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El espíritu racing de Alpine: repasamos el pasado, el presente y el futuro de la marca

En plena transición hacia lo eléctrico, repasamos la historia de la marca Alpine. Siempre ligeros y ágiles, sus coches han sido un ejemplo de prestaciones y de diversión al volante.

Algunas marcas de automóviles son inmortales. Por supuesto, estamos pensando en Rolls-Royce o Bugatti, y también en Aston Martin, Maserati o Ferrari. Alpine también es una de ellas. Todo aficionado a los coches guarda en su memoria la imagen de una berlinetta Alpine de color azul derrapando en un tramo de rally. En efecto, las proezas del A110 en los rallyes de los años 60 y 70 marcaron en gran medida las mentes de varias generaciones y han contribuido a crear una asociación instintiva entre la competición y Alpine. No obstante, la marca francesa lleva las carreras en la sangre y todos sus coches son característicos, tanto por su estilo como por su comportamiento. Por supuesto, esta imagen se fue perfilando a lo largo de los rallyes, pero también en prototipos en las más grandes carreras de resistencia, empezando por las 24 Horas de Le Mans, la prueba reina del calendario. De igual modo se coronaron en monoplazas, la disciplina más exigente del deporte automovilístico, y en rallycross, una categoría que exige una solidez a toda prueba.

 

 

Desde su origen, la marca fundada por el visionario Jean Rédélé ha buscado desafiar las normas elevando los términos de agilidad. Y todo ese magnífico legado se ve reflejado en el actual Alpine A110, máxima expresión de la ligereza y el rendimiento.

Con su motor en posición central trasera, es el campeón de la agilidad y del dinamismo gracias a un reparto óptimo de su masa (un 44% en la parte delantera y un 56% en la parte trasera) y su ligereza (1.102 kilos en vacío). Todo ello convierte al A110 en puro placer de conducción. Y para maximizar el disfrute a los mandos, el Alpine A110 propone una conducción personalizable según sus tres modos de conducción: Normal, Sport y Track. Dichos modos están optimizados para ofrecer más confort en “Normal” y unos cambios de marcha más reactivos en “Sport”, con la posibilidad de multi-reducción de marchas y un aumento del régimen del motor –una especie de golpe de gas “inteligente”, como cuando se efectúa un doble embrague– cada vez que se pasa a una marcha superior. La reactividad del pedal del acelerador y del motor, la sensibilidad de la asistencia de dirección, la gestión del cambio de marchas, la activación de la válvula de escape y la sensibilidad del ESC se modifican en función del modo elegido (el ESC es también totalmente desactivable gracias a una tecla específica).

Actualmente, existen cuatro versiones en la gama Alpine. El Alpine A110 es la puerta de entrada al universo Alpine. La combinación de su chasis y de su motorización de 252 CV proporciona un placer de conducción que recuerda al de la Berlinette original. Ligero, preciso y vivo, el A110 demuestra su agilidad y dinamismo en cualquier circunstancia.

El Alpine A110 GT apuesta por un enfoque “Gran Turismo”. Su motor de 300 CV constituye la unión perfecta entre eficacia y confort. Por su parte, el Alpine A110 S pone el énfasis en la eficacia. Su chasis “Sport” hace que se aproveche todo el potencial de sus 300 CV. Este modelo puede equipar, en opción, unos neumáticos semi-slick y un kit aerodinámico específico diseñados para satisfacer a los conductores en busca de un pilotaje más incisivo, especialmente en circuito.

 

 

Por último, en el tope de la gama tenemos el A110 R, que se diferencia por un intenso trabajo de aligeramiento que ha permitido rebajar su peso hasta los 1.082 kilos, es decir, 34 kg menos en que el A110 S. La aerodinámica también se ha retocado para mejorar el apoyo y reducir la resistencia aerodinámica. Por primera vez en la gama A110, algunas piezas, como el capó, la luneta trasera y el difusor, han sido rediseñadas y, por tanto, son específicas de esta versión. El chasis, que se ha beneficiado de una puesta a punto exclusiva, el motor de 1.8 litros y 300 CV y el ambiente de competición del interior también contribuyen a este enfoque radical, que está diseñado para que la experiencia de conducción sea más intensa que nunca. Con un tiempo de 0 a 100 km/h de solo 3,9 segundos, el nuevo Alpine A110 R supera los límites de la deportividad.

Pero la cosa no acaba aquí. Apoyándose en su herencia, pero mirando decididamente hacia el futuro, la marca Alpine está a la vanguardia de la innovación, tanto en la competición con la F1 como en la carretera. Su próxima generación de modelos conformará el “Dream Garage”  con tres modelos exclusivos e innovadores, todos ellos 100% eléctricos: un compacto deportivo del que ya os hablamos el mes pasado, el A290_Beta; un crossover GT y un sustituto del A110. Como siempre y en cada uno de ellos, la experiencia de conducción se centrará en el conductor, la emoción y el placer de conducir. Además, la marca ha presentado Alpenglow, un concept-car impulsado por hidrógeno que encarna la estrategia de Alpine como fabricante de coches de carretera, como figura del motorsport y como marca socialmente responsable. 

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