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Comparativa: BMW M2 vs Ford Focus RS vs Porsche 718

Conoces a nuestros tres protagonistas, pero no está mal un ligero repaso a su tarjeta de visita, muy dispar en cada caso. El BMW M2 es un nuevo cupé compacto con motor seis cilindros turbo de 370 CV, posición longitudinal, tracción trasera y caja manual o automática –en nuestro caso, la segunda– y carrocería con ejes ensanchados. En realidad el coche es un poco impostor, ya que la mecánica está heredada casi en su totalidad del M4, con sus ejes, dirección y frenos, solo que con un motor menos potente pero un peso también más ligero y una tarifa de casi 30.000 euros menos, ya que el M2 sale por 62.900 euros más opciones.

¿Te parece un buen precio? Pues espera a conocer el Focus, por­que Ford ha cogido el bloque 2.3 litros de cuatro cilindros del Mustang y lo ha llevado hasta los 350 CV. Más alucinante es su transmisión, porque el Focus se pasa por primera vez a la tracción total para desviar hasta un 70% de la fuerza no solo al eje trasero, sino incluso a una de las ruedas traseras. Tal es la importancia de este eje que tiene incluso un modo “Drift” pa­ra derrapajes, un modo que no tienen ni los coches de tracción trasera. La pieza cuesta 41.250 euros más opciones.

Si buscabas un sustituto para aquel mítico Lancer Evo, te está esperando en el concesionario. El tercer protagonista también entra a formar parte del grupo de coches que recurren al turbo para aumen­tar potencia y bajar consumo. No le ha quedado más remedio a Porsche que pasar por el aro de las emisiones, así que su 2.5 bóxer es ahora de cuatro cilindros y rinde 350 CV. Sobra decir que el motor está en el centro del chasis, como en los F1, y la tracción es a las ruedas traseras, ayudado por el cambo PDK. Su precio es de 77.000 euros, aunque hay un Boxster de 300 CV a precio de M2, es decir, por unos 60.000 euros.

El Porsche es un avión, una turbina sin fin que otorga toda la potencia que queramos, el único pero es que encontramos la potencia, la velocidad y el disfrute del aire, pero sin el soni­do mecánico que teníamos en el seis cilindros tras exprimir el cuentarrevoluciones por puro placer. Aquí seguir más allá de la cifra de potencia, a 7.500 revoluciones, no es necesario, aún así, ¡menuda mecánica!

El motor del Focus consigue la misma potencia con algo me­nos de cilindrada, solo 2.3 litros. También se modera con respecto a su predecesor, y si el anterior 2.5 del Focus RS tenía cinco cilin­dros, un sonido brutal, una patada extrema y bastante retraso de repuesta del turbo, este es todo armonía, con unos bajos sorpren­dentemente suaves, aunque siempre alerta para dar caza al BMW y el Porsche si aquellos empiezan a desmandarse.

De hecho el motor, en cualquier modo de conducción que no sea el “Normal”, cada vez que cambiamos de marcha suelta unos petardazos en el escape dignos de una mascletà fallera, y si bien es cierto que sus dos rivales no son discretos, el Focus se pasa de la raya y resulta un poco embarazoso llegar a una tra­vesía y notar cómo se despiertan hasta los animales que están hi­bernando. Por lo demás es una mecánica tranquila.

Alguien en Baviera ha recuperado el sentido del oído y en este M2 esti­ramos el motor por puro hedonismo.

Quizá en esta quimera por dar las mejores prestaciones sin dar la nota la palma se la lleva el BMW. Es el que tiene más cilindrada –tres litros– más cilindros –seis– y más potencia, con 367 CV, pero eso hoy no significa nada frente a sus brillan­tes rivales, pero lo que sí lleva mejor es tener un armonioso sonido que hace que queramos subir de vueltas hasta el final con cada marcha, y nos sorprende, ya que el M4, con un motor similar pero más potente, había perdido esta virtud.


Ford Focus RS

Podríamos hablar de velocidades, aceleraciones o prestacio­nes, pero “decimilla” arriba o abajo, andan parejos. En circuito sospechamos que lo vas a pasar de vicio con los tres, y la única duda, quizá la del Focus, quedó despejada con la presentación en el Circuito de Cheste, en Valencia, hace unos meses, así que vamos a ver cómo van estos coches en carreteras de curvas. (Lee la prueba del Focus RS)

Tomamos el volante del nuevo Focus y vuelve a brillar. Es cierto que pierde algo de tiempo en el arranque respec­to a sus rivales, pero solo porque no tiene un cambio automático súper-eficaz en las salidas y porque los otros son mucho más ligeros, pero en cuanto empiezas a coger ritmo descubres que es un co­che tenaz, capaz de seguir sin pegas a su rivales y, en el caso de salir antes que ellos, no ser superado.

El modo “Track” y “Drift” queda para la pista, pero el Sport pone a la dirección, el motor y el acelerador en el lugar exacto de respuesta que queremos, y el RS vuela con rabia, como solo Ford sabe conseguirlo, en busca de gigantes a los que comerse con patatas, como ya es tradición en un RS. El excitante motor es solo una parte de la historia, y es el brillante y único sistema de tracción total el que se lleva muchos halagos.


BMW M2

El nuevo BMW M2 soluciona las dudas sobre el reglaje idóneo de la suspensión con un solo programa: no son regulables… La misma dureza para ir por la ciudad, la carretera o el circuito es algo que empezábamos a echar de menos, ya que requiere un mayor número de horas de pruebas y técnicos con trase­ros muy sensibles hasta encontrar el equilibrio exacto.

La sus­pensión se une a unos fantásticos Michelin Pilot Super Sport en llantas de 19 pulgadas, el motor más potente y una trans­misión heredada casi al completo del BMW M4, de hecho la carrocería es muy ancha y musculosa para dar cabida a los ejes de su “hermano mayor”.

Desde el primer giro del BMW notamos algo que no está presente en sus rivales: este no es un coche para bromitas. No hay varios modos de conducción, varios estados de ánimo, varios programas con los que ir ju­gando hasta encontrar uno para pasear y otro par divertirse. No, este coche siempre tiene toda la carne en el asador y por tanto necesita toda tu atención y talento, todo el que tengas, porque siempre está dispuesto a soltar una humareda desde sus ruedas traseras. ¿Entendido?


Porsche 718

Desde el momento en que te acercas al nuevo 718 ves que tiene “algo” de supercoche. Me gusta más que el nuevo 911, este es más llamati­vo, más brutal, donde el otro ya es un GT de gama alta extraordinariamente rápido, pero no sé si tan emocionante como este Boxster en el que los pilo­tos de prototipo, sus hun­didas puertas con amplias tomas de aire o las enor­mes llantas que sobrepa­san casi el tamaño de los pasos de rueda son pura emoción.

Como deportivo moderno tiene cachivaches que nos van a encandilar: cambio PDK, suspensión PASM –ahora de serie– frenos carbono-cerámicos, pack sport-chrono… cuanto más azúcar, más dulce, y si el dinero no es problema haremos bien en especiar su lista de opciones.

A pesar de su llamativa estampa, es un deportivo muy serio, nacido desde el primer minuto para transmitir emociones. Aquí se nota que el Focus RS es una evolución de un utilitario, y que el M2 tiene “her­manos” con motores diesel de tres cilindros.

El Boxster no, el nuevo 718 ha nacido para ser deportivo, y por eso su chasis abierto es un prodigio de rigidez, su aceleración es sensacional, su po­sición en cada curva, perfecta, y sus trazadas se plasman, es como un nadador de sincronizada haciendo el mismo ejercicio una y otra vez con una belleza abrumadora. Si el campeón del mundo de patinaje Javier Fernández fuera un coche, sería este Boxster: un prodigio de precisión y emoción.


TIEMPO DE ELEGIR AL NUEVO REY

Nunca estos vengadores del coche autónomo nos lo habían puesto tan difícil. El mejor es el Porsche, por escaso margen pe­ro con total confianza, y si el dinero y el espacio no es problema, es el que llevaríamos a casa. El M2 es extraordinario, el herede­ro del linaje M que estábamos esperando. Un aparato que va a ser una pieza de colección como ya lo es el 1M Coupé.

Pero, por algún motivo que desconocemos, la última vuelta antes de irnos a casa la queremos dar con el Focus RS, y que te apetezca condu­cir un Ford antes que un M o un Porsche solo quiere decir que los ingenieros de la marca han hecho un trabajo para quitarse el sombrero. Es como la admiración que produce el Leicester al ganar la liga inglesa. No tendrán el mejor fútbol, pero te revien­tas las manos a aplaudir porque han ganado a los grandes, así que, si tu presupuesto es de 40.000 euros, nunca encontrarás un sitio mejor donde gastarlos.


VOSOTROS, ¿CON CUAL OS QUEDÁIS?

BMW M2, Porsche 718 o Ford Focus RS


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