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Manu Campa: entevistamos al pintor de nueveonces

Si ferdinand porsche tuvo la necesidad de crear el deportivo de sus sueños, se podría decir que Manu Campa siente la necesidad de transformarlo en arte estático con cada uno de sus cuadros. De 36 años, este pintor madrileño ha conseguido ser conocido internacionalmente por sus trabajos sobre automóviles con un nivel de calidad y detalles únicos. No solo pinta nueveonces, pero sin duda el deportivo alemán le ha ayudado a acelerar su carrera como artista, recibiendo ahora encargos de todas partes del mundo. Porsche se ha colado en su vida y arte, y ahora en su estudio para conocer un poco más del artista petrolhead del momento.

Manu Campa
¿Cómo empieza todo? ¿En qué momento nace tu afición a la pintura?

Me gustaba el dibujo desde siempre, llegó el momento de elegir profesión y me decidí por Bellas Artes. Tuve la suerte de que mis padres me apoyaron. Además, mi tía era profesora precisamente de esa carrera en la Universidad de Salamanca, así que esta cultura estaba normalizada en mi familia. Mi suerte fue que, antes de terminar los estudios, comencé a hacer retratos a familiares y amigos cercanos. Cada vez tenía más encargos y vi que empezaba a ganar dinero con ello. En aquel momento Facebook daba sus primeros pasos y comencé a usarlo como plataforma para darme a conocer. Funcionó.

¿Cuál ha sido tu evolución? ¿Empezaste con retratos para después pasar a otros motivos?

Efectivamente, empecé con los retratos, pero me cansé rápido de aquello. Más adelante hice una serie de cuadros de animales y después enlacé con una de mis grandes pasiones: las bicicletas clásicas. Dediqué tres años completos a pintar bicis en diferentes formatos, cosa que me encantaba. En ese momento de mi vida me compré un VW Escarabajo de 1953 y aquí fue donde di el salto al mundo del automóvil. En realidad ya pintaba coches desde mi época de estudiante, porque me gustan y porque me parece que son un motivo pictórico que funciona muy bien.

Manu Campa

Así que este fue el punto de inflexión…

Bueno, en realidad el giro llegó cuando una web extranjera muy famosa dentro del mundo del motor vino a hacerme un reportaje allá por 2015 y ya me hice muy conocido en la escena del automovilismo en general y en la «cultura aircooled” americana en particular. En este momento me empezaron a encargar obras desde California. Fue genial e inesperado. Me gusta que se entienda que es un cuadro, pero a la vez me interesa que en cuanto te alejes sí tengas esa sensación de realismo. Para mí esa es la magia.

¿Qué vino antes Manu Campa, la afición a la pintura o al automóvil?

A lo segundo. No sé ni en qué momento empieza, pero sí te puedo decir que es algo que me gusta desde pequeño.

En este momento eres ampliamente conocido en el panorama del motor, tanto nacional como internacional. Así es. Debo decir que me invitan constantemente a eventos, reuniones, concentraciones… Me encantaría ir a todos ellos, pero lo cierto es que solo puedo acudir a algunos. Estoy muy a gusto en ese ambiente.

Manu Campa

¿Qué tipo de coche te gusta plasmar en tus cuadros Manu Campa?

Me apasionan los clásicos. Algunos modelos italianos de las primeras décadas del siglo XX me parecen espectaculares. Pero el coche que más me llama la atención es el Porsche 911 de primera serie. La curva que define su perfil es icónica, por eso me gusta pintarlo. La carrocería prácticamente se dibuja con una sola línea, aunque no es fácil dar con ella.

¿Qué es lo que más te llama la atención de Porsche?

La historia que tiene detrás. Es una marca muy pasional, llena de modelos únicos. Cuanto más indagas, más cosas increíbles descubres.

Casi siempre pintas porciones de los coches y no su totalidad. ¿Por qué?

Por alejarme de esa idea de póster en la que se ve el coche perfecto y, generalmente, en tres cuartos. Intento buscar un guiño, me parece más sutil que tu cabeza se imagine cómo es el resto del coche. Técnicamente, además, para mí es más sencillo.

De tener repercusión local a ser conocido en todo el mundo. ¿Cómo ha sido esta evolución?

La primera vez que estuve en Miami fue hace tres años. Ahora ya he ido seis veces. Acabo de volver de exponer en Tokio hace apenas unos días y dentro de poco iré a Dubái. Me lo tomo con naturalidad, vas conociendo a gente y, sin darte cuenta, un día estás en casa de un cliente que, además de admirar tu obra, te invita a su casa, a que conozcas a su familia… Lo mejor son las relaciones que se generan detrás de todo esto. Ahí es donde yo me lo paso realmente bien.

¿Tienes lista de espera?

En este momento, 60 cuadros, que equivale más o menos a un año de espera. Pero la gente lo suele llevar bien, entiende que pintar todos estos cuadros requiere su tiempo. Algunos no: cogen el teléfono y te llaman a los ocho meses diciendo que lo necesitan con urgencia por algún motivo en concreto. En ese caso, priorizo. Procuro tener al cliente contento, que ese sea el sello de Manu Campa.

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