Continental nos explica cómo evitar, y controlar, el aquaplaning

Estamos aún en agosto y el calor sigue elevando los termómetros, pero desde Continental quieren anticiparse y ya nos empiezan a advertir del peligro del aquaplaning. Tal vez veamos la lluvia como algo muy lejano, pero nunca conviene olvidar los riesgos que esta provoca en la carretera, sobre todo si vivimos en localidades donde la “gota fría” es frecuente.

Para evitar esta situación de peligro, es indispensable tener los neumáticos en buen estado, ya que son el único punto de contacto entre nuestro coche y la carretera. Por esta razón, la empresa de ruedas alemana ha realizado un estudio con el que pretende averiguar cuál es el grosor de la banda de rodaduras a partir del cual, debemos plantearnos cambiar el neumático.

En nuestro país, la profundidad legal mínima de la banda de rodadura es de 1.6 mm, pero según el estudio de Continental, este grosor es insuficiente para evitar el aquaplaning. Según el fabricante, un neumático nuevo es capaz de evacuar 30 litro de agua por segundo a una velocidad de 80 km/h; pero con el grosor mínimo legal, el desplazamiento de agua de la rueda se reduce hasta un 50%.

El ensayo, en el que se han utilizado neumáticos de varios modelos, ha dejado patente el aumento exponencial del riesgo de aquaplaning a medida que la profundidad del caucho va disminuyendo. En vista de los resultados del experimento, la empresa alemana aconseja que los neumáticos deberían cambiarse al alcanzar los tres milímetros de profundidad, pues en estas condiciones aún mantienen el 80 % de su capacidad de evacuación de agua.

Cumpliendo con estas condiciones, el aquaplaning será un riesgo menos probable, pero aún posible. Por esa razón Continental aconseja a los conductores moderar la velocidad al circular sobre calzadas mojadas; y si incluso así se produce aquaplaning, recordar soltar el acelerador, no mover el volante y evitar, en lo posible, pisar el freno.