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BMW 530d vs Mercedes Clase E350d (2016): cuestión de negocios

Mercedes subió un par de peldaños su Clase E con la última generación, lanzada hace menos de 12 meses. Con más longitud, anchura y amplitud interior, más potencia, menores consumos y un interior que dio un salto de gigante en atractivo y tecnología, el modelo llegó cargado de ayudas a la conducción, convertida ya en semiautónoma y con un diseño muy atractivo. Nos dejó asombrados, y además Mercedes entró en el terreno de BMW a base de carácter deportivo, acabados AMG, grandes llantas o suspensión neumática. Junto con los nuevos Clase S y Clase C, el Clase e se ha convertido en el arma de Mercedes para superar a BMW como la firma premium más vendida en el mundo.

Que la marca de la estrella entrara tan claramente en el territorio de su competidor no es nada personal, solo negocios, y claro, el guante ha sido recogido por los de Múnich, que ya tienen aquí la nueva y muy refinada Serie 5. El modelo no incorpora el exótico chasis con fibra de carbono del Serie 7, pero aun así resulta 100 kilos más ligero que el modelo precedente gracias al uso del aluminio, el acero de alta resistencia y el magnesio. es más largo, alto y ancho, y proporciona un interior aún más holgado.

La gama de motores es más potente y menos sedienta y, ya que Mercedes entraba en terreno BMW, la marca del escudo blanquiazul ha decidido hacer un coche más refinado y silencioso. Por supuesto está cargado de tecnología, con una gran pantalla central que, si bien no es tan grande como la del Mercedes, permite control táctil y también gestual, además de los de voz y del mando iDrive. Por supuesto la conducción semiautónoma está presente, con sistemas que mantienen el coche en el carril y regulan su velocidad según el tráfico. el nuevo Serie 5 se pone a la venta con versiones diésel de 190 CV y 265 CV y gasolina de 252 CV y 340 CV.

Para esta primera prueba tomamos los mandos de un 530d xDrive de 63.300 euros para enfrentarlo a un Clase e 350d de 61.800 euros con 258 CV. Mercedes siempre ha estado asociada a la calidad, la seguridad y el confort. en cambio BMW destaca por prestaciones, placer de conducción y diseño, pero si nos atenemos a esta prueba, los parámetros deben ser revisados. Como ha ocurrido con el Serie 7, el nuevo Serie 5 parece un restyling del modelo actual, haciendo de su imagen conservadora un argumento para captar a los clientes de Mercedes.

La elegancia es su mayor virtud, pero se echa de menos algo de la arrogancia deportiva que BMW tiene en su equipo de diseño, tal y como nos muestra con sus constantes prototipos, pero que llega muy amortiguada a las berlinas de producción. Quizá un gran salto, al estilo de Mercedes, le hubiera venido muy bien al Serie 5, pero en la marca todavía recuerdan la polémica que generó su diseñador Chris Bangle, cuyos modelos, en cambio, están envejeciendo de forma más que adecuada. La marca de la estrella, por su parte, reproduce a escala el atractivo diseño de los Clase S y Clase C, más deportivo y capaz de agradar a los clientes de BMW, pero se parece tanto a sus hermanos que no parece tan nuevo como debería ser un coche recién lanzado.

Aún así no cabe duda del atractivo del coche, con sus modernos faros, gran parrilla, superficies que juntan aristas y curvas, y acabados deportivos francamente arriesgados para un modelo de esta gama. Después de darles un toque de atención a los diseñadores de ambas marcas, toca hablar de cómo van estos automóviles. La ejecución de ambos es fantástica. el Serie 5 escala por fin a la altura de Mercedes en cuanto a materiales interiores, ajustes y tacto general. en cuanto al Mercedes, la doble pantalla de 12 pulgadas es un prodigio de imagen y calidad, y nos transporta al automóvil del futuro.

ESCRIBIMOS MIENTRAS ELLOS CONDUCEN

Para comprobar lo lejos que llega su tecnología iniciamos la prueba en una autopista alemana de muchos carriles y conectamos las ayudas a la conducción, con cámaras y radares que hacen que el coche siga en el carril y regule su velocidad al tráfico mientras no tocamos el volante. También pueden cambiar de carril por sí mismos, autoaparcarse si el hueco encontrado es de su tamaño e incluso decirnos vía app dónde lo hemos dejado aparcado.

El BMW añade una llave inteligente con pantalla digital con la que podemos activar el climatizador y hasta saber cuánto combustible queda en el depósito. Los dos sistemas funcionan bien, pero el de BMW es más suave en su actuación y en ambos detectamos algunas acciones no muy predecibles que nos hacen estar atentos al volante, lo que unido a la cantidad de botones que tenemos que pulsar para activarlo hacen que nos guste más la conducción normal. No nos engañemos: lo que nos gusta es conducir, así que terminamos desconectando ambos sistemas.

La conducción autónoma es el futuro pero hoy no gastaríamos nuestro dinero en estas opciones, al menos hasta que sean totalmente perfectas para Europa o sepamos adaptarnos a sus “cosillas”. Así que nos lanzamos a fondo por la Autobahn y aparecen los primeros detalles, como juntas de dilatación que supera con mejor calidad el BMW o cambios de carril que, con el Serie 5, se hacen con un aplomo sorprendente. esto sucede gracias a la dirección a las ruedas traseras, que BMW estrena en esta gama y que lleva camino de convertirse en uno de los elementos habituales en los coches de altas prestaciones en los próximos años. Lo cierto es que aunque sean unas grandes berlinas diésel, hay bastante chispa en su interior si nos manejamos bien con el acelerador, y son coches que se pueden disfrutar al volante.

RÁPIDOS Y SILENCIOSOS

El BMW destaca por su suave motor, que suena casi a gasolina. Consume algo menos y es más potente, lo que se palpa también al volante. el cambio cuenta con una marcha menos que el Mercedes –ocho en lugar de las nueve del Clase e– lo que le permite rendir siempre en un ritmo algo más vivo. el Serie 5 es dinámico y responde bien a los cambios de dirección, pero lo que más sorprende es el silencio de marcha, tanto de la carretera como del viento, y lo bien que filtra el chasis todas las dificultades del terreno, sean las que sean. Incluso si ponemos el modo “Sport” apenas percibimos merma en el confort, aunque el coche sea más dinámico.

El Mercedes confía en la suspensión neumática, y esta no resulta tan refinada ni tiene tanto recorrido como la del BMW. el resultado es que el Clase E es menos exquisito. Tampoco el motor es tan brillante, y aunque el V6 es excelente, todavía suena a diésel al ralentí y sus vibraciones son mayores en marcha. Los dos corren muchísimo, y raramente llegaremos al límite de 250 km/h en Alemania, no digamos en España.

Nos desviamos por una carretera con bastantes curvas, donde apagamos el ESP del BMW para saber cómo va su chasis. Para apagar el ESP los modos de conducción deben ser “Sport” o “Sport Plus”, y permiten llevar al límite las ruedas Michelin y cruzar el coche varias veces, incluso a pesar de la tracción total. en medio de cada trazada el coche se siente vivo, controlable y divertido. el Mercedes aprovecha a fondo su motor, frena con precisión y la dirección es igual de rápida que la del Serie 5, llevando el frontal del Clase E hacia el centro de las curvas y, si aceleramos a fondo, lograremos un bonito derrapaje, mientras el ESP pronto va a entrar a calmar las cosas, aunque con unas leyes de uso permisivas. Nadie va a hacer esto en público, pero da gusto ver de lo que son capaces ambos.

El BMW toma la delantera con la dirección a las ruedas traseras que equipa por primera vez un modelo de la marca. Hace que todo sea más fácil, y es una opción a elegir tanto por la mayor seguridad a alta velocidad como por la mejor facilidad de maniobra. Mercedes termina de incorporar este gadget a sus AMG GT, así que no tardaremos en verlo en la gama de berlinas, pero a día de hoy el Clase e aún no lo ofrece.

CON CUÁL NOS QUEDAMOS

Hora de elegir un ganador y, sorprendentemente nos llevaríamos a casa el BMW… por su mayor confort o, mejor dicho, por conseguir todo lo habitual en la marca: un buen motor, diversión, etcétera, con un refinamiento y confort de élite. Y además, aunque esta versión está bastante equipada, un 520d o 520i base, con sus motores de cuatro cilindros, sin la dirección trasera ni la conducción autónoma y con las opciones base, que es el coche que elegirá nuestra empresa en el caso de que sea quien pague la factura, será igualmente refinado, divertido y de altísima calidad, y eso hay que aplaudirlo.

El Clase E nos gusta menos al volante, pero más a la vista y más también en su suntuoso interior, dos aspectos clave en la compra que la marca de la estrella ha cuidado al máximo para atraer nuevos clientes. Por ejemplo las opciones de su interior, con tapizados y acabados de todo tipo, separan del todo este Clase e del modelo anterior que, al menos cuando salió, parecía un utilitario comparado con la generación actual. Los dos coches son extraordinarios, pero para ser perfectos nos gustaría que el Mercedes fuera algo más refinado y el BMW más atrevido en su diseño, pero el asunto de que cada una de las marcas se haya esmerado en el terreno hasta ahora reservado a su rival no es nada personal, ya saben, son solo negocios…

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