Chatarally: una forma más de disfrutar del motor

No son los más rápidos, no son los más potentes... pero tienen algo en común: muchas ganas de pasarlo bien y disfrutar al volante de sus automóviles.

Este genial proyecto nace cuando Tono le dice a su primo Ale que por qué no va un fin de semana, en agosto, a verle a Ibiza con su Fiat 126. Así podrían los dos darse una vuelta por la isla, ya que Ale también tiene un clásico, un Citroën 2CV. Como era de esperar, le dice que le parece brillante. Pero la idea se quedó aparcada, nunca mejor dicho, hasta que un día, en una boda familiar, se retoma la conversación. Esta vez se empiezan a apuntar primos, tíos y amigos. Es entonces cuando deciden que los únicos requisitos para participar y formar parte es que los coches no tienen que tener aire acondicionado ni dirección asistida. "La gracia es que se te pegue la tapicería de skay a la espalda", nos dicen. Podríamos decir que ese fue el nacimiento del Chatarrally.

Conviene matizar que el Chatarrally no es una carrera, es una prueba para ver quién acaba el fin de semana sin una avería, y si lo hace, cómo se las apaña para arreglarla y poderlo montar en el Ferry de vuelta a la Península.

En este rally no se premia al más rápido, sino al coche que mejor cumple los requisitos de Chatarrally: el típico coche que todos sabemos que se va a estropear. Las risas entre piloto y copiloto están más que garantizadas y hacen que el fin de semana sea inolvidable. Tanto es así, que en la primera edición, celebrada en el mes de septiembre de 2022, participaron cinco coches y nueve personas. Un año más tarde  casi triplican, ya que fueron 15 coches y 23 personas. ¿Cuántos serán en 2024?