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Chase Carey, el nuevo patrón de la Fórmula 1

El campeonato de F1, cumbre del automovilismo mundial, es hoy una “franquicia” con  derechos comerciales cotizables y negociables que recauda cada año en torno a 1.600 millones de euros, de los cuales en torno a 1.150 millones van a parar a los equipos (cifras estimadas para 2017). El estadounidense Chase Carey (63) ahora está al frente de todo y, además de seguir ganando dinero, quiere aumentar el espectáculo que se ha perdido en los últimos años de Bernie Ecclestone (87).

Mientras el mundo entraba en una profunda crisis financiera en 2008, que se prolongó hasta comienzos de 2015, la F1 siguió llenando sus arcas aunque el espectáculo decaía y los equipos más débiles o desaparecían o sufrían. Así, en enero de este año, el genio que inventó la F1 moderna a partir de 1975 y que hizo ricos a jefes de equipos, ingenieros y centenares de pilotos, Bernie Ecclestone, perdió su puesto de máximo ejecutivo de la empresa que maneja la especialidad por no saber adaptarse a los nuevos tiempos. Esto ocurrió poco después de que el grupo promotor y detentor de derechos comerciales y televisivos en numerosos deportes, Liberty Media, adquiriera el control de la empresa radicada en Jersey, Delta Topco, paraguas que cobija a otras compañías con domicilios fiscales en Inglaterra, todas subsidiarias de la actividad de la F1, entre ellas, la principal, denominada FOM (Formula One Management).

Toda la astucia, el saber hacer y la habilidad política de Ecclestone no bastaron para conservar su puesto de “Chief Executive Officer” (CEO), que al final, como se veía venir, pasó a las manos del avezado ejecutivo estadounidense Chase Carey, puesto al timón por el jefe absoluto de Liberty Media, Greg Maffei, socio minoritario del magnate de las comunicaciones John Malone. Se enfrentaron dos formaciones y personalidades demasiado diferentes como para coexistir. Si Ecclestone es una especie de “padrino” a la vieja usanza, cuyo mérito ha sido lograr jugosos contratos televisivos, aliarse con gobiernos y políticos influyentes y satisfacer los intereses técnico-mercantiles de las grandes marcas, Chase Carey es lo opuesto. Nacido en 1954 tiene a sus espaldas una brillante carrera como ejecutivo en empresas ligadas a la retransmisión y promoción de los deportes en Estados Unidos.

Se han enfrentado dos formaciones y personalidades demasiado diferentes como para coexistir. Ecclestone, de la vieja escuela, y Carey, graduado en Harvard.

Si Ecclestone se formó como vendedor de motocicletas y coches usados para pasar después a las propiedades inmobiliarias y terminar en 1972 como dueño del equipo Brabham y, más tarde, como jerarca máximo de la F1, Chase Carey hizo todo según los manuales: graduado en Harvard comenzó a trabajar para la televisiva Fox, hoy miembro de la News Corporation, en 1988. En la siguiente década llegó a ser el máximo ejecutivo y lanzó Fox Sports y Fox News, ganándose la confianza del magnate dueño de ese emporio, Rupert Murdoch. Carey triunfó con Direct TV y, aunque sonó como sucesor de Murdoch al frente de todas las empresas de News Corporation, terminó renunciado a ese grupo en 2016. Un par de meses más tarde Maffei y Malone le encargaban el proyecto de control de la F1.

EL ESPECTÁCULO ES LO IMPORTANTE

Tras valorar el potencial de desarrollo de la F1 en los próximos años y bajo el prisma de la filosofía americana de “siempre, primero, el espectáculo y la experiencia emocional”,  Chase Carey decidió tomar para sí el puesto de Ecclestone. Y no tardó mucho en decir lo que pensaba: “Tomamos conciencia de que la F1 no había sido bien servida (ni explotada) por una preocupación permanente con el corto plazo. Hemos llegado aquí para planificar con las miras puestas a partir de los próximos tres años. El nuestro es un compromiso estratégico a largo plazo. Había una serie de temas que debían resolverse y no se hizo y llegamos a la conclusión de que, en los últimos cinco o seis años, no se gestionó a la F1 en función de todo su potencial ni se utilizaron las ventajas de todo lo que estaba ahí, a disposición… Bernie tomó un negocio que lleva décadas y lo ha vendido por 8.000 millones de dólares. Merece crédito por todo lo que hizo… Pero yo quiero comenzar a decir sí con mucha más frecuencia, ¿cuál es el motivo para tener una idea si la respuesta a todo lo que se plantea es no?”.

Carey cree que actual sistema de propulsión ha terminado siendo demasiado complicado y caro, suena poco y por eso se ha perdido parte de la mística de este deporte.

Las épocas y el público han cambiado y la receta de derechos televisivos y los elevados derechos por representación, bien abonados por gobernantes y promotores más bien temerarios, ya no bastaba. En CVC Capital Partners se habían excedido en el plazo que retienen las empresas que compran. La filosofía de este conglomerado, que en octubre de 2016 vendió el control de la F1 a Liberty Media, hoy rebautizada para la Bolsa americana como Formula One Group, es de revalorizar compañías durante seis-siete años. Una década parecía más que suficiente para hacer cash con gran parte de sus acciones.

Con el bastón de mando

Chase Carey entra en un mundo con su propia cultura y antecedentes, fundamentados en lo que han hecho personalidades como Bernie Ecclestone el dueño absoluto de la F1 desde 1975; Jean Todt, presidente de la FIA; o su antecesor, el controvertido Max Mosley. No obstante, deberá vigilar de cerca a otra figura emergente en el panorama global del automovilismo, el español Alejandro Agag.

1. Alejandro Agag (47): yerno del ex presidente del gobierno de España, José María Aznar, ha sido propietario de equipos de carrera en GP2. En 2012 creó la Formula E Holdings, empresa que regentea un campeonato global de monoplazas totalmente eléctricos y que ha recibido el favor de muchos políticos y promotores por la facilidad de presentar sus coches en trazados urbanos. Todavía no lo es, pero su campeonato FIA Fórmula E, puede ser rival de la F1.

2. Jeant Todt (72): actual presidente de la FIA, jefe de Peugeot Talbot Sport, campeón de constructores de Rallyes en 1985 y 1986, ganador en LeMans en 1992, exdirector ejecutivo de Ferrari y de Ferrari F1, ganador de cinco campeonatos con Michael Schumacher. Sus intenciones pasan por impulsar la “electrificación” de la F1, persiguiendo sus intereses políticos en las Naciones Unidas y ante los fabricantes.

3. Max Mosley (77): abogado, socio fundador de la desaparecida escudería March de F2 y F1, y mano derecha de Ecclestone en sus años de F1. En 1993 sucedió a Jean-Marie Balestre al frente de la FIA y en 1995 firmó con Ecclestone el primero de dos pactos que, por muy poco dinero, terminaron por darle a Bernie el control de los derechos comerciales de la F1 por 100 años. Salpicado por la publicación de unas “fotos comprometidas”, dejó su cargo y le sucedió Jean Todt en 2009.

GRANDES GANANCIAS, POCOS IMPUESTOS

En los 10 años en los que Capital Partners controló la F1, generó ganancias antes de impuestos y depreciaciones por valor de 4.500 millones de euros, pero solo pagó al fisco británico, donde se realizan las actividades de la FOM y otras subsidiarias, la cantidad de 110 millones de euros. Y esto es posible porque las empresas radicadas en Inglaterra reciben cada año para operar fuertes “préstamos” de la empresa madre, Delta Topco, radicada en Jersey donde la fiscalidad es del 0% para las empresas. El interés que Delta Topco recibía de sus filiales en Inglaterra era muy elevado, en 2015 llegó a 350 millones de euros, con lo que las compañías británicas perdían dinero o pagaban muy poco y las ganancias se transferían a Delta Topco en Jersey. Claro, para que esto sea posible, existía una aprobación de las autoridades fiscales inglesas. Y ahora, con sus empresas sello radicadas en Delaware, tras consultar con el Gobierno estadounidense, el Formula One Group, antes Liberty Media podrá hacer lo mismo.

Chase Carey confía en el laureado Ross Brawn (derecha) para establecer una nueva y más atractiva realidad técnica. Y en quien fuera vicepresidente de la cadena de TV ESPN, Sean Bratches (izquierda), que se encargará de los aspectos comerciales de un producto que pedía a gritos una reformulación.

CAMBIOS ESPERANZADORES PARA EL FUTURO

Chase Carey sabe trabajar en equipo y para crecer confía en liberar el potencial de sus colaboradores, que deben compartir con él la receta para el futuro. Un futuro que verá grandes cambios en las reglas técnicas y deportivas para asegurar el espectáculo con menor o ninguna injerencia de las grandes marcas y la Federación Internacional del Automóvil–. Entre la FIA y las grandes escuderías habían logrado encorsetar a Ecclestone, que no quería una nueva generación de motores híbridos carísimos.

Nuestro director junto al nuevo patrón de la fórmula 1, Chase Carey, quien aceptó la invitación para asistir a Autobello (www.autobello.es), ante la atenta mirada de Ross Brawn (al fondo).

Chase Carey confía en el laureado Ross Brawn –cinco veces campeón con Ferrari y Michael Schumacher y una vez con su propio equipo– para establecer una nueva y más atractiva realidad técnica y llegar a un acuerdo con los equipos, sobre todo con Ferrari, Mercedes, McLaren, Red Bull y Williams, que perderán gran parte de sus jugosos bonus en el reparto del dinero que se hace claramente en detrimento de las escuadras modestas. Y también confía en otro avezado “vendedor”, Sean Bratches, que se encargará de los aspectos comerciales de un producto que pedía a gritos una reformulación. Bratches, otro ejecutivo a la americana, fue vicepresidente de la cadena deportiva ESPN y tiene una vasta y rica experiencia en la venta de espectáculos y campañas televisivas.

Chase Carey tiene las ideas bastante claras: “El actual sistema de propulsión ha terminado siendo demasiado complicado y caro, suena poco y por eso se ha perdido parte de la mística de este deporte… La F1 tiene un mercado aún no explotado en Estados Unidos y es nuestra tarea que se aprovechen todas las oportunidades en ese territorio se habla de Long Beach en Los Ángeles, Nueva York y Miami. También reforzaremos a la F1 en sus ámbitos históricos –vuelve el Gran Premio de Francia, se renegociará Inglaterra y podría haber otro escenario europeo”. Explica, además, que el Grupo Liberty Media adquirió el control de la F1 con un desembolso estimado en 4.000 millones de euros –pagado, una parte en dinero y otra parte en acciones del grupo madre, porque “cada vez es más importante disponer de una plataforma global para cualquier tipo de comunicación que desean realizar las grandes empresas o para la distribución de contenidos. Y la F1 es justamente una de las principales plataformas globales .”

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