ganancia de estilo repercute en el espacio para la cabeza de las plazas traseras, la visibilidad por el espejo retrovisor interior y el volumen del maletero, que pasa de 550 a 500 litros en el GLC Coupé y de 690 a 650 en el GLE Coupé. 

Mercedes 4x4

El más rápido de su clase era el GLC AMG 43. Todo parecía indicar que sería el más torpe fuera del asfalto por su aspecto deportivo, su carrocería más baja y sus grandes llantas de 21 pulgadas, pero nada de eso. En carretera su V6 Biturbo de 3.0 litros y 367 CV no tenían rival entre los demás, dado que hace el 0 a 100 km/h en 4,9 segundos. Es ágil y es cómodo, silencioso en modo “Confort” y “Eco”, y rabioso y dispuesto en “Sport” y “Sport+”. Lejos de toda esta deportividad queda el GLA 220d. Su pequeño tamaño y sencillez le hacen ser el mejor de su clase en ciudad y sin duda el más económico en precio final y a diario, pues sus 177 CV consiguen un consumo mixto de apenas 4,8 litros a los 100 km. Todo lo bueno de un Clase A pero con más espacio interior y más capaz en el barro. Ni locos meteríamos un Clase A por donde pasamos con el GLA. 

Mercedes 4x4

Cerrando la lista de alumnos 4Matic estaba el Mercedes E All-Terrain. Su apellido y sus paragolpes y pasos de rueda con protectores nos indicaban que este Clase E había nacido para mancharse de barro. Dos elementos que no casan mucho, barro y berlina, o familiar en este caso, pero que Mercedes ha sabido unir con mucho estilo y eficacia porque era el más divertido de manejar en los caminos y en el barro. Y es que la berlina de Mercedes sigue siendo el referente en su segmento en manejo, elegancia y ahora más que nunca en tecnología, con unos asistentes a la conducción a un paso de la conducción autónoma y un interior con dos pantallas de 21 y 31 centímetros y gadgets como para abrumar a un empleado de las Apple Store. De momento solo está disponible con el nuevo motor diésel de 4 cilindros y 2.0 litros de 194 CV, correspondiente a la versión 220 d. Después de probarlo entiendes por qué este ha sido y será el motor más vendido del modelo gracias a su suavidad, su respuesta y los consumos moderados que se pueden obtener. 

El G sigue estando en plena forma

Todos son 4Matic, todos han salido indemnes del barrizal, de los caminos con baches y de nuestras botas llenas de barro, pero no todos pueden ser merecedores de ser llamados “todoterreno”. Evidentemente ese título se lo lleva por tradición, dotes y presencia el G. Dentro de todos los modelos que nos acompañaron con una “G” metálica en su portón trasero este era el que más honor hacía al vocablo alemán “Geländewagen”, o “Coche para cualquier terreno”. Hasta para los prohibitivos ayuntamientos, y es que no sabemos muy bien cómo lo habrán conseguido los ingenieros alemanes, pero portaba la pegatina verde de contaminación (Categoría C). Pero seamos realistas, este es el coche que elegiríamos para tener en la finca y usar siempre que quisiéramos para movernos, de pueblo en pueblo o de hectárea en hectárea. Para ir y volver cada fin de semana, para ir al centro comercial o a trabajar elegiríamos el GLC AMG 43. Es el más cañero, el más atractivo y equilibrado de la nueva hornada de SUV que han llegado desde Stuttgart, que con ese V6 Biturbo ofrece un buen nivel de prestaciones y disfrute al volante sin necesidad de tener que vender el G para pagar la gasolina, como podría ocurrir con la versión AMG 63. 

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