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Comparamos el Ferrari 488 Spider y Audi R8 Spyder en Madrid

La capacidad de elegir es lo que nos hace libres, dicen…, y no se por qué será pero me siento más libre en un Ferrari Spider que en un Tata. Si te preguntan qué prefieres, ¿un Audi o un Ferrari?, la cosa está clara. Pero cuando ves el Audi R8, quizá la elección ya no sea tan evidente. El Ferrari 488 Spider y el Audi R8 Spyder son dos de los mejores superdeportivos que se pueden comprar, y ambos llevan poco tiempo en el mercado. 

Ferrari

En CAR somos partidarios de las versiones descapotables porque el placer de conducir a cielo abierto es algo extraordinario. Además, en un coche como este, el sonido se disfruta mucho más. Por otra parte la proliferación de radares hace que sea difícil correr, así que, aun rodando a ritmos bajos, en un descapotable se siente mayor velocidad. E igualmente, en los deportivos de última hornada la rigidez de los convertibles no es un problema. Y por último, se cotizan más como coche usado. 

Se supone que los descapotables suelen tener una orientación más de bulevar, que son menos radicales y rabiosos que los cupés. Pero en este caso ambos van sobrados de poderío e inmediatez. Curiosamente el Audi es más puro en cuanto a concepto, con la capota de lona y el motor V10 atmosférico de 540 CV. Pesa 100 kilos más que el R8 cupé, y el techo de lona –que pesa 44 kilos con estructura de magnesio y aluminio– se pliega en forma de Z mediante un sistema electrohidráulico. Tarda 20 segundos en retirarse y se puede hacer en movimiento, a un máximo de 50 km/h. La lona queda oculta bajo una tapa de fibra de carbono, y también se puede bajar la luneta trasera eléctricamente. Con la capota puesta, el aislamiento es tan bueno que te olvidas de que es descapotable. 

Dos cilindros menos, 130 CV más

El Ferrari lleva un motor V8 biturbo de 670 CV y un techo duro compuesto por dos piezas de aluminio que también se retira eléctricamente –tarda 14 segundos–. Pesa 50 kilos más que el 488 GTB y su pureza está en que es tracción trasera, mientras que el R8 lleva tracción total. Ambos emplean una estructura monocasco de aluminio, aunque el R8 lleva la parte que cubre el túnel de transmisión y la parte que separa el habitáculo y el motor, de fibra de carbono. 

El V10 Audi de 5.2 litros rinde 540 CV –610 en la versión Plus, también disponible en Spider–, con lo que acelera de 0 a 100 km/h en 3,6 segundos. Tiene toda la magia de un motor atmosférico y ruge como una bestia hasta llegar a las 8.700 rpm –mejor con escape deportivo–. El cambio de doble embrague es fantástico y como es fácil imaginar, con esa motricidad y ese centro de gravedad tan bajo, el paso por curva es brutal. Cuando te bajas del Audi crees que no hay ningún deportivo mejor en el planeta. 

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En los dos biplazas el piloto puede regular la respuesta del coche, de más cómodo a más de carreras; en el Audi tocando el Audi Driving Select, que ofrece cuatro modos de conducción: “Confort”, “Auto”, “Dynamic” e “Individual”. Si se pide con el volante multifunción Performance Plus, aparecen otros tres modos extra (“Seco”, “Mojado” y “Nieve”) que adaptan la conducción de un modo más preciso. El Ferrari, girando el manettino del volante, dispone de los modos “Wet”, “Sport”, “Race”, “CT Off” y “ESC Off”. 

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Aunque algunos digan que sí, en el motor del Ferrari 488 no notamos retraso en la entrega de potencia por el hecho de ser biturbo. Pero la forma en la que sube de vueltas no es tan lineal ni va acompañada de un sonido tan bello como en el Audi. El alemán rinde sus 540 CV a 8.200 rpm y el Ferrari, 670 (¡130 más!) a 8.000 vueltas. No obstante, hay que destacar que el Variable Torque Management del 488 hace que, si conducimos de forma deportiva, el par motor se limite en la zona media del cuentavueltas y se entregue en la zona alta, para que se comporte como un atmosférico. 

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La diferencia de potencia hace que el Ferrari se sienta mucho más rápido –de 0 a 100 km/h en 3 segundos–, pero es que además la diferencia de par es aun mayor a favor del italiano. El 488 resulta más vivo e inmediato, más todopoderoso, con una dirección asombrosamente rápida. 

¿Vale la pena gastar 54.000 euros más?

Lo malo es que el Ferrari es muy caro; cuesta unos 54.000 euros más que el Audi y no creemos que esté fabricado con mayor calidad que el alemán. Además el R8 se adapta mejor a un uso diario, a los viajes largos y no digamos si llueve, gracias al sistema Quattro. Pero por imagen y prestigio es previsible que en el futuro el 488 se devalúe menos que el R8. Lo cierto es que el Ferrari es más divertido y emocionante, con gadgets como el “Side Slip Control” para poder derrapar con seguridad. La conclusión final es que si quieres un supercoche para vivir el delirio al volante y debes elegir entre el Ferrari de Audi y el Ferrari de Ferrari, mejor el original. 

 

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