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Bernie Ecclestone: el camino a la perdición del antiguo mandamás de la Fórmula 1

Tras evitar a la justicia británica varias veces, mientras amasaba una fortuna de más de 3.700 millones de euros, el ex zar de la F1 acaba de ser condenado a 17 meses de cárcel y a una multa de 748 millones de euros por fraude fiscal.

Con la misma dedicación que convertía a la Fórmula 1 en un deporte global y cosechaba una fortuna estimada en 4.000 millones de euros, Bernie Ecclestone (Bungay, Inglaterra; 28 de octubre de 1930) maniobraba para ocultar a la corona británica sus verdaderos ingresos. Pero tanto va el cántaro a la fuente que...

Londres, marzo de 2011, en su mansión de Princess Gate, a menos de 50 metros de la hierba húmeda del invierno de Hyde Park, Charles Bernard “Bernie” Ecclestone estaba al teléfono. Sobre su escritorio de roble oscuro macizo un bolígrafo Mont Blanc Meisterstück y al lado, un carpetín con una inscripción: “Germany”.

“¿Qué quieres decir con que están pasando los datos a la hacienda inglesa? ¿Cómo es posible? ¿No pudisteis evitarlo?”, casi gritaba Bernie muy alejado de su habitual tono de voz bajo y susurrante que utilizaba habitualmente en los negocios. Furioso, golpeó con el móvil sobre el carpetín y colgó.

Del otro lado de la línea sus abogados en Dusseldorf, Norbert Sharf y Sven Thomas se sobresaltaron. “¡Vaya, que poco agradecido!”, le dijo Sven a su compañero. “Hacemos lo posible para desvincularlo del affaire Gribkowsky y encima se enoja”.

Bernie respiró hondo y abrió el carpetín maldito. Allí estaba una carta de la Hacienda inglesa advirtiéndole de una auditoría de rutina sobre su situación fiscal, procedimiento COP8, cuando todavía no había motivos para sospechar de evasión alguna.

“Estos se están oliendo algo”, no pudo evitar el pensamiento. Y, efectivamente, había dejado una pistola humeante como pista por la venta parcial de los derechos de la F1 en 2005/2006 a sus nuevos “patrones”, CVC Capital Partners.

Pagando para conservar poder

En 2005, de acuerdo con Gerhard Gribkowsky, jefe de riesgos del banco estatal bávaro Bayern LB, había orientado la venta del paquete que poseía esa entidad hacia CVC, dejando de lado a otros postulantes. A Gribkowsky, el estado bávaro le acusaba de haber recibido 33 millones de euros (entonces 44 millones de dólares) procedentes de Ecclestone para facilitar la operación. Encarcelado desde enero de 2011 por ello, Gribkowsky iba a cantar, seguro.

En junio de 2012 el juez bávaro Peter Noll condenó a Gribkowsky a ocho años y medio de prisión. El rastro electrónico revelaba 33 millones recibidos por Gribkowsky en dos cuentas austriacas. Peor aún, Bayern LB había transferido a Ecclestone y al Bambino Trust en Liechtenstein 49 millones de euros por su intermediación en la venta. La jugada parecía maestra: Bernie salía ganando dinero y se mantenía como Director Ejecutivo de la F1.

Hasta el 5 de agosto de 2014, día de la cita en la Corte regional de Múnich. A las 11:00 tendría lugar la audiencia previa al juicio a Ecclestone por soborno (a Gribkowsky y daños al Bayern LB).

Los numerosos periodistas presentes en la sala se quedaron helados cuando el fiscal Peter Weiss anunciaba que se había llegado a un acuerdo con Ecclestone: el estado de Bavaria iba a recibir 76,9 millones de dólares y dar por zanjado el asunto. Bernie sonrió aliviado. Había logrado evitar diez años de cárcel.

A todo esto, Richard Las, director de investigaciones de fraudes agravados de la hacienda británica (His Majesty Revenues and Customs, HMRC), había seguido la pista del dinero y de las afirmaciones de Gribkowsky. El rastro le condujo a Singapur. Allí, en 2012, Ecclestone y sus socios de CVC habían iniciado, pero suspendido posteriormente, un proceso de lanzamiento en bolsa de parte de los derechos comerciales de la F1. Habían pretendido recaudar 2.000 millones de euros. Las y sus colaboradores preguntaron a la autoridad bancaria de Singapur si había alguna cuenta o fideicomiso sobre la que Bernie Ecclestone tuviese el control. Iban a recibir una pronta respuesta.

Se cierra la trampa

El 15 de julio de 2014 en la sede de los consultores fiscales de Bernie, Álvarez and Marsal en Londres, se reunieron los avezados expertos de la HMRC, Shanks, Marmitt y Thornley. Del otro lado de la mesa: Bernie y David Pert, uno de los directores de A&M. David estaba disgustado porque, contra su consejo, Ecclestone había insistido en reunirse con la HMRC para “dar por zanjado el asunto cara a cara”.

Hacienda había advertido a Bernie que la investigación se hacía según el protocolo COP9, que asume fuertes indicios de evasión y/o fraude fiscal. Bernie no podía mentir. En juego una casi segura sentencia de cárcel.

Tras preguntas de rigor y repasar algunas otras investigaciones que en el pasado habían concluido si acción alguna sobre las finanzas de Ecclestone, Shanks, experto en sacar verdad de mentiras preguntó:

“¿A excepción del fideicomiso y cuentas reconocidas ya mencionadas al comenzar esta reunión, ha tenido o tiene usted, desde 2008 y hasta, ahora vinculación como establecedor de un fideicomiso o como beneficiario del mismo fuera de Inglaterra?”. La respuesta fue rápida y contundente: “No”.

Largo silencio y miradas cruzadas entre los expertos de la HMRC. Pert contuvo la respiración y miró al techo. Volvieron a hacerle la pregunta e igual fue la respuesta. No se dijo mucho más. Con cara de póker los funcionarios de la corona se despidieron de sus anfitriones. Por fin lo habían pillado.

Con la colaboración de la hacienda y bancos de Singapur se había determinado que había dos fideicomisos (trusts), uno denominado “Kinian”y otro “Nanki”, que tenían relación con Ecclestone. Figuraba también a su nombre una cuenta en la sucursal del banco Julius Baer en ese país. Y más todavía, el Kinian Trust controlaba a la Regent Capital Services, empresa que se dedicaba a millonarias transacciones en moneda. Ecclestone había negado conocer esa cuenta pero la HMRC podía probar que Bernie se había reunido con el gerente de cuentas grandes de ese banco. Todo, perfectamente documentado. Bernie había mentido.

La sentencia final

Día 12 de octubre de 2023, Sala número 1, la reservada para casos notorios. El juez Simon Bryant se sonrojó un momento. Justo cuando tenía que dictar sentencia casi se le cae la peluca enrulada. Se acomodó sobre sus hombros la toga de amplios pliegues rojos y observó, con gesto de desaprobación a ese hombrecillo que parecía más pequeño de lo que ya era. Erguido, tenso, mirando hacia el elevado estrado de caoba oscura Bernie estaba muy serio.

“¿Entiende el alcance de su situación legal? ¿Se reconoce culpable de los cargos que se han presentado?”, Bernie, resignado, no podía más que afirmar: “Sí”.

Bryant se dirigió al fiscal de la Corona, Richard Knight: “¿Está conforme la fiscalía con la declaración de culpabilidad del acusado y con el acuerdo que él ha cerrado con la HMRC?”. La respuesta era obvia.

Trece páginas del veredicto leyó el juez, no sin cierta satisfacción. “No todos los días dicta sentencia uno por un caso con tanto dinero en juego. Los chavales de la HMRC se colgarán una medalla”, pensó para sí mismo.

“...Por lo tanto, teniendo en cuenta su edad, su condición cardíaca debidamente documentada y otros factores mitigantes le sentencio a 17 meses de prisión en suspenso por un período de dos años. Y por el acuerdo con la HMRC pagará usted a la corona la suma de 652.634.836 libras (748.330.989 euros), que cubre los periodos fiscales que van desde 1994/95 a 2021/22. En esta cifra se incluye una multa del 200% sobre lo que en su momento se ocultó a la hacienda. Pagará también 83.000 euros por los costes de la investigación de la HMRC.”

Seguido de su abogada Christine Montgomery, el propio Bernie abrió la puerta acristalada de la corte de Southwark, camino a una libertad condicionada, claro.

Caminaba aún más despacio que a la llegada. De repente se notaba más su edad, a punto de cumplir 93 años. No menos de veinte fotógrafos y camarógrafos obtuvieron sus imágenes. Mantuvo unos segundos abierta la puerta trasera derecha del Range Rover que le aguardaba.

Por ahí se escuchó: “¿Cómo se siente ahora?”. Su corta respuesta fue un balbuceo ininteligible, carente de energía. Su expresión, casi desconocida en él, transmitía incertidumbre, humildad. ¿Ha llegado Bernie al final de su camino a la perdición

Una vida esquivando a hacienda

1930 Nace el 28 de octubre, en Suffolk, Inglaterra.
1947-1961 Deja de estudiar. Vende motocicletas, pasa a los coches usados, compra vende propiedades y las financia. Hace una pequeña fortuna.
1972 Compra el equipo Brabham F1 por 100.000 libras.
1981 Gestiona, a comisión, los derechos comerciales de la F1 a través de la Formula One Promotions and Administration (FOPA).
1981 y 1983 Con Brabham, campeón de F1 con N. Piquet como piloto.
1985 Contrae matrimonio con la ex modelo croata Slavica Radic.
1987 Se firma un nuevo reparto de los ingresos de Televisión: FIA 30%, equipos 47%, FOM (Bernie), 23%. La FOPA pasa a ser FOM y se queda con lo que pagan los promotores de carreras.
1995 “Alquila” a la FIA por 10 millones de dólares anuales los derechos de la F1 por 14 años.
1996  Transfiere los derechos a los fideicomisos SLEC Trust y Bambino Trust de Liechtenstein, controlados por su esposa Slavica.
1998 Los activos de esos trusts pasan a Bambino Holdings en Jersey. Entre 1998 y 2013 Bambino cosechó 4.200 millones de dólares en beneficios. Paga el 1% en impuestos. Bernie, residente en Londres, no paga por ello.
1999 Adquiere los derechos de la F1 por 100 años a partir de 2010 por 313 millones de dólares. Vende 12,5% de SLEC a Morgan Grenfell por 325 millones y 37,5% a Hellman&Friedman por otros 700 millones.
2000 Vende a EM.TV 50% de SLEC por 1.000 millones de dólares.
2001 El magnate de la TV alemana, Leo Kirch adquiere la parte de EM.TV y adquiere de Ecclestone otro 25%.
2005 Por quiebra de Leo Kirch, 75% de los derechos son de los bancos JP Morgan, Lehman Brothers y Bayern LB. El resto de Ecclestone.
2006 CVC Capital Partners adquiere el 47,5% de Bayern LB por, aproximadamente, 800 millones de dólares. Ecclestone sigue al mando con el 15% de las acciones.
2009  Bernie se divorcia de Slavica Radic.
2011 Se casa con Fabiana Flosi, 46 años más joven que él y secretaria del GP de Brasil.
2014 Paga 76,3 millones de dólares al estado bávaro por el caso Gribkowsky para que se suspenda su juicio.
2015 La F1 factura 1.700 millones de dólares y gana, antes de impuestos, 571 millones.
2017 Liberty Media adquiere los derechos de la F1 por 8.000 millones de dólares. Ecclestone recibe 29 millones por las acciones que le quedaban. Deja de ser CEO de la F1 y es “presidente emérito” hasta enero de 2020.

 

 

 

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