80 años y 80 Porsche, cuando cumplir años no importa
80 años y 80 Porsche, cuando cumplir años no importa
El coleccionismo dentro del mundo del motor es un universo inacabable, un mundo lleno de historias algunas de las cuales son especialmente interesantes. Una que de ellas nos llega desde Austria, y tiene como protagonista a un solo fabricante: Porsche.
Se llama Ottocar J. y es un apasionado de los deportivos de la Marca de Stuttgart desde hace más de medio siglo. Este 2020 ha cumplido 80 cumpleaños, y como regalo ha adquirido un Boxster Spyder en Miami blue. Hasta aquí, todo podría ser normal. Cuantas personas no desean en algún momento de sus vidas poder adquirir un deportivo Porsche sin importar la edad ¿verdad?
Lo que ocurre, y aquí viene lo excepcional, es que este Boxster Spyder, configurado en Miami blue, no es el 1er Porsche de nuestro hombre. Ni el segundo ni el décimo ni el que hace 50. Este Boxster, que Don Ottocar recogió directamente de la fábrica Porsche de Zuffenhausen, es la unidad que hace 80 que adquiere desde que iniciara su idilio con la marca. 80 Porsches sí señor. A sus 80 años Ottocar ha tenido ni más ni menos que un coche por cada año cumplido. Considerando que hace casi medio siglo que empezó esta historia, sale que una media de más de un coche y medio por año. Se dice rápido.
La primera vez que Ottocar recogió su primer coche en la factoría de Zuffenhausen fue en 1977, hace ya 43 años. Por aquél entonces se trató de un 911 Carrera 3.0, un deportivo puntero en la época. Desde esa primera recogida en fábrica, Otto ha intentado mantener la tradición cada vez que ha adquirido un nuevo modelo, hasta repetir la ceremonia varias decenas de veces.
Casi 50 años de pasión
Sin embargo, 1977 no fue el año de su primera adquisición de un modelo de la marca. Su pasión venía de hacía varios años. En 1972 había adquirido su primer 911, un E conocido como “tapa de aceite”. Ese nombre proviene del tapón de aceite que tenían los 911 de 1972 en el lateral del vehículo, un elemento que podía confundirse fácilmente con la tapa de la gasolina. De hecho, esta característica sólo está presente en los modelos de ese año. Tras implantarlo, se hizo evidente rápidamente que era un error, puesto que de forma preocupantemente habitual, a muchos 911 se les echaba gasolina por error en el compartimento del aceite. Así, Porsche rectificó rápidamente y los modelos desde 1973 dejaron de tener esa tapa, que nunca más ha vuelto a utilizarse en los 911.
Una historia que venía de lejos
La fijación de nuestro protagonista en los vehículos de la marca de Stuttgart empezó antes incluso de comprar su primera unidad. Cuenta él mismo que cuando corría en circuito allá por los años 60, se veía adelantado constantemente por los Porsche con su embriagador y característico sonido. Allí fue cuando empezó a entender que estaba pilotando el coche equivocado, y por ello tomó la sabia decisión de adquirir su primer 911, el citado 911 E del 72. Allí empezó a ser él quien adelantaba. Entre esto y el sentimiento especial que despierta el 911 en todo propietario, se desató la pasión, para siempre.
El inicio de un largo idilio
Desde este primer modelo, este coleccionista austríaco no ha podido parar de adquirir más y más Porsche, algunos de los cuáles muy exclusivos y de un valor incalculable. Entre los modelos más interesantes que han pasado por sus manos, encontramos unidades tan exóticas como un 917, un 910, un 956 o un 904. Además, también ha llegado a tener hasta 9 911 RS distintos. Ahí es nada.
Algunos los ha ido vendiendo, pero muchos los sigue conservando en su poder. En total, a día de hoy Ottocar mantiene 38 Porsche en propiedad con un valor económico que mejor ni calculamos. Ni duda cabe que los negocios no le han ido mal al hombre, para que nos vamos a engañar.
Un mes y medio llevando un coche cada día
Como dice el bueno de Otto, con estos 38 Porsches puede conducir uno distinto cada día durante más de un mes. Eso, claro está, porque no vive en Barcelona que sino la amiga Colau no le dejaría usar sus maravillosos clásicos. Aunque no es un gran problema pues en la colección también hay muchos modelos modernos.
Y aunque la mayoría de los deportivos son unidades de calle, las unidades de carreras también tienen un lugar importante en casa de Otto. Y no precisamente como elementos estáticos, puesto que siguen pisando muchos circuitos. El favorito de Otto es el 917 el modelo que más utiliza en distintas pruebas de clásicos a nivel internacional –sí, uno como el que vimos en Autobello Madrid 2019 -, lo cual es algo digno de admirar. Cuando hay pasión –y dinero-, la edad no importa.
Mirando hacia el futuro
Si alguien piensa que por haber cumplido 80 años Ottocar ha contemplado la posibilidad de poner punto y final a esta historia se equivoca y mucho. Su idea es seguir comprando coches, y es que espacio no le falta. Para guardar su colección dispone de un edificio temático construido exclusivamente para tal fin, perfectamente ambientado con carteles publicitarios antiguos, trofeos y otros elementos relacionados con el mundo del motor.
Una sala de juguetes para mayores que muchos querríamos tener. Y mientras disfruta de lo que tiene, ya piensa en 2022, cuando cumplirá 50 años como cliente de la casa desde que comprase su primer 911. ¿Alguna duda de cómo lo celebrará? Está claro, comprando otro Porsche. ¡Por muchos años sigas disfrutando Ottocar!
Una pasión garantizada
El caso de nuestro protagonista es algo excepcional, pues no es fácil encontrar a alguien con una colección de tal calibre. Sin embargo, además de su mérito propio, hay que destacar el gran papel que juego Porsche como marca para que sus vehículos clásicos puedan seguir conservándose en perfecto estado de marcha.
Contando con programas específicos como el “Porsche Classic”, la marca de Stuttgart garantiza a nivel internacional y de forma oficial los recambios, las restauraciones y el mantenimiento de todos sus modelos fabricados. Lo hace además ofreciendo todo tipo de descuentos en mano de obra y facilidades para adquirir piezas originales. Se trata de una forma directa de mantener y apoyar un patrimonio propio de valor incalculable, algo que la mayoría de «porschistas» aplaudimos enormemente.
Por: Dani Blasco
