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Honda Civic Type R: nacido de la genialidad

Uno de los mejores compactos deportivos de todos los tiempos, hijo de la tierra del sol naciente, regresa a escena tras su última evolución. ¿Será el compacto definitivo tanto en carretera como en pista?

El Honda Civic Type R es, desde sus orígenes, un compacto deportivo excitante, referencia en su segmento. Desde el primer EK9 de los años 90, que equipaba un motor atmosférico de 1.600 cc y 185 CV a 8200 rpm, las cifras de cada nuevo Type R han permanecido impresionantes, y esta versión ofrece 329 CV. 

De hecho ya ha pasado un cuarto de siglo desde la primera generación, 25 años en los que este modelo, que levanta pasiones, no ha parado de evolucionar. Un utilitario que siempre ha sido referencia en cuanto a prestaciones en carretera, pero también en pista. Por ello, circulando a ritmo bastante elevado por una carretera secundaria portuguesa, mientras está lloviendo a cántaros, me siento un poco fuera de la zona de confort.

Sentado en el mítico asiento Recaro rojo de la saga R, veo pasar demasiados elementos muy rápido alrededor mío, mientras levanto una enorme cortina de agua por el difusor trasero. Desde un poste de corriente a un tractor parado en una cuneta… Si todo estuviese seco estaría más tranquilo, pero en estas condiciones, pagaría muy caro cualquier error. Pero no llega ninguno, porque, a pesar de la enorme evolución que ha vivido este modelo a nivel tecnológico, sigue siendo tan comunicativo con el conductor, a través del tacto de la dirección, el gas y el freno, que te permite saber en todo momento qué está pasando a nivel de asfalto.

Aunque, por supuesto, por muy comunicativo que sea el Civic, al final necesitas agarre en estas condiciones extremas. Un agarre tal que te sorprende, puesto que incluso cuando tu cerebro te adelanta que la próxima curva está quizás demasiado mojada para pasar tan rápido, los Michelin 4s montados sobre las llantas ligeras de 19 pulgadas te demuestran lo contrario. El Civic sigue dibujando sobre el asfalto la trazada perfecta marcada por el conductor. 

Sus 315 CV parecen muchos, pero no son excesivos para la capacidad de tracción que ofrece el bastidor. Igual que los grandes discos, que además de proporcionarnos una gran frenada, son extremadamente comunicativos con el conductor, incluso sobre un asfalto irregular lleno de agua. El trabajo de los ingenieros de Honda ha vuelto a ser soberbio, como viene siendo tradicional en este modelo. No es fácil conseguir que, generación tras generación, un coche con tanto carácter como el Civic Type R evolucione sin perder una pizca de esencia, a pesar del enorme aumento de su tecnología. Pero sí, lo han vuelto a hacer. 

La anterior entrega de la versión más deportiva del Civic ya fue unánimemente aplaudida por los periodistas de motor de todo el mundo, tanto por las grandes sensaciones que proporcionaba al conductor, como por sus prestaciones. Incluso encontrándose a mitad de su vida comercial, cuando entró en escena el Golf GTI MK8, el Civic siguió siendo el rival a batir en muchos aspectos. Pues bien, esta nueva entrega es objetivamente mejor que la generación anterior. Así, su vuelta al ruedo le sitúa de nuevo como la referencia en su segmento.

Para que nos hagamos una idea del concepto, el Civic es a los compactos deportivos lo que un Porsche Cayman GT4 es respecto a los deportivos biplaza: un ejemplo de cómo hacer las cosas, y como hacerlas bien.

Si la generación anterior ya era tan buena, ¿en qué ha mejorado el nuevo Type R? Empezando por el interior, lo primero que se aprecia es el nuevo salpicadero, que ofrece un diseño más elegante que en la generación anterior. Asimismo, el sistema de infoentretenimiento también mejora bastante respecto a su predecesor, siendo ahora muy intuitivo, a pesar de que se trata de una máquina para disfrutar conduciendo, en la que el sistema multimedia no es más sino un ‘añadido’ a la máquina tecnológica. La posición de conducción está perfectamente conseguida, mientras que la precisión de la palanca de cambios manual es extraordinaria. Además, tanto los materiales del interior como el nivel de los acabados pueden satisfacer incluso a aquellos usuarios más exigentes.

Un Vehículo nuevo y no tan nuevo

En cuanto al bastidor, este Type R mantiene muchos elementos inalterados. Teniendo en cuenta que cuando la generación anterior dejó de venderse seguía estando completamente al día, haber empezado de cero el proyecto de su sucesor habría sido absurdo por parte de la marca nipona. Así que sus ingenieros han implementado significativas mejoras que influyen positivamente en la conducción. En primer lugar, la distancia entre ejes aumenta en 35 mm respecto a la versión anterior, aunque esto es más bien consecuencia de la nueva carrocería. El ancho de vías también ha aumentado, mientras que la altura del chasis al suelo se ha reducido. 

La carrocería ha aumentado su rigidez de forma considerable, gracias a que su estructura se ve notablemente reforzada mediante más soldaduras y un mayor uso de adhesivo. Además, varios de sus elementos, como el capó y el portón trasero, son mucho más ligeros en esta nueva versión. En cuanto al bastidor, las barras estabilizadoras son también más rígidas, y junto a la suspensión heredada del anterior FK8 se consigue una sorprendente capacidad de transmitir la potencia del motor al suelo sin perder tracción. De hecho, el chasis resulta impresionante por lo eficaz y comunicativo que es, alcanzando casi un efecto telepático entre el conductor y el coche.

Del motor y la caja de cambios, poco podemos añadir, puesto que son viejos conocidos, aclamados por sus usuarios, no sin motivo. Aunque también han sufrido alguna pequeña mejora técnica, seguimos estando ante la misma excitante combinación, basada en el bloque de 2 litros turbo de 329 CV y la caja de cambios manual de seis relaciones. Algo que comprobamos con gran placer en el circuito de Estoril.

Tras un recorrido intenso por la costa portuguesa, que nos ha dejado una buen sabor de boca, a pesar de la lluvia y el estado del asfalto, es en la pista donde empieza la emoción de verdad. Y es que, sobre el mítico trazado de Estoril, el Civic Type R muestra toda su esencia. El espíritu original del primer y rabioso pero comunicativo EK9 de la primera generación demuestra estar aún muy presente en su recién llegado último descendiente. Y, como en aquel pequeño 1.600 cc de 185 CV matagigantes, el actual Type R traslada un torrente de sensaciones al conductor, no solo haciéndole disfrutar, sino también permitiéndole imprimir un altísimo ritmo, que dejaría en evidencia a muchos rivales incluso supuestamente superiores. De hecho, el Civic evoca en pista esa esencia de conducción del auténtico Type R original, el Honda NSX que el mismísimo Ayrton Senna ayudó a desarrollar. Pero con el precio actual del NSX, y teniendo en cuenta que por menos de la mitad podemos tener un maravilloso nuevo Civic Type R, parece evidente que esta sea, seguramente, una opción mucho más sensata y adecuada.  

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