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Ajuste de cuentas: 911 Turbo S vs S AMG 63 Coupé vs DB11

Vivir de forma independiente con apenas unas miles de unidades al año entre gigantes de la industria automotriz es verdaderamente complicado, pero Aston no sólo aguanta con bravura, sino que, cuando lanza un nuevo modelo, las mega-multinacionales contienen la respiración. Lo hizo en 2003 con el DB9, un diseño que aún hoy nos parece de los automóviles más bellos del mercado, pero el mundo avanza, y el DB11 es excepcional, con un diseño que modifica el significado de la palabra vanguardista. La evolución de su parrilla se une a unos amenazantes faros, detalles arriesgados como las tomas de aire en el capó, novedades como los arcos del techo en color negro -también pueden ser en aluminio o del tono del resto del coche- y una elegante zaga sin alerón, con una aerodinámica interna inteligente, bellísimos pilotos y gran difusor. Cualquier ángulo, cualquier detalle, nos cautiva en este coche. Pero no lo tendrá fácil contra el Porsche 911 Turbo S y el Mercedes AMG S 63 Coupé.

Pero no sólo de belleza vive un deportivo. El Aston estrena un nuevo V12 biturbo de 608 CV, un nuevo chasis, un nuevo interior de lujo con sistemas multimedia de última generación y, ya puestos, un nuevo director general, Andy Palmer, y un nuevo jefe de ingeniería, Matt Brecket, proveniente de Lotus. El resultado final es un coche que se ubica con comodidad en el sector de los 200.000 euros –estimamos su precio en España en 215.000-, sabemos que es extraordinario cuando lo conducimos y va a ser un éxito mundial de ventas pero, antes de lanzarse a por los mercados de Asia, América u Oriente Medio, este británico quiere negociar su ‘Brexit’ en Alemania.

911 Turbo S

Para saber si, además de más bello, es mejor que su competencia, hemos traído a sus dos rivales más extremos, por una parte el 911 Turbo S, la versión más potente y, a la vez, la más gran turismo de la gama Porsche. Con un precio de 232.995 euros, los 32.000 sobre el Turbo ‘normal’ añaden 40 CV -ahora con 580 CV-, frenos de carbono, suspensión de dureza regulable y barras antibalanceo activas, y todo ello con dos razonables plazas traseras.

En el otro extremo de este combate a tres está el Clase S Coupé S63 AMG, con un soberbio motor V8 biturbo de 585 CV, un precio de 207.175 euros, suspensión activa Magic Body Control y un conjunto de medidas de seguridad, auto-pilotaje y electrónica que hacen que el Enterprise parezca una pieza de museo.

Empezamos con el Aston, un coche que, pese sus medidas compactas, parece muy grande con su largo capó, grandes puertas y amplio interior, al menos en las plazas delanteras. El salpicadero oscila delante de nosotros con un tapizado de alta calidad, y lo que más sorprende es la alta tecnología a bordo. Casi todo proviene de Mercedes y Aston además no ha querido esconderlo, pero la decisión es buena, la marca no puede -ni debe- gastar millones de euros en desarrollos multimedia. Aún así los diseños propios de los menús o el cuadro digital hacen que el cuentavueltas tome el cuadro de mandos cuando arrancamos el motor.

El nuevo V12 5.2 biturbo de 608 CV es sensacional, y a 1.500 vueltas ya tiene más par motor que el anterior 6.0 atmosférico, pero eso no quiere decir que no dé gusto pisar a fondo, al contrario, es un placer llevarlo hasta el límite con un espectacular sonido. Si activamos los modos Sport y Sport Plus la respuesta del acelerador y del cambio es mucho más rápida, y en modo manual, el cambio ZF de ocho velocidades borda su funcionamiento, con la única pega de unas levas con mucho recorrido.

 

La dirección es muy rápida, y si pensábamos que el V12 iba a hacer el morro muy pesado, nos hemos equivocado. No sólo el motor está situado muy atrás y muy bajo, sino que el DB11 tiene el cambio sobre el eje trasero para un mejor reparto de pesos. Tampoco se ve traicionado por los turbos, es un coche veloz pero deportivo, con una suspensión altamente eficaz. El morro puede irse algo largo si vamos fuertes, y la trasera también puede insinuarse si lo deseamos. El modo Sport acentúa la experiencia. Es coche es más duro, pero aun muy utilizable, así que pasamos al Sport Plus, donde el DB11 extiende sus virtudes con más rapidez, precisión y una ventaja clave: podemos utilizarlo a diario. Al volante parece claro que este DB11 es el primer paso de una gama dispuesta a crecer en potencia y cualidades en el futuro. Es soberbio, pero no ha llegado al límite de su evolución, de hecho está dando sus primeros pasos.

No ocurre lo mismo en el 911, y como muestra de lo apretado de su motor, sus 580 CV se quedan a sólo 30 de las cifras del Aston con seis cilindros menos. Es el único con tracción total y caja de cambios de doble embrague, ambas más eficaces que el conjunto técnico de Aston o Mercedes cuando vamos al límite, por no hablar de la dirección trasera o los soportes de motor activos. El Porsche alcanza los 330 km/h, y vuela en carretera como ningún otro coche de 200.000 euros sabe hacerlo. Es ligero, compacto a pesar de su carrocería ensanchada, y aun conserva un interior en el que poder llevar a casa a tres chavales en lugar de elegir a tu favorito y mandar a los otros dos en metro. Su diseño aguanta perfectamente el paso de los años, pero en esta compañía tiene un defecto, y es que este 911 Turbo S no está lejos de la imagen de un Carrera convencional, incluso se podría asemejar a los nuevos 718 Cayman que cuestan una tercera parte, y eso no gusta a algunos clientes. Al interior le ocurre lo mismo. A pesar de su buen diseño y alta calidad, en compañía del Aston y del Mercedes es el de resultado más pobre.

Todo esto se olvida si coges una buena carretera y tiras a fondo. Cuando toda la gama 911 empezó a equipar motores turbo algunos pensaron que ‘para qué’ iban a comprar el Turbo -con T mayúscula- si los Carrera ya lo eran. Craso error. Si los modelos de entrada a la gama tienen una respuesta suave, progresiva y sofisticada, el Turbo despierta de verdad a partir de tres mil vueltas, cuando sale como un maníaco en busca de las siete mil, momento en el que, o el efectivo PDK cambia de marcha o un impulso en tu mano antes de que el infarto ataque tu corazón te lleva a una marcha superior.

La tracción total clava el coche al suelo y, de un modo inexplicable, transmite toda la potencia al asfalto. Cuando tiras el coche en la curva, completamente colado, aceleras y tracciona, o cuando entras lento y pisas a fondo para que el coche salga disparado de atrás y ves que, de nuevo, agarra y acelera, o cuando compruebas su velocidad inverosímil, capaz de llevarte al juzgado. En ese momento, y aunque no hayas conducido la competencia, ya sabes que es el mejor, pero aún te puedes atrever a actuar sobre los botones Sport y Sport Plus, capaces de hacer aún más efectivo el paso del Turbo S por el planeta. La suspensión en su punto más duro es innecesariamente rígida para individuos normales y qué decir el botón central del mando rotatorio del volante, que activa el par máximo del motor durante veinte segundos y que convierte el sonido del coche en un ‘Armagedón’ capaz de destruir el planeta. Sólo una pega, y es que el 911 Turbo S es un coche demasiado deportivo para un uso cotidiano comparado con el Aston, y no digamos ya con el Clase S. Ha perdido el aroma Gran Turismo que siempre retuvo, y es que se nota que Porsche ultima un Panamera V8 de dos puertas para estas lides.

 

Clase S Coupé es el nuevo nombre para el CL, y aunque hay un S65 con motor V12, hemos elegido el V8 por tres motivos, el primero es que, con 585 CV, está justo entre el 911 Turbo S y el DB11, el segundo es que este motor, con cuatro cilindros menos, es más ligero y hará más equilibrado al coche, y el principal es que cuesta 85.000 eurazos menos, y es, por 2017.000 euros, hasta más barato que sus rivales. La imagen es poderosa, con una mezcla de status y potencia que indica claramente que se trata del coche del jefe. Mide casi cinco metros y tiene un interior muy amplio. Si en los otros dos coches las plazas traseras tienen algo de tortura, aquí tienen función masaje, y un tapizado con un mullido como las nubes que rodean a San Pedro.

AMG siempre ha trabajado mucho la deportividad de sus modelos pequeños y medianos, dejando para la gama alta la potencia y velocidad con altas dosis de confort, y el S63 encaja en ese perfil. El sonido exterior casi no existe, el mecánico tampoco, el equipo multimedia abruma con sus funciones y capacidades de uso, el sonido Burmester es espectacular y es sin duda el coche con el que llegaremos a nuestro destino más relajados. El V8 siempre está lleno de potencia y par –nada menos que 900 Newtons/metro por los 750 de sus rivales-, y rinde como un atmosférico de alta cilindrada de los de antaño. El cambio es veloz y la dirección precisa, pero no intenta acercarse a su competencia, no es su terreno -para los que quieran un Mercedes radical ya existe el AMG GT- sino que su cometido es ofrecer una mecánica que encaje con el entorno lujoso del coche, y este V8 cumple con matrícula. A este lujoso confort contribuye la suspensión Magic Ride. En un coche de esta potencia y con más de dos toneladas piensas que en las curvas puedes salir volando, pero no es así. El S Coupé apenas inclina y te incita a ir cada vez más rápido. Si pasamos al modo Sport este AMG parece volverse más pequeño, ligero y mucho más ágil, y el S63 puede destrozar cualquier crono que no haya sucumbido ya al Porsche o el Aston. Es tremendamente veloz, pero el Porsche es más eficaz y el DB11 más deportivo.

Llega la hora de elegir, y con tres caracteres tan diferentes está claro que el ganador dependerá de las preferencias de cada uno, y la nuestra es para el DB11. Está claro que el Porsche y el Mercedes tienen una eficacia superior cada uno en su parcela de prestaciones y de confort, pero ambos inclinan demasiado su balanza a cada uno de los lados, y el Aston está en un gran término medio. Al atractivo de la marca, del diseño y de la exclusividad, se suma que, por primera vez en mucho tiempo, el Aston no está por detrás en absolutamente nada. Así que si tuviéramos que quemar el último depósito del planeta, elegir un coche para ver y ser vistos, invertir para guardar en el garaje hasta que sea un clásico o comprar un póster para colgar en la habitación de nuestro vástago, nuestra elección es el Aston, y esa es su gran victoria.

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