La tercera sinfonía de Pagani: llega el Utopia con 864 CV

La llegada de un nuevo Pagani siempre es un acontecimiento, teniendo en cuenta que el nuevo Utopia es el tercer modelo desde que se lanzó el Zonda en 1999. La fórmula es la de siempre, infalible, y combina una estructura de carbono con un V12 de AMG, que en este caso rinde 864 CV.

Pagani es más que un fabricante de coches, es un fenómeno digno de estudio. Quién podía haber previsto que una nueva marca, nacida hace poco más de veinte años, fabricaría deportivos tan caros y deseados como los modelos más exclusivos de Ferrari, Lamborghini o Bugatti. Es algo tan excepcional como el hecho de que una compañía tan joven como Tesla –primer modelo entregado en 2008– esté compitiendo con éxito frente a las grandes multinacionales germanas. Horacio Pagani y Elon Musk son dos genios iluminados por la fortuna, pero ahí terminan los paralelismos, porque un Pagani y un Tesla se parecen como un huevo a una castaña. Horacio Pagani y su equipo han pasado los seis últimos años trabajando en el nuevo Utopia, guiados por un principio de simplicidad y elegancia que enamora a los incondicionales de la marca italiana. Horacio está en permanente contacto con sus clientes, y conoce personalmente a la mayoría de ellos. Así que pidió a sus seguidores más cercanos que le dijeran qué era lo que realmente deseaban. Todos poseían ya coches excepcionalmente rápidos y bellos, pero ¿qué les faltaba? Tres términos aparecieron en casi todas las respuestas: sencillez, ligereza y placer de conducir.

Hace poco el propio Horacio Pagani reveló que han desechado definitivamente la idea de producir un coche eléctrico. En 2018 crearon un grupo de trabajo para desarrollar el proyecto, y Horacio incluso se compró un Tesla “para entenderlos”.

Pero han concluido que son pesados, y sobre todo, que no son emocionantes a la hora de conducirlos; por lo tanto, no tienen lugar en oferta de la marca. Así, el proyecto C10 –que ha dado lugar al Utopia–, ha ido deliciosamente en contra de las principales tendencias actuales. Sin pesadas baterías y sin energía híbrida, solo un maravilloso V12. Y sin cambio de doble embrague, solo transmisión manual o automatizada, de siete velocidades. Todo esto para garantizar que “el coche responda mejor que nunca a cada acción de su conductor, y trabaje con ellos para alcanzar la forma más pura de conducción, una experiencia clásica pero definida en nuevas formas”. Por tanto, un Pagani emplea tecnología punta en el motor, en el chasis o en el control de estabilidad Bosch 9.3 –lleva un sistema de control integrado que incluye la dirección–, pero ante todo está el placer de conducción, con mayúsculas.

Y otras cosas que nos encantan: pantallas, las justas, y cuero de verdad, nada de compuestos eco-veganos. Con estos condicionantes Mr. Pagani pensó en un nombre adecuado a su nueva criatura, y decidió bautizarlo como Utopia –en italiano se escribe igual que en español, pero sin acento–. La obra principal del filósofo Thomas More –o Tomás Moro– fue “Utopía” (1516), donde describía una sociedad ideal, y desde entonces se le ha dado ese nombre a los lugares idealizados con los que soñamos. Victor Hugo dejó escrito: “Nada mejor que el sueño para engendrar el porvenir. La utopía de hoy es carne y hueso mañana”. En la misma línea, en Pagani creen que “para los que construyen su propio futuro, para los creadores, la utopía existe, se trata simplemente de encontrarla”. El término utopía también estuvo muy de moda, vinculado a ideologías de izquierda. Pero ya hemos visto como acaba el comunismo aplicado al automóvil, en un Trabant de la DDR o en un viejo Chevrolet con motor Lada, echando humo azul por La Habana. La fascinación que provoca cualquier Pagani comienza por su diseño, con lo que llaman “un shock estético”. Y además presumen de un lenguaje de diseño propio que los distingue de cualquier otro hypercar.

No obstante, el Utopia se ve diferente a sus antecesores, con unas formas más fluidas y curvilíneas, aunque también han buscado crear algo atemporal. Así, han estudiado las proporciones, las texturas y los colores “de objetos icónicos de los años 50 y 60”, desde las Vespas a las lanchas Riva, pasando por el Mercedes 300 SL, buscando lo que llaman “autenticidad sensorial”. Evidentemente, han mejorado la eficacia aerodinámica y el downforce que ofrece su carrocería, y lo han conseguido sin emplear ostentosos alerones. El capó trasero, con los pasos de rueda muy marcados, integra el alerón trasero activo. El Utopia se reconoce como un Pagani visto desde cualquier ángulo, y en el frontal los grupos ópticos –integrados en una pieza de aluminio mecanizado– remiten al Zonda y el Huayra. Los laterales también tienen una forma que recuerda a sus antecesores; llaman la atención las branquias detrás de las ruedas delanteras, y el diseño de la parte inferior, muy fluido, para canalizar el aire. Las preciosas llantas fabricadas por APP en aluminio forjado –de 21” delante y 22” detrás– son novedosas, al incorporar en la parte exterior un diseño tipo turbina, que hace las funciones de extractor, para sacar calor de los frenos cerámicos. La parte posterior es quizá la que destila más carácter. El escape de titanio con cuatro salidas –pesa solo seis kilos– es un rasgo imprescindible de la marca, y va en el centro de un diseño elíptico. En los extremos destacan los cuatro grupos ópticos que parecen suspendidos en el aire, inspirados en las turbinas de los jets.

Todos los Pagani han empleado una estructura de fibra de carbono como base, y el Utopia no es una excepción. Desde la marca no han dejado de investigar maneras de mejorar este material, optimizando por ejemplo la forma en que se tejen sus fibras. En el bastidor del Utopia emplean lo que llaman Carbo-Titanium y Cargo-Triax, que permite aumentar la rigidez torsional un 10,5% respecto al Huayra. Y para aplicaciones estéticas como la carrocería han desarrollado un nuevo tipo de “fibra de carbono de Clase A” que mejora la rigidez en un 37 por ciento. Los subchasis delanteros que van anclados al carbono están hechos en una aleación de acero al cromo-molibdeno, de uso habitual en aeronáutica. La suspensión emplea dobles trapecios de aluminio, y los amortiguadores están controlados electrónicamente, para adaptarse a las condiciones de la carretera y al estilo de conducción del piloto.

Un V12 construido especialmente por AMG

En la parte central-trasera de su estructura de fibra de carbono va colocado el motor, que como en todos los Pagani, es un V12 construido especialmente para ellos por Mercedes-AMG. Conviene recordar que Horacio Pagani llegó a Europa desde su Argentina natal recomendado por el gran Juan Manuel Fangio, que supo ver el enorme talento que atesoraba el joven ingeniero. Después el pentacampeón le ayudó a conseguir las preciadas mecánicas germanas para su primer superdeportivo, el Zonda C12 presentado en 1999. Aquella mecánica era 6.0 atmosférica, y en el Huayra lanzado en 2011 se estrenó una nueva, 6.0 V12 a 60º biturbo de 700 CV. A la vista de los datos mecánicos, el motor que lleva el Utopia parece una evolución del anterior: también un 6.0 V12 a 60º biturbo, pero más poderoso, ya que la potencia máxima sube hasta los 852 CV a 6.000 rpm. Incorpora además un nuevo sistema de distribución que permite alcanzar un régimen máximo de 6.700 rpm, y el par máximo alcanza unos impresionantes 1.100 Nm entre 2.800 y 5.900 rpm. Hay que destacar que han logrado cumplir con todas las normativas de emisiones, incluidas las de California. El coche pesa solo 1.280 kg en seco, lo que permite una relación peso-potencia estremecedora. Respecto a la transmisión, según la marca han tomado “una decisión filosófica”. No han querido un cambio de doble embrague –como emplean los Ferrari, Porsche o Lamborghini–, porque consideran que es pesado y que “roba al piloto la capacidad de marcar el ritmo de aceleración del coche”. En su lugar han recurrido a un cambio manual de siete marchas colocado en posición transversal, y también se puede pedir con un cambio manual automatizado suministrado por Xtrac. No es fácil para una transmisión lidiar con 1.100 Nm de par, y lleva un embrague de triple disco, además de un diferencial autoblocante con control electrónico.

Interior único

Dicen los responsables de Pagani, siempre con esa combinación de arte y tecnología en la cabeza, que “un coche puede compararse con una escultura, pero abrir la puerta lo cambia todo; una escultura, sí, pero en la que te puedes sentar”. Y el interior “no es ni moderno ni retro, es atemporal”. Como decíamos antes, apenas hay pantallas, solo una pequeña en el centro de la instrumentación, entre el velocímetro y el tacómetro. Muchas marcas, siguiendo el discutible ejemplo de Tesla, creen que poner una especie de iPad en el centro es “el no va más”. Pero en Pagani consideran que habrían quitado gran parte de la belleza –en Bugatti tampoco quieren ver pantallas en sus habitáculos–. Por eso en el interior del Utopia todos los instrumentos son puramente analógicos y cada uno de los diales muestra sutilmente parte de su mecanismo, como si estuviera revelando el movimiento esquelético. Cada detalle es exquisito, cualquier pieza serviría para decorar la mejor estantería de nuestra casa. Llama la atención especialmente la palanca de cambios y la rejilla, en aluminio y con unos acabados propios del mundo de la joyería. También es una joya el volante, mecanizado a partir de un bloque sólido de aluminio, y los pedales, fabricados con el mismo método. Lo más paradójico es que, aunque tengamos los aproximadamente 2,2 millones de euros que cuesta esta escultura rodante, muy posiblemente no podamos comprarlo. Según la marca, las 99 unidades que se van a fabricar del Utopia cupé ya están asignadas a clientes. La capacidad de producción de la empresa, que cuenta con 180 trabajadores, es de unos 50 coches al año. No pierda la esperanza, crea en la utopía y apúntese a la lista para la futura versión roadster.