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Jeep Wrangler Rubicon 392

Sabes cuando en las últimas películas de Star Wars volvieron a poner a Mark Hamill como Luke Skywalker? Los críticos lo llamaron un servicio para fans; solo una forma de mantener a los fieles a bordo. Algo parecido podrías pensar que está haciendo Jeep con el Wrangler. A la generación actual JL le faltaba la opción habitual del motor V8 para satisfacer a clientes más hambrientos del Wrangler, los locos de las carreras en la Baja California y a los escaladores del desierto de Moab. Hasta ahora.

En este Wrangler Rubicon 392 el corazón que bombea es el de un muscle car puro: un V8 Hemi de 6.4 litros de un Dodge Challenger. Jeep no hace nada a medias, por lo que a este motor de otra era se le permite rugir a través de un escape de alto rendimiento adaptativo, el primero en un Wrangler, y Jeep monta un kit off-road extra, que va más allá del que tienes en un Rubicon altamente capaz.

Todavía tiene la barra estabilizadora frontal desconectable del Rubicon, los neumáticos para campo y la caja reductora, pero el 392 nombrado así por la capacidad del motor en pulgadas cúbicas tiene 5 centímetros más de altura al suelo, y una toma de aire en el capó que redirige el agua fuera del vano motor cuando atraviesas zonas profundas de agua.

Presiona el botón para el sistema de escape deportivo, presiona en el acelerador y las 392 pulgadas cúbicas se llenan y vacían sin cesar haciendo que esos enormes neumáticos se hundan en el suelo antes de lanzar el coche a la distancia con una banda sonora similar a una estrella colapsando. Es un raquetazo bíblico a tu espalda, seguramente lo suficientemente ruidoso para retumbar las ventanas de los edificios por los que pasas. La velocidad casa con el sonido. La entrega de potencia es agradablemente lineal, no hay inducción forzada, mientras el cambio automático de ocho velocidades TorqueFlite entrecorta las palabras del motor con petardeos sonoros.

Lo mejor es dejar la caja a su suerte; Jeep ha incluido un par de levas que se activan con los dedos y un modo manual en el volante, pero al darles un empujón se siente como si estuvieras interrumpiendo los mejores esfuerzos de la transmisión, lo que resulta en cambios bruscos que hacen que el Wrangler cabecee. Esas piezas todoterreno bien probadas le garantizan tracción en terrenos difíciles, como lo encontramos al atravesar terrenos pantanosos. El 392 se sobrepone a todo con facilidad. Pero cuando estás en la carretera, esos enormes neumáticos aúllan y hacen que tengamos que prestar atención a la dirección.

Los viajes por autopista pueden hacerte sentir como si estuvieras sentado en un edificio rodante. En la ciudad, como cualquier otro Rubicon, mirarás por encima hasta a los conductores de autobús. Sin embargo, un punto a favor del 392 es la suma de amortiguadores Fox; el Rubicon estándar balancea y rebota sobre asfalto accidentado, pero el 392 logra sofocar las sacudidas más agudas con mucha más suavidad. Pero seamos honestos, el Wrangler Rubicon 392 es un juguete; algo con lo que juegas un rato de vez en cuando. Pero, incluso si es obstinado para conducir y un poco incivilizado, no puede dejar de sonreír cuando esté detrás del volante. Pocos coches pueden hacerte sonreír tanto como este.

“Este es el Jeep Wrangler más potente, rápido y capaz que jamás hayamos construido”, dice Jim Morrison, director de Jeep North America. ¿Cómo? Con un motor a la altura. Es la primera vez que se puede pedir un Wrangler de la gama actual con un V8. Sus 6.4 litros rinden 470 CV y 637 Nm de par, del cual el 75% está disponible nada más pasar el ralentí. Solo así logra un 0 a 100 km/h en 4,8 segundos. A diferencia de los Wrangler normales, la tracción total aquí es permanente, y el cambio es especial para aguantar el par motor.

 

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