Buscar

Jody Schekter: así fue la vida de uno de los pilotos más temerarios de F1

Hace 50 años el piloto sudafricano provocó en el British Grand Prix unos de los mayores accidentes de la historia de la F1, con nueve coches implicados. Inmune a las críticas, en 1979 fue campeón mundial con Ferrari.

El nombre de nuestro protagonista brilla en la historia como uno de los nueve pilotos que han logrado ser campeón del mundo de Fórmula 1 con la Scuderia Ferrari. Lo consiguió en 1979, en un memorable 9 de septiembre en Monza, cuando él y Gilles Villeneuve cruzaron la meta en primera y segunda posición. Fue la última victoria del sudafricano. Pilotaban el 412 T4, un monoplaza magnífico que también les sirvió para ser campeones de constructores. Con aquel coche los italianos supieron adaptarse a la nueva aerodinámica, ya que el año anterior el campeón fue Mario Andretti al volante del revolucionario Lotus 78 con efecto suelo. Vencer el mundial con Ferrari en Monza es un sueño para cualquier piloto, pero hasta llegar allí el camino no fue fácil.

Jody David Schekter (East London, Sudáfrica, 1950) mamó gasolina desde pequeño porque su padre tenía un concesionario de Renault. Primero compitió en motos y luego en turismos como el Mazda M10A, y en su primera carrera nacional le sacaron bandera roja por conducción peligrosa. El joven Jody era muy rápido, pero conducía como un poseso. Cuando supo dominarse se convirtió en un ganador habitual. Venció en el Fórmula Ford (monoplazas) de su país, y eso le hizo merecedor de “Driver to Europe”, a donde viajó con su esposa Pam.

Llegó a la F1 como un torbellino, con fama de destroyer y mucha ambición, respaldado por un enorme talento. Debutó en octubre de 1972 con McLaren en Watkins Glen (EE UU), donde le dejaron un tercer coche. Rodaba tercero en la vuelta 36 hasta que un trompo le relegó a la novena plaza. La segunda carrera fue en Sudáfrica en 1973, donde se clasificó segundo pero acabó noveno por un problema de motor. Con solo 23 años y en su tercera carrera, se clasificó tercero con el McLaren Ford M19C justo detrás de Emerson Fittipaldi. Era evidente que Jody no se iba a sentir intimidado en su país por el brasileño, y podía ocurrir cualquier cosa. En una salida fulgurante se puso inmediatamente primero. Algunos pensaron que los veteranos le estaban dejando disfrutar de su momento de gloria pero, en la vuelta 42, seguía en cabeza. Cuando faltaban 12 vueltas la rueda delantera de Fittipaldi tocó la trasera de Schekter. El brasileño se quedó fuera y Jody continuó pero se retiró después por un fallo de motor. Emerson declaró que Schekter era un peligro para él mismo y para todos los demás, y que no debería estar en la F1. Años después Jody contaba lo siguiente en la revista Motorsport: “Fittipaldi vino a buscarme a boxes y me soltó un monólogo acerca de que los recién llegados no detenían al campeón del mundo. Siguió y siguió, y cuando llegó al final le señalé que había tenido 42 vueltas para adelantarme, y que si nos encontrábamos en la misma situación en el futuro, volvería a hacer exactamente lo mismo”. Culpable o no, la realidad es que el sudafricano llegó al GP de Inglaterra en Silverstone con el ambiente caldeado. Y además el corajudo Jody no tenía la menor intención de levantar el pie derecho. Esto quedó de manifiesto al clasificarse sexto y rodar cuarto en la primera vuelta, cuando el grupo de los 28 monoplazas se acercaban a la curva de Woodcote, una curva de 240 km/h.

El ambiente estaba muy caldeado

Entonces Jody perdió el control de su McLaren y giró violentamente en medio del grupo, antes de estrellarse contra la pared de cemento frente a los boxes y quedar en medio de la trazada. Mientras Jody salía ileso de los restos de su coche, el caos que había causado continuó durante algún tiempo, con mucho humo y restos de monoplazas por todas partes. Increíblemente el único herido fue el piloto de Surtees, Andrea de Adamich, que sufrió serios daños en una pierna. Ocho coches quedaron destruidos y Scheckter fue considerado responsable de provocar el accidente más multitudinario de la F1. Cuentan que el jefe de McLaren le mandó encerrarse en su motorhome ante el riesgo de que otros pilotos quisieran lincharlo… Las malas lenguas cuentan también que en McLaren le pusieron el apodo de Fletcher, en honor a la gaviota rebelde de la novela-fábula “Juan Salvador Gaviota”, que intentaba volar más rápido y más alto que nadie, y sufría frecuentes accidentes.

¿Cómo debía sentirse Jody después de aquello? Para saberlo nada mejor que preguntarle al gran Jo Ramírez (Ciudad de México, 1941), leyenda de la Fórmula 1 que actualmente reside en Marbella. Él vivió todos aquellos años en la categoría reina y llegó a Tyrrell como mecánico en 1973, cuando sus pilotos eran Jackie Stewart y Francois Cevert. Jo lo recuerda así: “Jody era un tipo con un carácter muy fuerte y no le importaba lo que la gente decía. Siempre pensó que lo que le paso a él le hubiera podido pasar a cualquiera. Para él lo importante fue que salió 6º y estaba ya 4º, por delante de su compañero en McLaren, Denny Hulme. Si hubiera estado atrás del grupo sin haber demostrado su talento, esto sí le hubiera disgustado, porque era evidente que estaba destinado a hacer grandes cosas. A razón del accidente en Silverstone Jody se ganó muchos enemigos, McLaren le castigó con cuatro carreras sin conducir y todos los equipos estaban muy resentidos. Pero también hay que recordar que hubo otros grandes pilotos que también tuvieron muchos accidentes, como Graham Hill o James Hunt. Además creo que en el fondo a todos les hubiera gustado tener a Jody en su equipo, porque se habían dado cuenta de que el chico tenía un gran futuro”.  Pero en aquellos tiempos la muerte acechaba en cada carrera, como recuerda Jo: “desgraciadamente en aquel horrible 6 de octubre de 1973 nuestro piloto Francois Cevert, admirado y envidiado por todos, perdió su vida instantáneamente en un aparatoso accidente en las eses del circuito de Watkins Glen (NY). Jody fue el primer piloto en llega al lugar del accidente y trató de ayudar. En la calle de pits reinaba un silencio extraño y los coches regresaban lentamente a sus boxes, estaba claro que algo había pasado. Francois no regresaba, era mi coche y mi piloto, así que me entro el pánico y corrí a un coche de servicio cuando Jody me alcanzó y me dijo ‘stop, stop Jo’, no hay nada que hacer ahí”. Aquel accidente también afectó mucho a Jackie Stewart, amigo y compañero de equipo de Cevert, que dejó la F1 al final de la temporada 1973 (ver la reciente película “Stewart”).

A raíz del retiro de Jackie Stewart y la muerte de Cevert, Ken Tyrrell contrató a Jody Scheckter y Patrick Depallier como pilotos para la temporada de 1974. Jo Ramírez recuerda como impactó la muerte de Cevert en Schekter: “Jody y Francois eran amigos, y Francois era amigo de todo el mundo. Su accidente le causó el mayor impacto de toda su carrera deportiva, y le hizo ser consciente del peligro. Años después le oí decir que, desde la muerte de Francois, lo único que le importaba era salir con vida cada vez que se subía a un F1”. Entre las cosas positivas de 1973 hay que destacar que Jody ganó el campeonato de monoplazas SCCA en EE UU, con un Trojan de Fórmula 5000 con motor Chevrolet V8. Prodigiosa fue también su participación en la Can Am con el intimidante Porsche 917/10 (turbo) con 1.000 CV de Vasek Polak Racing. Hasta cuatro días antes de la primera carrera en Mosport (Canadá) no se había subido nunca al Porsche, una máquina con mucho “turbo lag” y una entrega de potencia brutal. Aun así se clasificó segundo y lideró la carrera, hasta que en la vuelta 27 abandonó por un pinchazo.

 

Llegó su etapa madura

Su primera victoria en la F1 llegó en el GP de Suecia de 1974 con Tyrrell, año en que también logró vencer en Silverstone quitándose la espina del año anterior, y terminó tercero en el campeonato. En 1975 logró ganar en su casa, en Kyalami, con el Tyrrell Ford 007, la que fue su tercera victoria. Nuestro protagonista estaba madurando.

Volvió a ser tercero en el Mundial con Tyrrell en 1976, una temporada especial porque compitió al volante del famoso P34 de 6 ruedas. El coche debutó en el Jarama y Jody logró su segunda victoria en el GP de Suecia, lo que le convirtió en el único piloto ganador de una carrera con un monoplaza de 6 ruedas. Diseñado por el ingeniero Derek Gardner, las ruedas frontales el P34 eran pequeñas (neumáticos a medida) y lograba muy buena penetración aerodinámica. Al sudafricano el P34 no le gustaba especialmente, pero supo sacarle partido. Lo que menos le convencía era la capacidad de frenada en curvas. Si quieres uno, la firma CGA Race Engineering hace réplicas.

En 1977 Schekter fue fichado por Wolf, el equipo del millonario austro-canadiense Walter Wolf (Austria, 1939). Al magnate petrolero también se le recuerda porque estaba enamorado del Lamborghini Countach y no tuvo reparos en trabajar junto a Gian Paolo Dallara (ingeniero de Lamborghini) y en financiar su desarrollo, en una época en la que la marca italiana andaba muy mal de dinero. Por eso, cuando se presentó el LP 400S en 1978, fue el fruto del trabajo de Wolf junto a los técnicos de la marca italiana. Volviendo a la F1, el Wolf WR1 con motor Cosworth diseñado por un joven Harvey Postlethwaite resultó ser un coche brillante. Jody ganó la primera carrera en Argentina, y luego en Mónaco y Canadá lo que, junto con otros seis podios, le permitió ser segundo en el mundial, por detrás de Lauda. En 1978 las cosas fueron bastante peor para Wolf, con el nuevo coche con efecto suelo. Sus mejores resultados fueron cuarto en España, tercero en EE UU y segundo en Alemania y Canadá.

Y entonces fue cuando llamaron a Jody desde Ferrari, de cara a la temporada de 1979. A Enzo siempre le gustaron los pilotos que arriesgaban al máximo, tirando a temerarios. Según Jody: “Enzo Ferrari era inteligente, muy duro, y todo el mundo a su alrededor le tenía miedo. Recuerdo que, estando en el despacho me preguntó que cuánto quería... Dije que era demasiado joven para pensar en el dinero, y creo que Enzo me estaba poniendo a prueba, tanteando cuál era mi motivación. Carlos Reutemann dimitió cuando llegué yo”, y el argentino se fue a Lotus.

El brillante debut del Ferrari 412 T4 se produjo en Kyalami, la tercera carrera del campeonato, con Villeneuve ganador y Schekter segundo. Curiosamente habían cambiado las tornas y ahora Jody era el piloto cauteloso, frente a un Gilles temerario y adorado por los tifosi y el propio Enzo. Scheckter se impuso en Bélgica y Mónaco y llegó a Monza con una ventaja de ocho puntos sobre Laffite y diez sobre Villeneuve. En Italia Laffite se retiró por un fallo del motor y Villeneuve fue segundo, de modo que Scheckter se hizo con el campeonato con dos carreras de ventaja, ante un público entusiasmado. En 1980 nuestro protagonista intentó defender del título pero el rendimiento de Ferrari fue muy pobre, así que dejó de correr al final de la temporada. “Cada año morían uno o dos pilotos, yo había ganado el campeonato y la magia había desaparecido”, declaró años después. Schekter es el único sudafricano que ha ganado un Gran Premio, 10 en total, además de 33 podios, 3 poles y 5 vueltas rápidas. También es el único campeón del mundo de aquel país. Pero hay otros compatriotas que han brillado en la Fórmula 1, y pensamos en los diseñadores Gordon Murray y Rory Byrne.

Tras su retirada Schekter se instaló en Estados Unidos y montó una empresa especializada en adiestramiento para el uso de armas de fuego. Después la vendió y compró una granja de productos ecológicos en el Reino Unido, Laverstoke Park Farm, donde según nos cuenta Jo Ramírez, “produce una carne tan buena como la Kobe o la Wagyu, las famosas japonesas, y la mejor mozzarella que jamas he probado”. Además, en los establos guarda algunos de sus coches de carreras, incluyendo por supuesto el 312 T4 que le dio el título mundial.

Cuarenta años después de su victoria en Monza, en el GP de Italia de 2019, dio unas vueltas de exhibición en un 312 T4. Ese mismo año visitó la sede de la marca en Maranello y fue recibido por la plana mayor de la empresa, con el vicepresidente Piero Ferrari a la cabeza y el entonces jefe de la Scuderia, Mattia Binotto. Desde la victoria de Schekter tuvieron que pasar 21 años hasta volver a ver a un piloto de la Scuderia campeón, un tal Michael Schumacher que se coronó en 2000.

TEAM CAR SPAIN PUBLICACIONES, S.L utiliza cookies propias y de terceros para recordar tus preferencias y optimizar la experiencia de usuario. Para obtener más información lee nuestra política de cookies.
Al pulsar en “Aceptar” aceptas el uso de las diferentes cokies que utiliza el sitio web. Puedes configurar o denegar el uso de las cookies en la configuración de la política de cookies.