Buscar

El origen de Cayenne y su gran evolución

A finales del siglo XX, Porsche tuvo que tomar una de las decisiones más trascendentales para poder asegurar su éxito a nivel económico años más tarde. Su propuesta que más se acercaba a lo necesario era el Cayenne.

Nosotros aquí en CAR hemos realizado una prueba extensa de este Cayenne para poder observar todas las novedades y características que aportó este Cayenne, podéis observarla a través de este link.

Un estudio guiado por Hans Riedel, el cual en aquel momento era miembro del Consejo de Dirección de Porsche AG como responsable de ventas, fue capaz de demostrar que su 911 y el Boxster su serían capaces de satisfacer las ventas necesarias y por lo tanto dirigir al fabricante a un futuro seguro. “Era evidente que los deportivos plantean ciertos límites en el mercado”, recuerda Anton Hunger, quien fuera responsable de Comunicación en la época de Wendelin Wiedeking, Presidente del Consejo de Dirección de Porsche AG en los años 90. “La división de Ventas lo había dejado bien claro mediante estudios de mercado. A la larga, Porsche habría terminado nuevamente en una pendiente descendente”.

 

Desde su punto de vista, para poder asegurarse un futuro exitoso todo esto debía evitarse, ya que la empresa venía de una situación complicada, concretamente en 1992, cuando Porsche comunicó que arrastraba con pérdidas de 240 millones de marcos alemanes.  Wiedeking, portavoz del Consejo de Dirección desde septiembre de 1992, se convirtió en su Presidente en agosto del año siguiente. Desde esta nueva posición reaccionó con acierto. Optimizó la producción, simplificó la estructura jerárquica  y lanzó al mercado el Boxster. Fue capaz de cambiar el rumbo fijando su objetivo en alcanzar un mayor crecimiento.

En un primer momento se tuvieron en cuenta cinco conceptos de vehículos para sacar “el tercer Porsche”, pero al final decidieron decantarse por dos: un monovolumen de lujo y un SUV premium deportivo. Esta idea fue vetada por EE.UU, el mayor mercado de producción de Porsche.“A mediados de la década de 1990, el monovolumen era un tipo de coche especialmente popular entre las familias numerosas con bajos ingresos de Norteamérica”, recuerda Hunger. “Pero los SUV grandes eran una apuesta segura para una clientela más amplia”. Fue aquí cuando Porsche empezó a buscar un socio para ayudar a desarrollar un coche completamente nuevo. El primer ayudante fue uno bastante cercano, Mercedes-Benz debía sacar al mercado el Clase M en 1997, y no se opuso a que Porsche se uniera al proyecto.

 

“En ese punto, imaginamos el SUV de Porsche como una variante de altas prestaciones del Mercedes”, dice Klaus-Gerhard Wolpert, Vicepresidente de la gama Cayenne de 1998 a 2010, “con tecnología heredada del Clase M, pero con un diseño exterior, motores y componentes de chasis propios”. La cooperación Porsche/Mercedes iniciada en el verano de 1996 avanzaba a buen ritmo, pero a finales de año fracasó debido a los desacuerdos sobre la relación económica de las dos empresas. Se necesitaba entonces un nuevo socio, y se encontró uno en Wolfsburgo. Aunque Volkswagen y Porsche aún no pertenecían al mismo grupo, el presidente del Consejo de Dirección de Volkswagen, Ferdinand Piëch, nieto del fundador de la compañía Porsche, Ferdinand Porsche, reconoció el potencial de la asociación. “Porsche presentó el concepto a Volkswagen y Ferdinand Piëch decidió que un automóvil como este podría encajar también en la marca que dirigía”, explica Wolpert.

En junio de 1997 se tomó la decisión de unir fuerzas y diseñar el nuevo Cayenne y el Touareg sobre Porsche, dentro de un proyecto conocido como Colorado. Poco más tarde este proyecto se hizo público, eso sí, guardando el nombre de Cayenne en secreto. Porsche estuvo a cargo del proyecto, mientras que Volkswagen asumiría la responsabilidad de la producción de un nuevo SUV. Poseía partes idénticas como las puertas o el propio interior. Pero mecánicamente hablando fue bastante diferente, en primer lugar no se utilizó ningún motor Porsche en el modelo de Volkswagen ni viceversa. La puesta del chasis además, también fue diferente. 

Una pregunta clave fue ¿Cómo diseñaríamos un automóvil que representara creíblemente el reconocido dinamismo de Porsche en la carretera y a su vez poder competir offroad con los mejores vehículos todoterreno del mundo? Después de todo, el Cayenne tenía que marcar una nueva referencia tanto dentro como fuera de la carretera. “Nosotros teníamos claro que si hacíamos un vehículo todoterreno, debía ser absolutamente convincente allá donde acaba la carretera”, dice Hunger. O como lo expresó Felix Bräutigam, entonces Director de Comunicación de Marketing de Porsche: “El Cayenne ofrece una experiencia de conducción increíble, independientemente de la superficie”.

Para poder conseguir esto Wolper hizo algo poco común “Les dije a los responsables de mi división que entregaran sus vehículos Porsche de empresa. A cambio iban a conducir varios SUV y modelos todoterreno diferentes que adquirimos, como el BMW X5, el Ford Explorer, el Jeep Grand Cherokee o el Mercedes Clase M. Todos debían utilizar a diario estos coches, y cada cuatro semanas los íbamos rotando”. Al principio, el equipo de Wolpert se quejó de no poder conducir sus famosos 911, pero fueron capaces de comprender las fortalezas y debilidades de los rivales gracias a ser conscientes de algunos factores que nunca habían recibido tanta importancia como el espacio de almacenamiento, la altura del umbral de carga, los asientos traseros abatibles , los ángulos de inclinación de los mismos etc. ​​“Esta fue una de las claves de nuestro éxito”, dice Wolpert, quien todavía hoy sigue convencido de ello.

 

En septiembre de 2002, es decir, cuatro años después de que se hiciera pública la decisión de la fabricación de Cayenne, el primer Porsche de cinco plazas celebró su estreno mundial en el Salón del Automóvil de París. “Porsche se enfrenta al que podría ser su mayor desafío”, dijo Wendelin Wiedeking en el evento previo al espectáculo que tuvo lugar en el patio del Hotel d'Evreux. “Este día, no tengo ninguna duda, tendrá una trascendencia histórica para la empresa”. El Presidente del Consejo de Dirección, debía demostrar que tenía razón. Con el Cayenne, esta marca deportiva llegó a nuevos clientes y mercados.

“En la empresa, el Cayenne fue rápidamente aceptado. Pero los clubes Porsche se mostraron menos entusiastas. Hubo fuertes vientos en contra”, recuerda Hunger. No obstante, los números demostraron que Porsche tenía razón. Además, fueron capaces de superar las expectativas. Wiedeking y todo el equipo directivo se quedó corto: Porsche Cayenne no se entregó, como se planeó, a 25.000 clientes al año. Porsche fue capaz de vender 276.652 ejemplares de su primera generación el E1. Con la tercera generación en el mercado se superó el millón de unidades vendidas con creces, el Cayenne registró más de 80.000 entregas en el último ejercicio (2021).

 

“Con el Cayenne hemos logrado por primera vez transferir con éxito la leyenda de Porsche a un segmento de mercado completamente nuevo”, dice Oliver Blume, Presidente del Consejo de Dirección de Porsche AG. “Nuestro SUV deportivo ha demostrado ser un éxito de ventas y un motor de crecimiento en las últimas dos décadas. Y eso no es todo. El Cayenne ha abierto la puerta a muchos mercados nuevos para Porsche, ha contribuido significativamente a la internacionalización de nuestra red de ventas y ha ampliado considerablemente nuestra base de clientes”.

Para observar la prueba realizada por la propia Revista CAR pinche aquí.

TEAM CAR SPAIN PUBLICACIONES, S.L utiliza cookies propias y de terceros para recordar tus preferencias y optimizar la experiencia de usuario. Para obtener más información lee nuestra política de cookies.
Al pulsar en “Aceptar” aceptas el uso de las diferentes cokies que utiliza el sitio web. Puedes configurar o denegar el uso de las cookies en la configuración de la política de cookies.