BMW M4 GTS: la versión más extrema del deportivo alemán

Se acaba la congestionada Autopista y se abre una carretera de curvas sin tráfico que simplemente invita a casarte con el acelerador y a divorciarte del límite de velocidad. Es una brillante carretera en la que te hayas inmerso con un coche muy rápido, una oportunidad para ver de verdad en qué te has sentado antes de empezar la sesión de fotos. Pero qué digo, no puedo saberlo si ni siquiera estoy consiguiendo rasgar la superficie del potencial de esta majestuosa obra de arte. El BMW M4 GTS es el coche de producción más rápido que jamás ha creado la división M y también es el coche más peliagudo que he conducido este verano.

“Tiene muchos materiales modernos de competición y es muy fácil de conducir”. Esto puede ser cierto si hablamos del Lamborghini Huracán, pero no si el coche en cuestión es el M4 GTS. Rápido y rabioso en igual medida, es un auténtico animal, sin fallos. Ésta es la opinión de todo aquel que se ha puesto a los mandos de esta fiera salvaje mientras lo tuvimos. ¿Realmente ha dado BMW rienda suelta a este loco coche?

El GTS tiene su misión tatuada en el brazo: Velocidad y virulencia, por ello cuelga en el perchero todo lo demás, incluso el coste. Con un precio de 166.900€, el GTS cuesta casi el doble que el M4 original, pero, solo se fabricarán 700 unidades lo cual lo hace muy deseable y exclusivo. A España no sabemos cuántas unidades nos llegarán, pero viendo que a Francia le llegan 10, y a Inglaterra 30, calculo que unas 10 unidades será lo más probable.

Es una continuación de la dinastía Bávara que ya nos otorgó otras leyendas como el M3 CSL y el M3 GTS y su variante 4 puertas CRT. El M4 GTS ya fue sutilmente evocado cuando hace unos años BMW presentó el M4 Safety Car de MotoGP, un coche diseñado para mantener bajo su regazo a un puñado se furiosas bestias de 2 ruedas, acompañado de sus luces de emergencia nos hacía pensar que si pasa algo, no queremos ambulancia, queremos ese coche, que seguro que llegamos antes al médico.

El motor del GTS puede parecer en un principio bastante parecido al del M4 sin modificaciones, esto es porque en esencia, es el mismo. Es el motor 3 litros de 6 cilindros en línea biturbo que desarrolla 425CV, pero con un truco que mediante el cual se inyecta agua en el colector de admisión para que esta se evapore enfriando la carga de la admisión. Esto repercute en que puedan apretarle un poco más las tuercas al motor para conseguir sacar 500 CV y no temer en ningún caso que el motor le dé los buenos días a San Pedro si nos volvemos un poco locos en un circuito.

Aprieta los dos pedales para activar el “Launch Control” (eso que sirve para que hasta un negado pueda hacer el 0-100 en 3.8 segundos), sueltas el pedal del freno y dejas que ese “algo en el sótano” (como decía Rocky) salga con toda su brutalidad en un cóctel de felicidad, infarto y satisfacción. Hay que decir que aunque al coche le sentó muy bien la operación bikini, bebió mucho (y menos mal) de la jarra de la seguridad, y entre sus barras antivuelco inmensas, extintores y otros objetos de seguridad, el peso que inicialmente perdió, lo volvió a ganar quedándose eso sí 30Kg por debajo de su hermano menos entrenado.

Pero el peso no lo es todo, sus baquets de competición, molduras en fibra de carbono, barras antivuelco, y la ausencia de asientos traseros hacen que este M4 sea prodigioso en balance, rigidez del chasis, aplomo… el coche ahora es el Schwarzenegger del lugar, un Terminator de curvas, rectas y asfalto que puede con lo que le eches.

Entonces, puede que los cambios no sean tan notables durante el 0 a 100Km/h, pero después, en cuanto ya sobrepasas las 3 cifras del velocímetro, todo se vuelve exponencial. Por otro lado el aspecto que le dan estos cambios indica que no estamos ante algún simple pretensor de pack competición, si no ante una fina y eficaz máquina de adrenalina pura. Made in Germany.

Todo, absolutamente todo en el GTS indica velocidad. Desde el splitter de fibra de carbono hasta el alerón multiposición, pasando por supuesto por esas llantas de diseño setentero pintadas en naranja ácido y los frenos carbo-cerámicos-saca-empastes. Abre la puerta y fíjate en donde vas a sentarte. Sí, baquets de fibra de carbono, como no podía ser de otra forma porque hay que estar bien asentado para agarrar un volante como este, en cuero alcántara, suave al tacto y formidable para agarrarlo firmemente.

No es normal que la Sociedad Española de Otorrinolaringólogos se meta en estos temas, pero seguro que si les preguntásemos nos dirían que el sonido de este escape no es bueno para el oído a largo plazo. El problema es que a corto plazo es tan bonito, tan macabro y tan placentero que no me importa pedir cita en unos años.

La transformación es increíble, tanto las habilidades del coche como la confianza que te da sobre ellas. Asómate por debajo de las aletas y verás por qué. En vez de montar una suspensión adaptativa verás que tiene una de competición, con compresión y rebote ajustable y dirás, claro como una adaptativa. Pero no, si quieres juguetear con ella vas a tener que sentarte, hacer unos cuantos cálculos de segundo de ingeniería y después ya podrás ajustarla como hayas decidido. No sin tener que echar mano del kit de ajuste que necesitas para hacerlo. Pero claro, si quieres un coche de carreras, tienes que aceptar sus reglas.

Con la suspensión “tal cual” como viene de serie notarás que al ir despacio, los baches retumban hasta en tus neuronas, pero como fue diseñado para ir rápido, una vez lo emocionas parece que estás siguiendo la estela de una apisonadora. Con una brillante fluidez el M4 GTS hace las delicias de un buen conductor, y su estabilidad te permite atacar con mucha seguridad lo que sea que venga por delante.

Para ver las diferencias entre coches hay un Santo Grial que las hace lucir como fluorescentes en la noche, el Infierno Verde. El BMW M4 GTS ha conseguido hacer una vuelta completa al Nürburgring Nordschleife en 7min 28segundos, esto es 30 segundos más rápido que la versión normal. Y bien sabemos que en esa pista, cada segundo es un mundo.