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Los coches de Jordi Pujol Ferrusola

En estos días el personal ya está curado de espantos cuando enciende la televisión o se lee el periódico. Día sí y al otro también aparecen nuevos casos de corrupción protagonizados por políticos aficionados al cohecho, a las comisiones, etcétera. En CAR no estamos para juzgar o dar clases de ética a nadie, y además sospechamos que seríamos bastante corruptibles si nos ofrecieran un Lamborghini a cambio de un favor.

Jordi Pujol Ferrusola, hijo del ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol, lleva algún tiempo en la cárcel acusado de diferentes delitos, y lo que le diferencia de otros presuntos corruptos es su afición por los coches deportivos. Para conocer su colección nada mejor que recurrir a las palabras del propio Pujol Jr., que en un gesto de transparencia se sentó en 2015 en el Parlamento catalán para explicar qué modelos posee. “Quiero leer la lista de coches que tengo, porque unos dicen tres, veintitrés…”, y comienza a explicarlo, empezando por el Lotus Elan de 1965. Además un Mercedes SL Pagoda, un Porsche 356 Super 90… “Tenía matrícula norteamericana, tuvimos que ponerle matrícula de aquí, eso hace perder valor al coche, porque lleva una matrícula nueva”. En 1997 también compró un Lamborghini Miura. No dice qué versión ni cuanto pagó por él, pero explica a sus señorías cuál es la dinámica de los precios de los deportivos con el paso de los años.

1,6 millones es la tasacion de hacienda de su garaje

Lo cierto es que en aquella época se podía comprar por 100.000 euros y ahora un Miura S está en un millón. Más asequible es un Fiat 600, que según dice intentó transformar en Abarth. En 1999 compró su primer Ferrari, un F40: “En aquel momento era un coche que había caído mucho porque se fabricaron muchos (…) es muy incómodo de conducir, es muy duro, la gente tenía accidentes… fuera”. O sea, que nadie quería un F40… En 2000 llegó a su vida un Jaguar E, después un Porsche Targa de 1967 “precioso, naranja, muy bonito”. En 2001 otro Ferrari, un 328, y un Lamborghini Diablo. “Y después, dentro de la tormenta en la que me encuentro, porque la vida sigue, me he comprado un Mercedes-Benz. El famoso SLR, este no es clásico, el McLaren. Es un coche que de primera mano vale 600.000 euros… y después, de una persona que tiene una situación muy complicada, que a mí no me hacía ilusión, pero por amistad, compré el Ferrari Testarossa en 2013”. Al final del vídeo, en un montaje mal intencionado, se ve a su madre, Marta Ferrusola, declarar en el Parlamento: “Si no tenemos ni cinco…”.

Unos meses después de aquella comparecencia de Jordi Pujol, la Agencia Tributaria tasó su colección de coches en 1,6 millones de euros, pero lo más interesante era el talento de nuestro protagonista para comprar coches a precios de ganga. ¿Ustedes han visto alguna vez un Lotus Elan por 1.800 euros? ¿Un Lamborghini Miura por 9.000 euros? ¿un Ferrari F40 por  33.000 y un Testarossa por 22.000? Pues eso es lo que  Jordi Pujol declaró haber pagado por ellos en su momento. También es cierto que era responsabilidad de los técnicos de Hacienda comprobarlo, pero quién sabe si nuestro protagonista tenía algún amigo dentro. Ser de buena familia tiene sus ventajas.

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