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Francisco Herrero: un arte lleno de colores que distorsionan la realidad

Después de más de treinta años de dedicación en la empresa Nivea, donde compaginaba su puesto como responsable de promociones con su profesión artística como pintor y escultor, partir del año 2000, Francisco Herrero ha dedicado totalmente su vida a las artes plásticas.

Interesado por los barrios más exóticos y los automóviles que circulan por las ciudades donde pinta, la luz y la preferencia por los colores vivos por la que es conocido, surge de su interior usando una paleta muy luminosa, donde el color juega un rol fundamental en la realización de su obra.

Francisco Herrero (Madrid, 1944) consigue fusionar un sinfín de cualidades como la devoción del paisaje urbano, con el uso del color y la técnica de la pintura y un estilo posimpresionista.

La técnica que emplea varía según el efecto que quiere conseguir, cubriendo los planos con colores claros, mientras que en otros cuadros pone pinceladas amplias y a veces perfilando todo el dibujo con trazos gruesos.

Francisco Herrero

En otras ocasiones, acentúa las líneas o el color con movimiento rítmico, lo repite tanto en los dibujos como en las pinturas, vigorosas pinceladas hacen que los objetos representados en ellas parezcan dotados de movimiento, como si estuvieran animados por intensas emociones. Su paleta de pintor se va llenando de colores vivos y en ella mezcla el verde con el rojo, el azul con el naranja, el violeta con el amarillo. Su colorido guarda poca relación con la realidad, pero eso no le importa, es su creación.

Algunas veces los contornos son definidos con mucha precisión y una fuerte sensación volumétrica conseguida por medio de un extraordinario colorido, pintura detallista y minuciosa y gran potencia expresiva.

Incluso el tema exótico se halla inserto en una visión paisajística urbana bastante compleja de planos, con contornos definidos y un extraordinario uso del color, un afán por captar la luz de lo natural va disolviendo las formas en su ambiente y todos los elementos del cuadro van perdiendo volumen y ganando movimiento y sentido del espacio, derivando hacia una pintura personal que anuncia un potente estilo y lenguaje artístico muy propio.

Por todo ello se podría decir que Francisco Herrero recupera la importancia del dibujo y de la preocupación por captar, no solo la luz, sino también la expresividad de las cosas y de las personas iluminadas. Y en CAR siempre nos ha gustado apoyar el talento.

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