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Maserati International Rally: Barcelona como punto de encuentro

Desde hace más de cuatro décadas, el Maserati International Rally (MIR) se celebra en un país distinto cada año. El honor de organizarlo en 2023 ha recaído en el Maserati Club España, y su éxito ha sido absoluto.

Empieza la acción

Conocer a los propietarios y sus coches está siempre muy bien, aunque hay algo bastante más excitante: sentarse al volante. Y así empieza el segundo día, con una jornada excepcional por delante. Mi montura de hoy no es otra que el fascinante Maserati MC20, el superdeportivo biplaza de motor central y 630 CV con menos de 1.500 kg de peso. Un vehículo escultural y espectacular que me abre sus puertas en forma de ala para darme la bienvenida. Mi primera impresión al acceder a su cockpit es sorprendente. Y es que, a pesar de lo que uno podría imaginar, el MC20 resulta de lo más cómodo y relativamente espacioso. Una vez ajustados tanto el envolvente pero confortable asiento tipo backet como el volante, la posición de conducción resultante es perfecta. A tu alrededor domina la fibra de carbono, la piel y materiales de gran calidad. La visibilidad exterior resulta mucho mayor de la esperada gracias a la gran superficie acristalada del cockpit y lo estrecho del pilar A. Además, el retrovisor central –que en realidad es una pantalla en alta definición que reproduce las imágenes de la cámara trasera– ofrece una visibilidad trasera inmejorable que nada tiene que ver con la de los deportivos de motor central de antaño. El diseño de los elementos es dinámico y relativamente simple, con botones de verdad, pero no demasiados. Por supuesto, no falta ningún elemento de confort como la pantalla central con todos los sistemas propios de cualquier vehículo actual, toda la conectividad del mundo y un sistema de audio excelente. Aunque una cosa está clara incluso antes de arrancar: todo está enfocado para que el protagonismo en el MC20 recaiga sin duda para la conducción.

Para poner en marcha este precioso deportivo no hay más que presionar el botón Start situado en el lado izquierdo del precioso volante. El motor Nettuno, el V6 biturbo de 3 litros de cilindrada creado por Maserati, cobra vida. Su sonido dista bastante de la contundencia de los V8 que durante años han equipado los modelos más potentes de la marca, sin embargo, no deja de ser emocionante. En mi camino hacia el Circuito de Cataluña, círculo rodeado de otros coches participantes al evento. Maserati V8, Ghibli, Levante, Shamal… Una experiencia fantástica. Entretanto, me llama mucho la atención su gran confort. La verdad es que la suavidad del MC20 en carretera es de lo más sorprendente. Este biplaza de motor central resulta comodísimo a velocidades legales. Veremos su rendimiento en pista.

Una vez en Montmeló, llega la hora de entrar a pista. La imagen de más de 130 coches parados en la recta principal del Circuit, liderados por cinco unidades de MC20 es algo verdaderamente imponente. El éxito del Maserati International Rally se hace visible en su máximo esplendor. Cuanta belleza automovilística.

Y a continuación, arrancamos motores y nos ponemos en marcha para dar algunas vueltas a velocidad moderada por el mítico trazado catalán. Para aumentar las sensaciones, bajo las ventanas de mi MC20 para escuchar los sonidos que me rodean y que entran en el cockpit tanto por la izquierda como por la derecha. Las melodías de los motores, sobre todo los de antaño, son emocionantes. El arte en movimiento que me rodea es abrumador. Se me pone la piel de gallina, no es para menos.

Tras estas vueltas de pasión, es hora de la verdad. Hora de las tandas libres. La pista queda despejada y a disposición de aquellos que ahora vamos a correr. Me pongo el casco y aguardo contemplando el semáforo en rojo del pitlane, a los mandos del biplaza italiano que hasta el momento no me ha demostrado su potencial. Ahora lo hará. Pongo el modo de conducción en Corsa y quito el ESC. Vamos a conocer al verdadero animal salvaje.

Se pone el semáforo verde y salgo a pista pisando con contundencia el acelerador. El empuje de los 630 CV del motor Nettuno es impresionante. Si a ello le sumamos los menos de 1.500 kg de peso del coche, es fácil comprender la brutal aceleración. El V6, con los dos turbos y sus respectivas válvulas de descarga se dejan oír con su característico “pssssst”. Por delante tengo 20 minutos de tandas libres y, a pesar de la prudencia inicial, pronto cojo muchísima confianza con este impresionante deportivo. La confianza que te da un chasis con una perfecta puesta a punto y que te permite empezar a rodar más y más rápido sin riesgos.

La agilidad del MC20 es increíble. No solo la aceleración y la frenada son fulgurantes. La facilidad que te da el coche para llevarlo exactamente por donde quieres es impactante, y su agilidad pasmosa. Resulta muy fácil ir rápido. La precisión de la dirección es total ofreciendo un feedback perfecto a los mandos. La sensación tras el volante es de que sabes perfectamente lo que está pasando en todo momento. El grip es inacabable y el comportamiento del chasis muy noble, pero resulta divertidísimo si buscas el sobreviraje. Derrapar con este coche es una verdadera gozada. Pero no solo derrapar. Toda la experiencia de conducción es extremadamente satisfactoria. La sonrisa de oreja a oreja que proporciona el combo del motor Nettuno con el chasis fantástico del biplaza es de escándalo. Puro placer al volante. Las vueltas pasan, pero yo no me bajaría nunca de este coche, aunque creo que si me salto la bandera roja de fin de sesión alguien se lo tomaría mal así que mejor paro cuando toca.

Aunque es solo un punto y seguido. Es la hora de aparcar el MC20 y ponerme a los mandos del nuevo y escultural Maserati GranTurismo Trofeo en su versión de gasolina, equipada con el motor Nettuno, en este caso con 550 CV de potencia y tracción a las cuatro ruedas. La versión eléctrica con más de 700 CV, la Folgore, llegará en breve y también promete emociones fuertes.

El nuevo Gran Turismo es sin duda un gran discípulo de su predecesor, el cual ha estado en el mercado durante ni más ni menos que 12 años (2007-2019). Su figura modernizada mantiene el carácter original, pero con unas líneas más actuales y ligeras, manteniendo el atractivo característico del modelo original a pesar de tratarse de un diseño nuevo. Su largo morro y su estilizada figura atraen y seducen desde la primera vez que lo miras. El interior, por su lado, destaca por un aspecto mucho más moderno –aunque para mi gusto podría haber mantenido algún elemento analógico característico de la marca como el famoso reloj del salpicadero–. Pero en los tiempos modernos la digitalización manda. En cualquier caso, el habitáculo es un espacio que te acoge y te hace sentir la calidad de los elementos que se combinan en un diseño muy atractivo aunque menos italiano de lo habitual.

Turno del Gran Turismo

Hora de arrancarlo y ponerlo en modo Corsa. El motor Nettuno cobra vida con discreción –al igual que en el MC20–. Lejos queda el embriagador sonido del V8, pero es que el mundo cambia. De nuevo, toca entrar a pista. Semáforo verde y vuelvo a pisar a fondo. El GranTurismo acelera más rápido que su antecesor y pronto comprobaré que no solo ha mejorado en este terreno sino también en agilidad. Y es que a pesar de que estamos hablando de un GT puro, el GranTurismo se defiende muy bien en pista. Su tracción a las cuatro ruedas y su nuevo chasis en combinación con el V6 biturbo ofrecen una experiencia de conducción muy satisfactoria. Naturalmente que las inercias se hacen notar tras el volante –no hay que olvidar que vengo de la experiencia MC20–, pero la nobleza de su comportamiento es total. De hecho, en el momento en que sobrepasas el límite de adherencia el coche empieza a deslizar pero de forma muy previsible y neutra, sin hacer absolutamente ningún extraño. El sonido de los turbos soplando me acompaña cada vez que acelero, y los frenos de grandes dimensiones me paran a cada curva sin apenas rechistar. Las tandas finalizan, y me permiten concluir que Maserati ha hecho un gran trabajo. El GranTurismo tiene mi aplauso.

Volvemos a su hábitat natural, la vía pública. Dentro del MIR, no todo fue circuito. También tuvimos la oportunidad de hacer una fantástica ruta por los pueblos de piedra de l’Empordà. Peretallada, Palau Sator o Monells fueron en concreto los preciosos pueblos en los que el rally hizo una parada en nuestra excursión de la jornada siguiente. Para llegar allí desde Barcelona, tuvimos la oportunidad de conducir un buen número de kilómetros por autopista y carretera. En mi caso, al hacerlo con el GranTurismo, pude comprobar las verdaderas cualidades como GT de este modelo. Y es que la comodidad y el confort de marcha son tales que cualquier distancia a recorrer con este modelo parece poca. Sorprendentemente, incluso en carreteras secundarias el GranTurismo se siente muy cómodo, y es que a pesar de tener unas dimensiones considerables, Maserati ha conseguido dar al nuevo GT un carácter mucho más ágil y ligero, mejorando tanto en cualidades dinámicas como en confort y prestaciones. Básicamente, me parece un coche mejor que el anterior GranTurismo en todos los aspectos. En todos excepto en el sonido, que obviamente nunca igualará a los maravillosos V8 en extinción. Algún pero tenía que tener.

Mucho más que conducción

Con sus más de 40 años de historia, el MIR es un rally consolidadísimo entre los propietarios de Maserati de todo el mundo. Es por ello por lo que además de las experiencias de conducción hay que hacer mención especial al trabajo fantástico llevado a cabo por el Club Maserati España, con su presidente Félix Buget a la cabeza, para conseguir un evento también lleno de lifestyle, gastronomía y cultura. En los días que duró pudimos disfrutar de cenas espectaculares tanto en el restaurante Xalet de Montjuic –con vistas a toda Barcelona–, como en la espectacular Llotja de Mar –donde disfrutamos de un show de flamenco–, como por último en el hotel W –donde se celebró la cena de gala final–. Además, en la segunda jornada incluso pudimos disfrutar de una comida al aire libre en los jardines del espectacular Bell Recó, acompañados en directo por un show de castellers, algo verdaderamente sorprendente. En definitiva, el programa fue completísimo teniendo una ejecución perfecta, lo cual permitió vivir una experiencia tan intensa como inolvidable a todos los asistentes.

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