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Prueba Dodge Challenger: hasta la vista baby

El fin del Challenger de tercera generación (y también del Charger, de cuatro puertas) ha sido lento y difícil porque en realidad nadie lo deseaba, ni la marca ni los clientes. Pero era el coche más veterano del mercado, y han alargado su vida todo lo que han podido. Durante 2023 se han lanzado series especiales del Challenger para los más incondicionales, incluyendo el salvaje SRT Demon 170 con 1.025 CV, una máquina que llega a levantar las ruedas delanteras cuando acelera a fondo.

 

En la factoría de Brampton (Ontario) el final del carismático cupé se ha vivido como una gran pérdida, y es que hay muchos trabajadores que solo han montado el Challenger, lanzado en 2008. Vito Beato es el presidente del sindicato local, y en Automotive News Canadá se mostraba agradecido: “Por lo general cuando un producto lleva mucho tiempo en producción las ventas tienden a disminuir. Pero con Charger y Challenger las ventas han ido mejorando a lo largo de los años”. Prueba de ello es que en 2022 Dodge vendió en EE UU 55.060 Challengers, superando a rivales más modernos como el Chevrolet Camaro (24.652) y el Ford Mustang (47.566). Un dato curioso es que según el Insurance Institute for Highway Safety (IIHS) de EE UU los muscle cars son los coches con más accidentes mortales… pero no hay estadísticas sobre los conductores de coches tristes que mueren de aburrimiento.

 

 

El Challenger empleaba la veterana plataforma L compartida con Mercedes (la alianza DaimlerChrysler duró entre 1998 y 2007) e introducida en 2005 para el Chrysler 300, cuya producción también ha terminado.

En 2015 nuestro protagonista empezó a usar la plataforma LA, actualizada sobre todo para poder usar el cambio automático de ocho marchas. Hay Challenger de seis u ocho cilindros, si bien son estos últimos los que atesoran la esencia de su carácter rebelde y atemporal.

 

 

Para empaparnos de su magia nada mejor que conducir un Challenger R/T Scat Pack Widebody, con el motor 6.4 V8 Hemi de 485 CV. Mide más de 5 metros y lleva los pasos de rueda anchos (widebody), de modo que tiene una presencia impactante y amenazadora. No sé porque, pero me subo a este coche y me dan ganas de escuchar AC/DC o de atracar un banco. Será por eso que hay una versión llamada Jailbreak (fuga de la cárcel). En todo caso me siento muy cómodo en esta especie de extremismo sobre ruedas, lejos de lo políticamente correcto y de esos híbridos con asientos hechos de botellas recicladas. Antes de salir a rodar me encuentro con una curiosa reminiscencia de Mercedes, como es el freno de estacionamiento de pedal. En términos de diseño el interior del Challenger acusa el paso del tiempo y hay plástico además de cuero, pero nos gusta y es fácil encontrar una posición de conducción idónea. Como en el Mustang, el piloto va sentado más alto que en un cupé europeo equivalente, como sería un BMW Serie 4. En cualquier caso preferimos su habitáculo y sus relojes con una tipografía clásica al de los nuevos modelos que solo llevan una pantalla táctil (mucho más baratos de producir, claro). La pantalla de nuestro Dodge también es táctil y el conductor puede acceder a una información técnica muy completa a través de gráficos de barras, lecturas digitales y datos analógicos. También lleva Apple Car Play y Android Auto para el smartphone, y un equipo de sonido Harman Kardon con 18 altavoces.

 

 

Otra ventaja es que al ser tan grande, pueden viajar atrás adultos cómodamente (mejor que en Camaro y Mustang) y cuenta con un enorme maletero que puede ser aún mayor con los asientos traseros plegables. Tampoco falta el tirador “anti secuestro” fluorescente, que permite abrirlo desde dentro. Al manejar la palanca del cambio automático de ocho velocidades (también se vendía manual) notas la robusta conexión mecánica, no eléctrica como se está imponiendo en los modelos más modernos.

 

La tentación de acelerar a fondo es constante

Comienzas a rodar y el motor rápidamente reclama su protagonismo absoluto, ¡qué sonido, qué respuesta y qué empuje! Es capaz de acelerar de 0 a 100 en solo 5,1 segundos (lleva Line Lock y Launch Control) y rinde la potencia máxima a 6.100 rpm, un régimen relativamente bajo comparado con otros deportivos más modernos. La posibilidad de hacer que las ruedas traseras patinen siempre está presente. Nunca te libras de la tentación de acelerar de fondo, y cada giro de 90° o cada glorieta es como una invitación a derrapar. También es impactante su capacidad para ganar velocidad cuando ruedas a 100 o 120 km/h. Es un coche “bruto” y de espíritu clásico pero también seguro, gracias a que cuenta con sistemas modernos como el asistente para permanencia en el carril, la alarma anticolisión, el control de crucero adaptativo o el control de estabilidad con tres posiciones, así como cuatro modos de conducción diferentes a elegir: Auto, Custom, Sport y Track. Con ellas puedes ajustar la dirección, la suspensión (Bilstein con tres posiciones) la transmisión y la tracción a tu gusto. Puedes usarlo perfectamente por la ciudad y el cambio va muy bien, aunque quizá tengas la incómoda sensación de estar infrautilizando una mecánica V8 con unos cilindros más grandes que botellas de vino.

 

 

Con un peso de 1.917 kilos, nuestro Dodge podría parecer torpe pero no lo es. Cuando le exiges en carreteras con curvas resulta equilibrado y transmite la potencia al asfalto con eficacia (lleva neumáticos Pirelli PZero sobre llanta 20”). El cambio con levas en el volante es lo suficientemente rápido y destaca la eficacia de los frenos Brembo con seis pistones. Y otra vez ese sonido grave, como si saliera de una gruta, acompañado de una vibración que te atraviesa.

 

 

En todo caso si evaluamos al Challenger en términos puramente racionales corremos el riesgo de desenfocar su esencia. Hay quien considera que un coche así es un anacronismo y quizá tengan razón, pero eso también forma parte de su atractivo. El Challenger 2023 ya es un clásico, y confieso que si pudiera me lo quedaría y no lo soltaría jamás (esta misma unidad que aparece en las fotos está a la venta por 99.900 euros). Además, si pensamos en él como inversión, dentro de diez años podremos comparar que valor tendrán los híbridos y eléctricos que se venden actualmente, y cuál será la cotización de “nuestro” inolvidable muscle car. Respecto al sucesor del Challenger, tendrá un estilo muy similar al visto en el prototipo eléctrico Charger Daytona SRT Concept de 2022. Parece que Stellantis amagó con lanzar un sustituto puramente eléctrico, pero tras ver las furibundas reacciones de los aficionados, está prácticamente confirmado que el modelo de producción se lanzará con la mecánica Hurricane 3.0 biturbo de seis cilindros en línea y más de 500 CV. No sonará como el V8, pero será un buen aparato y Amencars lo venderá en España.

 

Dealer oficial Dodge y RAM

 

Nos citamos con la bestia en el Amencars, concesionario oficial exclusivo en Alcobendas (Madrid). Muchos aún no lo saben, pero es posible comprar Dodge y RAM en España en este concesionario oficial con sedes en Madrid y Murcia, sin complicarte la vida importando el coche desde Estados Unidos por tu cuenta. Allí exponen unos cuantos Challenger relucientes (con garantía oficial de tres años) que te hacen sentir como un niño en una tienda de juguetes. Me acerco a un R/T rojo con Pack Secker, con motor 5.7 V8 Hemi (380 CV), llantas de 20 pulgadas y una toma de aire “Mopar Shaker” opcional sobre el capó. Al lado hay otro azul, un 6.2 V8 Supercharged Hemi SRT Red Eye Widebody con 797 CV… Ufff. Estos coches se distribuyen en Europa desde la central en Alemania. En el taller oficial también encontramos armamento pesado, en este caso propiedad de dos fieles clientes.

 

 

Nos llaman la atención una pick up RAM 1500 con motor Hemi 5.7 (color “sublime green”, también usado en el Challenger) y otra RAM 1500 TRX amarilla (6.2 V8 con 711 CV) de 2023. Curiosamente las pick ups son los modelos más vendidos en nuestro país por Amencars, por encima de los turismos deportivos como el Challenger y el Charger.

 

El fin de la producción de estos modelos no será un problema para los importadores españoles, porque además de los pick ups llegarán nuevos deportivos, como el sustituto del Challenger basado en el prototipo Charger Daytona SRT Concept (foto superior).

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