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Especial BMW. Asistimos al concurso de Elegancia Villa d’Este (IT)

Se celebran eventos automovilísticos de todo tipo, pero el más selecto de todos ellos es el Concurso de Elegancia de Villa d’Este. Hay muchos factores, como el hecho de que el hotel Villa d’Este (que cumple 150 años) siga siendo la sede del concurso desde su primera edición, en 1929. Está en territorio italiano, pero llegando por carretera desde Milán un cartel avisa de que Como es la última localidad del país antes de la frontera suiza. La visita al Concorso es toda una experiencia, y se respira una combinación única de elegancia, tradición y extravagancia bien dosificadas.

El evento es como una cápsula donde se conserva la esencia de la llamada grandezza italiana. En 2020 no se celebró, y el año pasado, por primera vez en la historia, tuvo lugar en octubre en lugar de mayo. Este año por fin se ha recuperado la normalidad tras la pandemia, y el nivel de los automóviles expuestos ha sido tan extraordinario como siempre.

Una vez más pudimos ver expuestos coches de todas las épocas, desde los Mercedes con compresor de los años 30 hasta prototipos de última generación. La dinámica del concurso es siempre la misma: los aproximadamente cincuenta modelos que participaron en esta edición se dividieron en varios grupos (siete en total, más los prototipos modernos), que este año recibieron nombres tan prometedores como Clase A: “La edad dorada de la elegancia: la era Art Decó en el diseño automovilístico”, o Clase D: “El cavallino a los 75, ocho décadas de Ferrari representadas en ocho iconos”.

Un ganador a la altura del evento

En la edición 2022 el trofeo BMW Group “Best of Show”, elegido por el jurado, se lo llevó el Bugatti 57 S de 1937 con carrocería Vanvooren, presentado por Andrew Pisker. Solo se fabricaron cuatro unidades del 57 S convertible con esta carrocería. El que nos ocupa pasó por muchas manos, incluyendo un vicepresidente de GM que le cambió el motor original por un Buick V8... Pero después de cuatro décadas se produjo el milagro y, gracias a la búsqueda por internet, el motor original de ocho cilindros en línea volvió a su lugar. Otro Bugatti sensacional fue el Type 59 Sports de 1934, una joya de Gran Premio convertido en coche de calle, que perteneció al rey Leopoldo III de Bélgica (actualmente lo atesora el suizo Fritz Burkard), y que fue galardonado con el trofeo FIVA al coche en estado original mejor preservado.

Y la Coppa d’Oro Villa d’Este, que se concede por votación de los asistentes, fue para el Aston Martin Bulldog, prototipo de 1979, propiedad del millonario egipcio-norteamericano Phillip Sarofim. Este último ocupó espacio hace años en la crónica rosa, cuando estuvo saliendo con la cantante Avril Lavigne. Y en su colección de coches se incluye también el alucinante prototipo Lancia Stratos Zero Bertone de 1970.

Hubo dos clases reservadas a modelos de preguerra. La Clase B, para modelos Mercedes-Benz con compresor, y la antes mencionada Clase A para modelos Art Decó. Entre los Mercedes con motores desarrollados por Ferdinand Porsche encontramos joyas como la berlina 630 K Sauotchik, en un llamativo color púrpura, o el 680 S Saoutchik con motor de seis cilindros en línea y 6.7 litros. No faltó tampoco un 500 K Cabriolet que, tras la II GM, fue usado por un general del KGB, o un 540 K Special Roadster que durante más de medio siglo perteneció a la bella baronesa Gisela Josephine von Krieger (el Mercedes fue un regalo de su madre). Entre los modelos de la era Art Decó destacó el maravilloso Hispano Suiza J12, con motor 9.5 V12 y carrocería Vanvooren, que pertenece a la selecta colección de Peter Mullin.

La Clase C conmemoró los 150 años del Hotel Villa d’Este, “How grand entrances were once made”, que hace referencia a los coches idóneos para llegar al hotel con mucho estilo. Entre ellos, un Alfa Romeo 6C 2500 SS “Villa d’Este” carrocería Touring de 1950, que tomó su nombre al ganar el Concorso en 1949. En esta clase no podían faltar los Mercedes 300 SL, el coche de la jet set de principios de los 60. Vimos uno que perteneció a Sophia Loren (o a su marido, Carlo Ponti), con matrícula de Roma. Otro 300 SL expuesto fue un roadster pintado en un curioso color lima. Muy interesante también el Chrysler Boano Coupé Speciale de 1956, un Chrysler 300 (V8 5.8) con carrocería especial, encargado por Giovanni Agnelli. Pero pronto se lo cedió a su hermano Humberto, porque, como futuro jefe de Fiat, no quería que le vieran en un coche producido por otro fabricante.

Mucho sabor italiano

La Clase D fue la reservada a los Ferrari en su 75º aniversario, y el más especial de todos fue, sin ninguna duda, el 365 P Berlinetta Speziale Tre Posti, con puesto de conducción central y dos plazas a los lados, como el Mclaren F1. Fue la estrella del Salón de París de 1966, y estaba basado en el 365P de competición, pero con la batalla alargada de 2.400 a 2.600 mm. Llevaba detalles muy actuales como el techo acristalado, y el fantástico diseño Pininfarina recurrió a ideas vistas en el prototipo Dino 206 Berlinetta Speciale del año anterior. Solo se hicieron dos unidades, uno para Agnelli, en color verde metalizado, y otra de color blanco para Luigi Chinetti, piloto y primer importador de la marca para EE UU. Este es el coche expuesto, que siguió en manos de la familia Chinetti hasta 2004. De cine también el 400 Superamerica Serie II de 1964, uno de los 18 fabricados, y el mismo que aparece en la película de 1967 “Il tigre”, con Vittorio Gassman y Ann-Margret. Y precioso el 275 GTB/4 en color verde oscuro. Mención aparte merece el alucinante 335 S de competición, probablemente el más valioso de los automóviles expuestos. Se fabricaron solo cuatro unidades, y en una de ellas se mató Alfonso de Portago, en la Mille Miglia de 1957 - el coche quedó completamente destrozado. Otro 335 S fue subastado en 2016 por 36 millones de dólares. En esta edición, el 335 S que pertenece a Andreas Mohringer no ganó nada, porque ya fue elegido “Best of Show” en este mismo evento en 2018.

Aparte de los Ferrari, algunos de los mejores deportivos estuvieron encuadrados en la Clase E: “Nacidos para el circuito: gana el domingo, vende el lunes”, parafraseando la célebre sentencia respecto al poder de las carreras como herramienta de marketing. Entre ellos vimos joyas como un Ferrari F40 LM o los Maserati A6 GCS MM y MC12, pero el más llamativo fue el Nissan R390 GT1 de 1998. Nacido para competir, como el Porsche 911 GT1 o el Mercedes CLK GTR, llevaba un motor 3.5 V8 biturbo. En las 24 Horas de Le Mans de 1998 (ganadas por un 911 GT1) participaron cuatro R390 que acabaron tercero, quinto, sexto y décimo. El R390 que se expuso en el evento está matriculado y pertenece al piloto galo de F1 Erik Comas, quien participó con él en Le Mans.

Una categoría para BMW

BMW Group, la empresa que patrocina el evento, se reservó La Clase F, llamada “Los BMW W y sus antecesores”. El ganador del grupo fue el 3.0 CSL de 1972, y la mención de honor fue para el 320 de Grupo 5, anchísimo y espectacular, con su decoración “naranja Jägermeister”. Curioso además el 700 RS Roadster para subidas, uno de los dos fabricados, que pesa solo 600 kilos y lleva un pequeño motor trasero bóxer de 700 cc con 70 CV.

Respecto a los modelos nuevos, pudimos ver la segunda unidad producida del Rolls-Royce Boat Tail, cuya primera unidad (de color azul) se expuso el año pasado en este mismo escenario. Es el no va más en exclusividad, y se rumoreó que el precio de la primera unidad superó los veinte millones de dólares. Quizá lo recuerden, con la parte trasera estrecha y fluida, con una superficie de madera, inspirada en la cubierta de un yate. Las tapas de la parte posterior se abren, mediante bisagras en el centro, con solo pulsar un botón, mostrando todos los accesorios necesarios para un elegante picnic: bebidas frías, cristalería y cubiertos de alta gama, una sombrilla y dos taburetes hechos de fibra de carbono. La nueva unidad del Boat Tail ha sido encargada por un cliente que tiene su propio museo de automóviles, y cuya empresa familiar tiene su origen en el mundo de las perlas. Así, su color exterior está inspirado en ellas. Rolls también expuso un ligero restyling que ha recibido el Phantom Series II, lanzado en 2017.

Entre los locos de los supercars llamó mucho la atención el SCG 004CS en su versión de preproducción. La creación de Jim Glikenhaus incorpora un motor GM small block sobrealimentado y puesto de conducción central

Lo más extremo del evento fue el Bugatti Bolide (en la apertura de este reportaje). Es una evolución radical del Chiron, del que solo se fabricarán cuarenta unidades, a un precio aproximado de cuatro millones de euros. Lo condujo la coleccionista Rita Spiess, incondicional de este concurso, y a su lado iba el “niño prodigio” de la industria del automóvil, el croata Mate Rimac (1988), que dirige su propia marca y ha sido nombrado CEO de Bugatti-Rimac. En definitiva, talento de ayer y de hoy reunido alrededor del mejor invento de la humanidad, el automóvil.

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