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6 errores que comentemos con nuestro coche que quizás nos puedan salir muy caros

Cuando compramos nuestro primer coche estamos ilusionados; la libertad que gozamos al adquirir uno de ellos hace que se extiendan nuestros horizontes y emprendamos viajes que con anterioridad hubieran sido más complicados de realizar. Nos sentimos los reyes de la carretera, todos hemos sentido esa sensación, nos sentimos libres.

Sin embargo, como dijo una vez el tío Ben a Peter Parker en la película Spiderman :»todo poder conlleva una gran responsabilidad». Por ello, te cuento en este artículo ciertos errores que podemos cometer que pueden poner en riesgo la vida de nuestro coche.

Echar gasolina en un motor diésel

¿Cómo voy a echar gasolina en un motor diésel? Pues te sorprenderías la cantidad de casos que existen debido al equivocarse al elegir el tipo de combustible para nuestro coche. Según un informe de RACE, se detectaron más de 5.500 casos durante el año 2015. En los coches actuales existe una diferenciación en el diámetro de la boquilla del depósito de combustible, dependiendo de si es gasolina o diésel tendrá un diámetro distinto. Por ello, ahora mismo es difícil que echemos por error un tipo de combustible que no debamos.

Si poseemos un coche con algunos años de vida, es posible que estas boquillas no vengan integradas; por tanto, las consecuencias de ello pueden ser graves, dañando componentes importantes como la bomba y el filtro de combustible, los inyectores o el bloque motor en general. En caso de que llegue a ocurrir, para inmediatamente el motor, inmoviliza el coche sin poner en riesgo a nadie y llama a un servicio de extracción de combustible.

Circular con el depósito de combustible en la reserva

No solo es malo por las causas obvias, como por la posibilidad de quedarse tirado sin combustible, sino porque puede dañar ciertos componentes como la bomba de combustible; debido al bajo nivel de carburante, la bomba necesita trabajar más para lograr una correcta absorción del mismo. No es lo único que puede ocurrir, también aumenta las posibilidades de retener burbujas de aire que pueden aumentar la temperatura de la misma de forma alarmante, así como generar depósitos de combustible que pueden acumularse y obstruir los inyectores.

Demorar el cambio de aceite y de los filtros

«Por unos kilómetros más no le va a pasar nada» posiblemente pienses, pero el aceite y los filtros del aire son componentes esenciales para el correcto funcionamiento del motor.

El aceite es un componente que, aunque nuestro coche permanezca parado, pierde sus propiedades con el tiempo. Por ello, hay incertidumbre sobre cual es el momento idóneo para cambiar el aceite del coche. La respuesta varia según el modelo y el año de fabricación del coche; aunque es cierto que se recomienda cambiarlo una vez al año, o tras recorrer unos 15.000 kilómetros con ese aceite.

Aparcar sobre bordillos

Una práctica que afecta de manera muy negativa a los neumáticos de nuestro coche, ya sea al subirse en un bordillo o dejar la rueda en contacto con este hace se provoquen ciertas deformaciones en las cámaras internas del neumático, lo que puede comprometer nuestra seguridad en carretera. Aunque no sólo es el neumático el que puede sufrir daño, sino que la llanta, los rodamientos, la suspensión o la dirección pueden verse comprometidas si realizamos esta práctica con asiduidad.

Dejar las luces encendidas tras apagar nuestro motor

Esto suele pasar sobre todo en coches más antiguos que no disponen del sistema de apagado automático de luces. Las consecuencias de no apagar las luces una vez apagamos el motor son obvias: pueden fundirse las bombillas o descargarse la batería del coche, provocando un fallo en el motor de arranque una vez volvamos a montarnos en nuestro coche, imposibilitando el encendido de motor. 

Neumáticos en mal estado

Es uno de los componentes esenciales encargados de nuestra seguridad, siendo la única parte de nuestro coche que esta en contacto permanente con la carretera. Dependiendo del compuesto que utilicemos estará más orientado a mejorar las prestaciones en seco (como los neumáticos deportivos) o aquellos desarrollados para circular por los terrenos más difíciles. 

Cada neumático tiene su «dibujo», el cual cumple una función determinada dependiendo de las condiciones meteorológicas que las que nos encontremos. Sin ese «dibujo», el neumático pierde sus propiedades de agarre que tenía al salir de fábrica. Por ley, la altura máxima legal del surco del neumático es de 1,6 mm; por debajo de esa franja, tendremos que sustituir el neumático por otro nuevo.

También hay que destacar que no solo se considera un neumático en mal estado cuando desaparece su dibujo. Hay otro dos factores a tener en cuenta:

-Baja presión: Con el paso del tiempo, el neumático va perdiendo presión; este hecho provoca un agrietamiento en los laterales del mismo junto con un aumenta de la temperatura a no disponer de una correcta refrigeración interna, lo que puede provocar que nuestro neumático reviente. Si circulamos con los neumáticos con menos presión de la debida también aumenta nuestro consumo de combustible.

-Alta presión: En el punto medio está la virtud. Una excesiva presión interna del neumático hace que perdamos adherencia, ya que los laterales del mismo apenas están en contacto con el suelo debido a la elevada presión del mismo. Este hecho provoca un descaste irregular del neumático, castigando más la parte central de la banda de rodadura.

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